El análisis de Antoni Bassas: 'Acabamos la semana del apagón sin saber las causas'

Saber las causas tiene un interés fundamental, que va mucho más allá de saber quién lo paga, tanto política como económicamente, que deberíamos estar seguros de que no volverá a pasar

Torre de alta tensión
02/05/2025
2 min

Acabamos la semana del apagón que pasará a la historia sin saber las causas. Ha sido tan grande que podemos imaginarnos el gobierno español, Red Eléctrica y las eléctricas privadas que hacen negocio con la generación y la distribución eligiendo cuidadosamente qué explicación les conviene más. Y atención, porque saber las causas tiene un interés fundamental, que va mucho más allá de saber quién lo paga, tanto política como económicamente, que deberíamos estar seguros de que no volverá a pasar.

Como publicamos hoy, un comité de expertos europeo investigará las causas del apagón en España y Portugal, que califican de "incidente excepcional y grave". No es un comité totalmente independiente, porque incluirá a expertos que estuvieron implicados en el incidente. Por su parte, Red Eléctrica asegura que ya ha entregado al gobierno español "los millones de datos" solicitados.

El gobierno de Pedro Sánchez está muy incómodo con el apagón. Más allá de las razones obvias, el lunes tardó casi seis horas en comparecer, y estos días le hemos oído diciendo, en intervenciones de meses atrás, que eso de que en España se podía producir un gran apagón era una noticia falsa, un rumor de esos que corren para asustar. Después, vino el 28 de abril y demostró que el apagón total era posible. La vicepresidenta Montero ha pedido paciencia, y ha dicho lo de llegar hasta el fondo, mientras Yolanda Díaz ha hablado de exigir responsabilidades archimillonarias.

De fondo, en las primeras explicaciones, hemos oído que el problema es que nos hemos arrojado masivamente a producir energía renovable, sobre todo solar, y que el sistema no está preparado para recibirla. La pregunta permanece: ¿cómo es posible que el sistema no esté preparado para recibir energía procedente de una nueva fuente, limpia y considerada imprescindible, si queremos ralentizar la crisis climática? ¿Quién no ha hecho lo que debía haberse hecho?

Y, por último, un último apunte sobre comunicación de crisis. La consejera de Interior, Núria Parlon, dijo en Catalunya Ràdio que no nos van enviar SMS a los móviles porque no existía riesgo para la vida. Aparte de ser discutible (si falla la luz el funcionamiento de la movilidad y de todos los servicios es precario y, por tanto, peligroso), parece como si los gobiernos catalán y español no entendieran que la gente está muy susceptible, y con razón: venimos de la pandemia, venimos de la DANA y no sabemos si vamos a una guerra. Una caída de luz en toda la Península nunca la habíamos visto. ¿Qué quieren que pensemos, que "es de ellos" y ya está? Un SMS puede ser tranquilizador, porque puede dar una versión oficial que desactive las teorías de la conspiración y hace que no te sientas solo. Ahora que hemos aprendido, incluso a base de simulacros, que cuando pasa una gorda recibiremos un SMS, pasa una muy gorda y no lo recibimos. Otra cosa es que los SMS hubieran podido enviarse: según los expertos, las antenas de la telefonía móvil sin batería de reserva (que son la mayoría) no podían haber dado servicio ni de voz, ni de datos, ni de alertas. ¿Alguien lo mirará para aprender la lección?

Buenos días.

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