Arte

50 años del testamento vital y artístico de Salvador Dalí

El Teatro-Museo Dalí de Figueres celebra medio siglo de vida con tres proyectos expositivos que reflexionan sobre la mirada del artista catalán hacia la historia del arte

Foto de Melitó Casals en Salvador Dalí durante las obras del Teatro Museo, en 1970
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HiguerasSalvador Dalí (1904-1989) es un artista único, original e irrepetible. Con su obra, ingente y extraordinaria, redefinió el rumbo de la modernidad. A pesar de su espíritu eminentemente vanguardista, sin embargo, en sus creaciones también resuena la factura de los grandes maestros de la historia del arte. Y es que Dalí, además de proyectar una visión privilegiada –casi premonitoria– del futuro, nunca quiso dejar atrás toda la herencia acumulada del pasado. Este diálogo entre vanguardia y tradición se hace absolutamente evidente en Teatro-Museo Dalí de Figueres, concebido por el propio artista, que este año celebra 50 años de vida. Este museo representa una especie de testamento o síntesis estética y vital en la que, en forma de homenaje y reinterpretación, se concentran todas las influencias y fascinaciones de Dalí, desde la cúpula de vidrio que imita a las estructuras de los arquitectos renacentistas hasta las notas de Wagner que suenan en el patio descubierto.

Para conmemorar el 50 aniversario, la Fundación Gala-Salvador Dalí estrena tres nuevas exposiciones, centradas justamente en esta visión particular que el artista tenía de los autores clásicos que le precedieron. Las tres muestras temporales, que van acompañadas de un recurso audiovisual, reflexionan sobre cómo plasmó Dalí sus conocimientos acreditados de historia del arte en el Teatro-Museo, construido sobre las ruinas del antiguo teatro de Figueres, quemado durante la Guerra Civil. "El museo es un espacio muy especial en el que Dalí nos invita a entrar en su cerebro dando un protagonismo clave al espectador, que es quien debe completar la obra de arte", explica Montse Auger, directora de los Museos Dalí , que añade: "Las nuevas exposiciones nos ayudan a entender cómo Dalí entendía el arte y su museo, concebido como un espacio para la imaginación, el conocimiento y el entretenimiento".

'El nacimiento de las angustias líquidas' (1932), de Salvador Dalí.

La efeméride se celebrará durante todo el año, con una serie de actividades que se irán anunciando progresivamente. La primera, el miércoles 25 de septiembre al mediodía, es el recibimiento institucional de Felipe VI en el Teatro-Museo, seguido, el sábado 28, de una fiesta popular en la calle con gigantes, pasacalle, dulces figuerenses y un pastel sorpresa elaborado por Christian Escribà . Coincidiendo con este 50 aniversario, la Fundación Gala-Salvador Dalí presenta también una nueva adquisición en su colección: El nacimiento de las angustias líquidas, un óleo sobre lienzo de 1932 comprado recientemente en una subasta de Christie's, en Londres.

El Teatro-Museo Dalí: un organismo vivo

El primer proyecto expositivo de la conmemoración de los números redondos se centra en todo el proceso de construcción del museo, desde el planeamiento inicial hasta la inauguración de 1974 o las intervenciones posteriores. El recorrido se traza a partir de dibujos, filmaciones de época y material fotográfico de su amigo Melitó Casals, en gran parte inédito, que demuestra el nivel de involucración extremadamente activa del artista, que diseñó planos y esbozos, visitó las obras o pintó las paredes, de la mano del arquitecto Emilio Pérez Piñero. "La excepcionalidad del proyecto es que el propio artista es quien diseña el museo y materializa un organismo vivo, siempre abierto e inacabado, donde perdura lo más extravagante y sólido de su obra", explica Rosa M. Maurell, comisaria de la primera muestra.

Salvador Dalí pintando el techo de la Sala Palacio del Viento del Teatro-Museo.

El aparato fotográfico blando: una visión daliniana

Dalí era un ferviente amante del arte y visitaba, a menudo de manera casi compulsiva, exposiciones y galerías de todo el mundo, de modo que conocía de primera mano cuál era el papel del visitante en un museo. Por eso, en este segundo proyecto expositivo, la Fundación Gala-Salvador Dalí propone un itinerario por las pinacotecas o muestras que el artista figuerense contempló en vivo, para poner de manifiesto cómo el Teatro-Museo condensa la mirada de Dalí sobre el resto de museos y, al mismo tiempo, la mirada de los espectadores sobre Dalí. "El aparato fotográfico blando era su manera de definir el ojo y, en esta exposición, queremos mostrar la mirada de Dalí hacia sus referentes e interpelar al visitante para reflexionar sobre cómo observamos ahora a Dalí", comenta la comisaria Claudia Galli. En la recopilación se pueden ver imágenes, de nuevo inéditas, como la de Gala y Dalí paseando de la mano por la sala dedicada al neoclasicismo del Louvre de París o la del artista admirando atentamente el Retrato de hombre (1476) de Antonello da Messina en Turín.

Salvador Dalí y Gala en el Museo del Louvre.

Mis pintores predilectos: Velázquez, Vermeer, Rafael

La vertiente, poco conocida, de Dalí como espectador de grandes pinacotecas hace de puente con la tercera y última exposición de los 50 años del Teatro-Museo, que gira en torno a los tres pintores de cabecera del artista: Velázquez, Vermeer y Rafael . Para demostrar el diálogo evidente entre Dalí y estos tres autores clásicos, la Fundación presenta una muestra de 14 piezas del fondo –algunas de ellas raramente expuestas– en las que se observa de forma nítida la influencia de los maestros citados. Sobre Velázquez, se pueden ver versiones de Las Abuelas (1965), entre las que destaca un retrato de Dalí en Gala de 1973, en el que se emula de forma brillante el mismo juego de espejos; de Rafael destaca una revisión de la Santa Catalina de Alejandría (1508), fragmentada en un mar de prismas, que data de 1955; y sobre Vermeer es especialmente impresionante el cuadro Elementos enigmáticos en un paisaje (1934), en el que Dalí sitúa al pintor holandés fuera del estudio, en medio de un paisaje surrealista. "Para Dalí, Vermeer es el pintor que mejor reivindica el arte de la contemplación, Dalí se dejaría cortar las manos para poder observarlo mientras pinta en su caballete", explica la comisaría Carme Ruiz.

La sala en la que se exponen 14 obras de Dalí inspiradas en cuadros clásicos.
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