El análisis de Antoni Bassas: 'Juntos o cómo ser más que el partido de Puigdemont'
Este congreso es paradójico: Puigdemont vuelve a presidir Junts, partido que, si quiere tener larga vida, debe ser más que el partido de Puigdemont, debe abrazar el día a día, mientras, situarse en el eje social , penetrar en el área metropolitana de Barcelona, y dibujar liderazgos por ahora y para el futuro
Junts celebra su congreso este fin de semana y ayer Carles Puigdemont dio oficial el paso que ya todo el mundo daba por sentado:
Puigdemont, presidente del partido, y Jordi Turull, secretario general. ¿Y Laura Borràs? Borràs fue candidata a la presidencia de la Generalitat y presidenta del Parlament. Tras su juicio en marzo del pasado año, está inhabilitada. Pero es un activo muy popular y todo el mundo se ha esforzado por encontrarle una salida. Borràs ha terminado aceptando ir a presidir la Fundación del partido.
Y todo esto quedó ilustrado con esa escena rodada ayer en los jardines de la Casa de la República de Waterloo, en Bélgica. Puigdemont y Borràs hablan tranquilamente. El relieve se realiza con cortesía y con orden. Ahora Borràs tendrá un puesto en la ejecutiva de Junts y los instrumentos organizativos y económicos de un cargo de relevancia interna a la espera de tiempos mejores.
Esta nueva presidencia de Puigdemont es curiosa, porque aunque ahora no era presidente del partido, todo el mundo sabe que era él quien tenía la autoridad; más aún, tenía la autoría del partido. Por tanto, este congreso es paradójico: Puigdemont vuelve a presidir Junts, partido que, si quiere tener larga vida, debe ser más que el partido de Puigdemont, debe abrazar el día a día, el mientras tanto, situarse en el eje social, penetrar en el área metropolitana de Barcelona, con proyectos y soluciones, y dibujar liderazgos por ahora y para el futuro.
Porque Puigdemont tardará en volver. ¿Tardará un año? No se sabe pero menos es difícil. Y mientras no vuelva, mientras no pueda confrontarse con el presidente Isla en el Parlament y recorrer el país con normalidad, su acción queda debilitada. Pero todo lo que pierde en proximidad lo mantiene con influencia. Continúan las reuniones de Puigdemont con el PSOE en Suiza, reuniones que van haciendo vía pero con la lentitud propia de quienes no se tienen confianza y recelan mutuamente.
Jordi Turull manda y mandará como secretario general. Algunas fuentes hablan del papel visible que irán teniendo los diputados Mònica Sales y Salvador Vergés.
Y un último apunte: es humano que en la vida juzguemos cómo nos va a partir de cómo les va a los demás, sobre todo a los que tenemos a nuestro lado. Claro, Junts siente que su congreso será una balsa de aceite comparado con el de Esquerra o, como diría Empar Moliner, elGrieta Republicana. Juntos se ha oído mucho tiempo decir que era una olla de grillos y que Esquerra estaba unida bajo la bicefalia Junqueras-Rovira. Claro, ahora no estamos aquí. Juntos siente que ya ha terminado el invierno, y aunque no tienen ningún poder en repartir con nadie, se sienten con fuerzas de ser la alternativa al socialismo triunfante y omnipresente. Ya veremos.
Buenos días.