El análisis de Antoni Bassas: "Mejor en Barcelona. En Nueva Zelanda necesitamos el dinero para salud y educación"
Dice que necesita el dinero para sanidad o educación. Ve qué cosas. Es verdad que llevando ese argumento hasta el extremo no haríamos ni la fiesta mayor, pero la frase captura una idea de prioridades en el gasto que todo el mundo tenemos muy interiorizado. Y ante esto, no se puede forzar la ilusión de la sociedad de una forma artificial
Este fin de semana ha terminado la Copa América que se ha celebrado en Barcelona desde el mes de agosto. Para clausurarla de forma solemne, los organizadores montaron un concierto en el paseo de Gràcia, con la actuación de Josep Carreras y Sara Baras, donde sonó elAmigos para siempre.
La Copa América es una competición muy antigua, muy reputada y con un gran seguimiento televisivo en algunos países. Llegó a Barcelona con el apoyo de todas las administraciones, incluido el Ayuntamiento de Barcelona en los tiempos en los que Ada Colau era alcaldesa.
Que una capital internacional y marítima como Barcelona organizara la Copa América era coherente con la tradición deportiva y de grandes eventos de la ciudad. Se calculaba que el impacto económico sería de más de 1.200 millones de euros, que se crearían 19.000 empleos y llegarían 2,5 millones de turistas atraídos por el evento. La competición se ha celebrado sin problemas:
La ciudad ha cumplido: ha servido como telón de fondo de las regatas, al igual que en los Juegos del 92 era el telón de fondo de los saltos de trampolín. Hemos tenido la foto de los veleros con la Sagrada Família al fondo en todas las pantallas.
Ahora nos preguntamos si la Copa América continuará en Barcelona. Los organizadores de Nueva Zelanda y las autoridades deben ponerse de acuerdo en los próximos meses, y la mayoría de los partidos del Ayuntamiento no se mojan, porque llevar la Copa América a Barcelona ha costado, sólo por el canon a los organizadores, 70 millones de euros.
Debemos preguntarnos por qué en una ciudad de la trayectoria de Barcelona la Copa América no ha enganchado nada y la gente no la ha hecho suya. La Copa América ha pasado por Barcelona sin pena pero sin la gloria de los baños de multitudes ni del antes y después que sí representaron los Juegos Olímpicos. Era difícil que lo fuera porque las regatas son para verlas por la tele, es decir, sin salir de casa. Esto, más la falta de un equipo local al que animar y la falta de referentes mundiales para el gran público, ha hecho que la diferencia entre la propaganda de las expectativas y la realidad fuera notable. Pero, sobre todo, estamos en otro momento de la ciudad, de la sociedad y del mundo.
Que vengan 2,5 millones de visitantes no entusiasma a nadie, en una ciudad que el año pasado recibió 11,5 millones de visitantes y habla de frenar el negocio. Una ciudad, Barcelona, que expulsa a barceloneses que no se la pueden pagar, donde cada día es más ingrato tratar de entrar por autopista o por tren, donde han crecido la inseguridad y la pobreza. Donde jóvenes muy bien preparados no encuentran las oportunidades que sí tienen fuera de Barcelona. En estas condiciones, el gasto público debe medirse muy bien, debe explicarse muy bien. No se pierdan lo que probablemente sea uno de los cortes del año. TN mediodía de ayer. Una pareja neozelandesa dice que a ellos les está bien que lo hagamos nosotros porque ellos tienen otras necesidades.
Dice que necesita el dinero para sanidad o educación. Ve qué cosas. Es verdad que llevando ese argumento hasta el extremo no haríamos ni la fiesta mayor, pero la frase captura una idea de prioridades en el gasto que todo el mundo tiene muy interiorizado. Y ante esto no se puede forzar la ilusión de la sociedad de forma artificial.
Buenos días.