El análisis de Antoni Bassas: 'Illa y la solidaridad con España'

Si la solidaridad se mide en dinero, Cataluña ha pagado buena parte importante del progreso de España. Si se mide en convivencia, aquí han encontrado su sitio en el mundo millones de españoles. Y si se mide con la Constitución, si todos los españoles viven hoy en una autonomía es gracias a Catalunya y País Vasco. O sea que si Catalunya ha hecho algo ha sido contribuir a mejorar a España.

Hoy, aparte de la apertura del año judicial y Pedro Sánchez prometiendo que habrá más dinero para todas las autonomías, la noticia está en el Parlament, donde tiene lugar el primer debate parlamentario del presidente Illa.

Illa ha sido hábil y sólido, a su modo. Se ha presentado como un político dialogante y ha conseguido rodear el debate, incluso con Junts, con el presidente del grupo Albert Batet, de un tono de humildad, de respeto y de mano extendida, pidiendo a todos actitud constructiva.

Pero lo más importante que ha dicho el presidente ha sido al principio de su intervención, cuando ha manejado, arriba y abajo, el concepto clave de este año político, en España y en Cataluña, que es el concepto de solidaridad: “El mi planteamiento político es un autogobierno fuerte, con los recursos necesarios para prestar los servicios públicos a los que los ciudadanos de Cataluña tienen derecho. Una implicación, también desde Cataluña, en la mejora de España. Desde un concepto de solidaridad que se aviene con los valores socialdemócratas y de humanismo cristiano que defiendo y que están en la base de mi acción política en el marco de una Europa de horizonte federal. El acuerdo se cumplirá. Que no cuente a nadie, ni aquí ni fuera de aquí, con nosotros para hacer ruido. Y Catalunya es solidaria. Creo que puedo decirlo más fuerte o más flojo, pero no más claro; Cataluña no quiere ser más que nadie pero tampoco menos que nadie”.

Es un resumen de la entrevista en TV3: no quiere ruido, servicios públicos, mejorar España, solidaridad (es decir, dinero de Catalunya hacia España pero con principio de ordinalidad). Éste es Illa, de momento. Que nombra cargos con declaraciones, escritos y actitudes incluso ofensivas para los independentistas, que él mismo acude a la manifestación de españolidad del 155, pero que ahora sólo tiene 41 diputados, los independentistas le sostienen a él ya Sánchez, y decide perfil bajo.

Por cierto, el debate sigue teniendo una anomalía a la que ya apenas prestamos atención: el jefe de la oposición no estaba, está en el exilio sin que se le aplique la amnistía.

Sobre el planteamiento de solidaridad con España del presidente Illa: Si la solidaridad se mide en dinero, Cataluña ha pagado una buena parte importante del progreso de España. Y si no es medida en dinero, si se mide en convivencia, al catalanismo siempre ha sido pacífico, y aquí han encontrado su sitio en el mundo millones de españoles. Y si se mide con la Constitución, si todos los españoles viven hoy en una autonomía es gracias a Catalunya y País Vasco. O sea que si Catalunya ha hecho algo ha sido contribuir a mejorar a España. Pero hace ya décadas que de Catalunya sólo se quiere que se calle y que pague. Illa debe pensar, íntimamente, legítimamente, que una convivencia armónica hispano-catalana es posible, pero por eso sería necesario un espíritu como el del 77, y estamos lejos de ese momento histórico. Ese fue un momento hecho de la necesidad de salvar la democracia y que Catalunya no cayera en manos de la izquierda o del separatismo. Curiosamente, ese momento, el de la nueva financiación, también está hecho de la necesidad: de la de Pedro Sánchez.

Buenos días.

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