25-N

"¡Se acabó!": Barcelona exige el fin de las violencias contra las mujeres

La Guardia Urbana cifra en 6.000 personas la asistencia a la manifestación, el doble que la del pasado año

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Pancartas y proclamas en la manifestación del 25-N en Barcelona.

BarcelonaPara quienes padecen violencia física, psicológica y sexual de la pareja y de la familia. Para las que son acosadas por los compañeros de trabajo y por los desconocidos, en el mundo académico, cultural y deportivo. Para las que son discriminadas por su identidad de género, por su peso corporal, por el color de su piel y por su origen. Para las enfermas y discapacitadas. Para las que carecen de papeles y para las que viven en la calle. Para las víctimas de las guerras. Para las asesinadas. "Para todas las mujeres: ¡se acabó!", han gritado este sábado a Barcelona Dolo Pulido y Marisa Fernández, miembros del espacio Noviembre Feminista, la red de colectivos en defensa de los derechos de las mujeres que encabeza la manifestación central del 25-N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. "Nos va la vida", han clamado desde el escenario instalado en la plaza Universitat, y han añadido que las violencias machistas son estructurales, golpean de forma diferente, pero afectan a todas las mujeres.

Al ritmo de la batucada y del grito "Viva la lucha feminista!", miles de personas –6.000, según la Guardia Urbana de Barcelona– han recorrido el centro de la capital catalana, desde la confluencia del paseo de Gràcia con la Diagonal hasta Universitat, para exigir el fin de las violencias machistas. Fuentes de Noviembre Feminista aseguran que la participación en la manifestación ha sido superior a la del año pasado (se calcula que participaron unas 3.000 personas) y "muy superior" a la estimada por la policía, ya que la elevan hasta las 40.000 personas.

Este año, los movimientos feministas han convocado diversos actos y concentraciones en toda Catalunya y han hecho suyo el lema de las futbolistas de la selección española #Se haAcabado! para enviar un mensaje claro contra "el heteropatriarcado capitalista, racista y colonial". Una proclama que dio la vuelta al mundo tras el caso del beso forzado a la futbolista Jenny Hermoso durante las celebraciones del Mundial de fútbol.

En Madrid, el 25-N ha vuelto a sufrir grietas por las diferentes posturas ante la ley trans, la prostitución y la ley del sólo sí es sí y ha habido dos marchas, la de la mañana con la nueva ministra de Igualdad, Ana Redono, y la de la tarde con la ex ministra Irene Montero. En cambio, en Barcelona sólo se ha convocado una. La riada unitaria de manifestantes, con pancartas como "Tu miedo a mi libertad es machismo" y "Llamo por los miles que han callado", se ha mezclado con los peatones que compraban en las tiendas del centro, paseaban bajo las luces de Navidad u observaban cómo la Casa Batlló se iluminaba con el color lila. "No nos miren, sumítese", se podía escuchar. "Es el patriarcado, no es un caso aislado", decían otras.

Manifestantes en Barcelona contra la violencia machista

La columna de gente ha desembocado puntualmente a las 20 h en la plaza Universitat, desde donde mujeres, niños y hombres han unido sus voces para denunciar las múltiples caras de las violencias machistas y reivindicar la unidad y la diversidad de las mujeres. Desde el escenario, aclamadas por los asistentes, las convocantes han mostrado reiteradamente su solidaridad con las mujeres de Gaza y Cisjordania –algunas llevaban pañuelos palestinos–, Afganistán y Ucrania. También ha habido mensajes contra la victoria de Javier Milei en Argentina, a quien han calificado de misógino.

Los datos de violencia machista siguen siendo insoportables: en estos 11 meses del 2023 ha habido en Catalunya 14 asesinatos de mujeres, que han dejado ocho criaturas huérfanas, y 127 desde que hace ocho años se empezó a realizar el recuento. La consellera de Igualtat, Tània Verge, ha recordado el nombre de las 14 mujeres asesinadas y ha asegurado que este 25 de noviembre la calle llama para defender tanto a las mujeres que ya no tienen voz como las que tienen "miedo, vergüenza o culpa" . "Las violencias machistas no son una lacra, son parte del sistema y tenemos que atacar sus raíces todos los días", ha afirmado Verge en declaraciones a la prensa antes de que empezara la manifestación.

El papel de la administración

Tras el movimiento Me Too, un revulsivo social para que miles de mujeres dieran el paso y rompieran el silencio (después de décadas, en muchos casos) y las leyes, las campañas institucionales y la fuerza del feminismo, ha cuajado el mensaje de que las violencias atraviesan clases sociales, generaciones y nacionalidades. Que se pueden dar en el reservado de una discoteca ya la intimidad de casa. Que los agresores pueden ser hombres con un currículum brillante en su trabajo, padres y abuelos, parejas y amigos, y que los violadores de la capucha son casos aislados.

Es cierto que están aflorando más violencias, pero ese aumento que se ve en todas las estadísticas puede ser, precisamente, que las mujeres han aprendido a identificar acosos y agresiones y también se atreven más a denunciar. "No es culpa vuestra, estamos a su lado", ha dicho Virgen, que ha pedido la implicación de toda la sociedad, pero especialmente de los hombres, para conseguir "cambios estructurales". La ley del sólo sí es sí, pese a que los errores han liberado a decenas de agresores, ha grabado a fuego la importancia del consentimiento. Un reconocimiento imprescindible para unas relaciones sexoafectivas de igual a igual.

La lucha contra el machismo se entiende desde la sororidad, las redes de mujeres que actúan como autodefensa, dice el manifiesto de este Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Sin embargo, esto no será suficiente si las administraciones no abocan esfuerzos para hacer políticas públicas con servicios y recursos suficientes para proteger y ayudar a recuperar a las víctimas de esta violencia, sin estigmatizarlas y aplicando siempre la "perspectiva de género".

En este sentido, la consellera Verge ha dicho que ante "la ola reaccionaria" que se vive en varios puntos del Estado donde gobierna el PP con Vox o con su apoyo, la Generalitat ha triplicado los recursos contra la violencia machista. "Trabajaremos para hacer aún más políticas desacomplejadamente feministas", ha destacado, si bien también ha pedido a toda la ciudadanía que actúe si es testigo de violencias, y que se asesore si no tiene claro cómo hacerlo.

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