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El análisis de Antoni Bassas: 'La insólita comparecencia del terrorista en el Congreso'

Las palabras de Mohamed Houli no irán más allá. Políticamente, Junts ha logrado que sean pronunciadas en el Congreso. La familia del niño de Rubí que murió en la Rambla estudia querellarse contra el ex director del CNI. Pero la justicia dictó sentencia y el Estado ha echado tierra encima. Fin del capítulo

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14/02/2025
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Lo ocurrido ayer en el Congreso fue insólito: un condenado por los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto del 17 acusó al CNI conocer las intenciones del imán de Ripoll.

Fue insólito todo: que alguien que está condenado a 43 años de cárcel por un delito de terrorismo fuera a declarar personalmente al Congreso; que el juez de vigilancia penitenciaria, en vez de hacerlo declarar por videoconferencia, le autorizara a viajar de la cárcel de Córdoba a Madrid, y, finalmente, fue insólito el resultado de la sesión, que resumió la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo: "Llevaron a un terrorista a terror. Por eso los diputados del PP se fueron de la sala, y los del PSOE, Sumar y Vox no le hicieron ninguna pregunta. Sólo preguntaron Junts, Esquerra y Bildu.

Las preguntas clave eran dos. Una: por qué lo dice ahora? Porque ahora ya estaba condenado y no podía tener represalias. ¿Tiene pruebas? No, ninguno, él dice que eso se lo dijo otro terrorista, pero que quiere que el Estado investigue qué sabía y qué no el CNI. Según Mohamed Houli, el CNI tenía conocimiento de las intenciones del imán y permitió que fuera a Ripoll y los radicalizara.

“El CNI tenía conocimiento de las intenciones que tenía el imán y permitieron que el imán nos comiera la cabeza. Lo digo ahora y no lo digo antes por miedo a las represalias o que me pudiera perjudicar. Pero ya estoy condenado y no tengo nada que perder. imán y pasó esto".

Terminó la declaración, el compareciente volvió a ser conducido al furgón policial de vuelta a prisión y el acto será utilizado por el PP y Vox para señalar el precio que Sánchez debe pagar a Junts para poder gobernar, pero el caso no volverá a abrirse. Lo único que insistió en hacerlo fue el presidente Puigdemont, con un mensaje en la red X: "Más claro no puede decirlo".

Con los atentados de agosto del 17 ocurre que lo que admitió que el Estado podía haber jugado a dar un susto en Catalunya y que luego se le fue de las manos fue el comisario Villarejo, que es un policía de nula reputación y que si dice esto es para comprometer a quienes le han dejado caer, no por amor a la verdad. Pero ocurre también que el imán de Ripoll fue confidente de los servicios secretos españoles y que el 17 de agosto del 17 faltaba un mes y medio para el referéndum del 1 de Octubre, que el Estado quería impedir a toda costa. El dramatismo político de esas fechas abre sus puertas a todas las especulaciones, incluso a eso que llaman "teoría de la conspiración" para hacer pasar por locos o irresponsables a quienes creen que el Estado es capaz de organizar un atentado para defenderse. Y el problema es que España lo sabe, y en democracia. 

Como les decía, las palabras de Mohamed Houli no irán más allá. Políticamente, Junts ha logrado que sean pronunciadas en el Congreso.

La familia del niño de Rubí que murió en la Rambla estudia querellarse contra el ex director del CNI. Pero la justicia dictó sentencia y laEstado ha tirado tierra encima. Fin del capítulo.

Buenos días.

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