El análisis de Antoni Bassas: "Vuelve la política, vuelve la ambigüedad"

¿En qué se nota que vuelve la política? Pues porque vuelve la ambigüedad, que llevará al PSOE y Esquerra a defender el diálogo y a hacer grandes demostraciones de patriotismo y de no conceder ni un paso atrás

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Hoy los presos políticos excarcelados la semana pasada con el indulto del gobierno español visitan al president Pere Aragonès en el Palau de la Generalitat y a la presidenta Laura Borràs en el Parlament.

Dolors Bassa, Marta Vilalta, Oriol Junqueras y Carme Forcadell este lunes en la permanente nacional de ERC.

De hecho, Carme Forcadell, Oriol Junqueras, Raül Romeva y Dolors Bassa han participado en una reunión de partido por la mañana en Barcelona. Son imágenes de reparación pero no de normalidad, porque por ejemplo estos cuatro políticos de ERC están inhabilitados y porque en las imágenes falta la secretaria general, Marta Rovira. Pero son imágenes que tienden a la normalización, igual que estas otras:

El rey Felipe de Borbón y el president de la Generalitat sentados a la misma mesa, en la cena inaugural del Mobile World Congress en Barcelona. La escena es noticia y por eso va en portada, excepto La Razón... Porque ya se sabe que la derecha política y mediática vive en una realidad paralela y, claro, la foto del rey y del president en una misma mesa les estropea la indignación en la que viven siempre.

Ahora bien, es evidente que estas señales de deshielo obligan a todo el mundo a hacer papeles y papelones. Y así, por ejemplo, mientras Pedro Sánchez hablaba de concordia, el ministro Ábalos, el hombre fuerte del PSOE en el gobierno español, explicaba el porqué de los indultos de una manera muy cruda:

“Entendemos que hacen más mal dentro de la prisión y que van más a favor del independentismo que afuera. Se acaba la imagen del Estado represor, de las víctimas o de que aquí no hay democracia. Se les acaba la campaña internacional, pero también es verdad que queda claro que el estado de derecho, cuando alguien lo incumple, reacciona, sentencia, condena y exige el cumplimiento de la pena”.

Hombre, la campaña internacional continúa, y más que continuará, porque los indultos y la reforma del delito de sedición y rebelión son jugadas del gobierno español para anticiparse a la crítica que la Europa política y jurídica ya hacen y harán de la sentencia del Procés. Pero es cierto que ahora el gobierno español se siente valiendo ante los independentistas y que mañana Sánchez estará más distendido que Aragonès en el encuentro en la Moncloa. ¿En qué se nota que vuelve la política? Pues porque vuelve la ambigüedad, que llevará al PSOE y Esquerra a defender el diálogo y a hacer grandes demostraciones de patriotismo y de no conceder ni un paso atrás, mientras que Junts y la CUP lo critican pero siguen apoyando al gobierno de coalición en la Generalitat. Esto es lo que vendrá a partir de ahora: una de cal y otra de arena. 

Pensando en la reunión de mañana, ¿cómo se las ingeniará el president Aragonès para transformar una mesa de diálogo en una mesa de negociación? Y no de negociación de Cercanías, sino de amnistía y autodeterminación… No le será fácil.

Pero hay una voz de fondo que los ayudará a entenderse, la de la extrema derecha:

“Lo que han dicho en el Cercle d'Economia algunos empresarios o la Conferencia Episcopal sobre los indultos y todas estas cosas, hay que apuntarlo y tenerlo en la cabeza y no olvidarlo. Ha habido un golpe de estado y hay una sentencia del Tribunal Supremo, han sido condenados por un golpe de estado”.

No hace falta que presentemos a Aznar, pero esta declaración del pasado viernes merece un comentario porque es mentira (que fuera un golpe de estado y que los condenaran por el golpe de estado) y porque contiene una amenaza. Y esto lo retrata. Es posible que la política se haga así, hoy y en todas partes, pero Aznar siempre ha sido así desde que ganó las elecciones de 2000 con mayoría absoluta. Aznar es uno de estos políticos que, como es incapaz de inspirar confianza, inspira miedo. Que, como sabe que no puede ser querido, quiere ser temido. Aznar apoyó la guerra de Irak, también con mentiras, para crecer él un palmo más en el escenario internacional. Pero todos sabemos cuál es su talla política.

Un recuerdo para los exiliados y para los represaliados. Y que tengamos un buen día.

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