Medio ambiente

Cinco engaños de los vasos en los festivales

Muchos eventos cobran por los vasos pero no se ocupan del retorno ni de la reutilización

Un macrofestival en Barcelona, en una imagen de archivo.
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BarcelonaHace veinte años empezaron a popularizarse los vasos reutilizables para reducir la acumulación de residuos plásticos durante las fiestas mayores. En Cataluña, la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) fue pionera en el sistema de vaso retornable con depósito y el modelo se extendió a municipios como Molins de Rei, Rubí o Girona. Cada vez más administraciones han ido dando el paso de eliminar los vasos desechables, y ahora son los grandes eventos sociales y culturales y los festivales musicales los que lo hacen obligados por la legislación. Ahora bien, la fundación Rezero constata que tras el cumplimiento de la ley se esconde "una fórmula de negocio" basada en el blanqueo ecológico (greenwashing, en inglés).

Según esta fundación independiente y sin ánimo de lucro, el modelo de vasos reutilizables de las organizadoras de festivales sólo les beneficia a ellas, ya que les supone una nueva fuente de ingresos. A escala medioambiental, en cambio, no tiene ningún sentido: a menudo no cuentan con una logística de retorno –puntos de lavado y personal para la recogida– y la reutilización queda en manos de los usuarios, que deben decidir si se los llevan a casa o si los tiran a la papelera. En definitiva, los vasos reutilizables funcionan de facto como vasos desechables.

Rezero afirma que la mayoría de los macrofestivales prohíben entrar bebidas o agua de casa, y fuerzan a comprarlo todo dentro y "a precios desorbitados". Además, piden de 1 a 4 euros por un depósito que no siempre puede devolverse. Si se devuelve, a menudo no disponen de un engranaje de lavado que permita su reutilización. "Una oportunidad para avanzar hacia el residuo cero ha terminado manipulada y la víctima de estos abusos disfrazados de ecologismo es el público", denuncia la fundación.

Varias "trampas"

El toque de atención de Rezero se basa en la detección de cinco "trampas" en los diversos festivales, como el Primavera Sound o el Sónar. Según la fundación, una es que se siguen fabricando millones de vasos cada año y encima con diez veces más de plástico que antes. "Como no se responsabilizan de la recogida y el lavado, en muchos casos acaban abandonados. Con el agravante de que, al contener más plástico, implican mayor desperdicio de recursos", dicen. Éste fue el caso del Sónar en el 2024, aunque este año han contratado un servicio de recuperación y lavado, añaden.

Un segundo problema identificado es el diseño de los vasos: es habitual que incluyan la fecha y el logotipo del festival, lo que imposibilita la reutilización en otros eventos. Y una tercera trampa es que los asistentes deben pagar por el vaso tanto si quieren como si no, ya que los organizadores "no tienen ningún interés en recuperarlos". La entidad apunta a que festivales como Alma tampoco devuelven el dinero pagado por el vaso porque no se cobran en concepto de depósito, sino que la organización les obliga a adquirir un vaso de plástico. "El redactado dice que la organización sólo está obligada a devolver el dinero del vaso si se ha cobrado en concepto de depósito", lamenta Rezero.

Una barra en un macrofestival en Barcelona, en una imagen de archivo.

Muy ligado con el punto anterior, los vasos se han acabado convirtiendo en un elemento más de merchandising. "Pero las montañas de vasos no dejan de ser montañas de plástico derrochado, también en el fondo de un armario de la cocina", defienden. Y esto lleva al quinto engaño: llenar cajas de vasos usados y enviarlos a reciclar es lo mismo que se hace con los vasos desechables. "Eso es lo que hacen algunos festivales, como el Primavera Sound, y es una opción ambientalmente peor que la reutilización: se pierde energía, calidad del material y eficacia ecológica. Si el vaso no se reutiliza, no es sostenible", denuncian desde la entidad.

Pendientes de las normativas

El informe señala que el Festival Cruïlla, por ejemplo, sí tiene un sistema de recuperación y lavado de vasos que funciona con un sistema de depósito. Por alusiones, fuentes del Cruïlla subrayan que el 90% de los envases que utiliza son retornables y que facilitan el retorno de los vasos e incentivan la colaboración de los asistentes con puntos móviles de retorno. Una vez entregado el vaso, se devuelven inmediatamente los 2 euros de depósito en la pulsera.

La directora general de Rezero, Rosa García, pide a las administraciones la aplicación de forma urgente de las normativas para obligar a los promotores privados a establecer circuitos de retorno de envases y de auténtica reutilización. Fuentes gubernamentales confirman al ARA que son conscientes de estas praxis y que la ley de residuos, aún en tramitación, deberá controlar, entre otras cuestiones, el funcionamiento de estos sistemas.

García también recuerda que el ministerio de Transición Ecológica debe terminar el Real decreto de envases de cara al 2026 y pide que rectifique la "mala redacción" de todos los artículos referentes a los envases reutilizables. "Hay que obligar de forma clara, sin que se pueda realizar ningún tipo de interpretación, a tener sistemas que garanticen el retorno, la higienización y la reutilización de los vasos y de los envases en estos eventos", afirma.

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