El análisis de Antoni Bassas: "Ha sido un punto de inflexión / Habrá acuerdo cuando haya acuerdo"

¿Querían este 52% para los partidos independentistas? Sí, pero también querían la hegemonía política en Catalunya y Junts quería proteger la figura de Puigdemont. Y por eso estamos donde estamos

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Pongamos que usted fue a votar el 14 de febrero a un partido independentista y lo hizo sin mucho entusiasmo, porque no se explica que, habiendo presos y exiliados, los partidos de los presos y de los exiliados no solo no tengan una estrategia compartida sino que se hagan la zancadilla. Pero, aún así, fue a votar como un deber personal para que le quedara claro a España y al mundo que el independentismo otra cosa no ganará, pero elecciones sí. Y quizás cada día que pasa usted entiende menos por qué ese 52% no se transforma en un gobierno de la Generalitat. 

Y, de hecho, cada día que pasa parece que la incompatibilidad entre Esquerra y Junts aumenta. Ni siquiera ayer, cuando se trataba de decir en qué punto estamos de la negociación, Vilalta y Artadi eran capaces de hablar el mismo lenguaje.

Vilalta: Este fin de semana ha sido un punto de inflexión.

Artadi: Tampoco se nos ha trasladado sensaciones de punto de inflexión.

Vilata: Estamos en disposición, de forma breve, de poder materializar el apoyo del 52%.

Artadi: Habrá acuerdo cuando haya acuerdo.

Vilalta: Lo que vemos es que hay un cambio de tendencia.

Artadi: No ha habido un antes y un después del 1 de mayo.

Vilalta: En las horas que vienen podríamos avanzar en este principio de acuerdo.

Artadi: La única fecha tope es el 26 de mayo.

Aragonès dijo al ARA: “Si el 1 de mayo no hay acuerdo tendremos que explorar vías alternativas con Junts", pero estamos a 4 de mayo y Esquerra no está explorando vías alternativas con Junts sino que sigue intentando pactar un gobierno. Y no solo esto, sino que ayer Junts anunció que someterá el acuerdo al que llegue con Esquerra a las bases del partido. En Esquerra no dan crédito y se preguntan por qué lo dice Junts ahora y no al inicio de la negociación. Respuesta obvia: para poner más presión a Esquerra, para que trate de complacer más a Junts, porque ya se sabe que las bases de los partidos acostumbran a ser más exigentes que las cúpulas. Esquerra ha tropezado con su propia táctica, la de anunciar que el 1 de mayo es un fecha fronteriza, hasta el punto de que Aragonès no fue a los actos del Día del Trabajo porque fue a Lledoners, pero salió de la reunión constatando que hay “un punto de inflexión” que después Junts niega. Que este es otro tema: las elecciones tenían que servir para poner el marcador a cero entre los dos partidos, pero Junts es quien lleva la delantera en el ritmo y la marcha de las negociaciones a base de hacerle gastar a Esquerra mucha paciencia. Esquerra se traga todos los sapos con cohesión interna. Parece como si Junts, liberado de investir de president a uno de los suyos, se dedicara ahora a hacerle a Esquerra todo lo que siempre ha lamentado que Esquerra y la CUP le hicieron a él o a su anterior espacio político, el PDECat.

¿Cómo acabará esto? Lo más probable es, todavía, que haya acuerdo. Hay mucha gente en Junts que lo quiere. Nadie puede asegurar que no formar gobierno ahora no le pasaría factura electoral a Junts más adelante. Y, a la vez, quiere que el Estado sienta el aliento de una unilateralidad en la nuca, que formar gobierno en Catalunya no sea entendido en España y en el mundo como carpeta cerrada y la mesa de diálogo ya irá haciendo, y Esquerra va pactando con las izquierdas españolas.  

¿Querían este 52% para los partidos independentistas? Sí, pero también querían la hegemonía política en Catalunya y Junts quería proteger la figura de Puigdemont. Y por eso estamos donde estamos.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea del covid-19, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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