Entrevista

Aleix Dalmau: “El agricultor debe espabilarse: en el campo también hay que innovar para sobrevivir”

Fundador de Can Garús, explotación agrícola pionera en microbrotes para restaurantes gourmet

Marc Amat
2 min
Aleix Dalmau: “El agricultor debe espabilarse: en el campo también hay que innovar para sobrevivir”

Empezaron con un fracaso.

Un inicio accidentado. Pese a que había estudiado comercio internacional, en 2002 decidí apostar por el campo y montar una explotación agrícola dedicada a la producción de lechugas con raíz. Fue una mala jugada. Durante la elaboración del estudio de mercado, hablé con varios distribuidores que me aseguraron que estarían dispuestos a comprarme el producto; cuando puse en marcha toda la producción, se echaron atrás. Entonces yo tenía 22 años y pagué la novatada. Ante este panorama, en el 2004 pivotamos y nos especializamos en algo que, entonces, era inédito en España: los microbrotes. Ahora tenemos 20 trabajadores, 170 referencias en el catálogo y servimos nuestros productos en buena parte de los restaurantes que tienen estrellas Michelin en el Estado.

Con la primera incursión en el campo, no salieron adelante. Y cuando, una vez reorientados, empezaron a crecer con fuerza, sufrieron un incendio que se lo calcinó todo.

Dramático. En 2011 habíamos empezado a tomar impulso después de la crisis -que nos llegó en forma de impagos- y habíamos cerrado el ejercicio facturando 120.000 euros. Sin embargo, un año más tarde, las llamas nos destruyeron completamente los 1.500 metros cuadrados que teníamos de invernadero. Aunque de entrada fue un duro golpe, con el tiempo hemos descubierto que en realidad fue un punto de inflexión muy positivo. Nos sirvió para perder el miedo a crecer, para corregir grandes errores que teníamos y para externalizar algunos servicios que hasta entonces nos eran una carga añadida. Con la ayuda de los trabajadores y de nuestros amigos, a los tres meses ya pudimos tener de nuevo la producción en marcha. Pero hemos remontado. Recientemente hemos recibido el Premio Emprendimiento Quintanes/BBVA y desde el incendio estamos teniendo crecimientos en la facturación del 55% interanual.

Deunidó. ¿Cuánto facturan?

Cerramos en 2016 moviendo 650.000 euros, pero estamos en pleno crecimiento. De hecho, si la temporada va bien, esperamos poder cerrar este 2017 situándonos en torno a los 930.000 euros.

A menudo se percibe la agricultura como un sector muy reticente a innovar. ¿Cree que es así?

Es bastante cierto. El agricultor debe espabilarse: debe recordar que el campo es un negocio como cualquier otro y, por tanto, debe hacer todo lo posible para que sea rentable. Para sobrevivir, también es necesario innovar. No se puede vivir permanentemente a golpe de subvenciones. El sector primario necesita sufrir una transformación: debe apostar por diversificarse, buscar un nicho de mercado poco explotado y ofrecer un producto que tenga valor añadido. Si se siguen estas premisas, salir adelante es más sencillo.

Estudió comercio internacional, pero todavía no han empezado a vender en el exterior.

Algún día daremos el salto fuera, pero, de momento, no queremos distraernos. Preferimos centrarnos en el mercado español, donde ahora está empezando a aparecer la competencia. Además tenemos un gran problema para internacionalizarnos: la logística. Para mantener la calidad de nuestros productos debemos servirlos en el restaurante en menos de 24 horas. Encontrar una empresa en la zona de Llers (Alt Empordà) que nos asegure una distribución capilar tan rápida en el Estado ya ha sido una auténtica proeza.

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