"Este es el aspecto que tienen las mujeres de mi edad"

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La presentadora Leslie Horton, responsable de la información del tráfico del canal Global Calgary, en Canadá.

El martes, la presentadora Leslie Horton, responsable de la información del tráfico del canal Global Calgary, en Canadá, terminaba con un comentario impactante. Inicialmente, desprendía una espontaneidad desenfadada, pero después se convirtió en devastador: “Respondo a un correo que acabo de recibir. Dice: «Felicidades por tu embarazo. Pero si piensas llevar pantalones de conductor viejo de autobús tendrás que acostumbrarte a recibir correos como este». Muchas gracias. No, no estoy embarazada. De hecho, el año pasado perdí el útero por un cáncer. Este es el aspecto que tienen las mujeres de mi edad. Así que, si esto le ofende, es una lástima”.

Horton mantuvo la serenidad y un exquisito tono informativo y respetuoso. Pero supo encontrar las palabras justas para transmitir severidad y contundencia.

La intervención de Horton podría quedar como una anécdota televisiva. Pero detrás está escondido todo el peso de los estereotipos que las teles se han encargado de potenciar durante décadas. Aún ahora, y pese a las oleadas feministas que sea, las cadenas públicas y privadas siguen seleccionando a presentadoras que se ajustan a los cuerpos y la feminidad más normativa. Delgadas y jóvenes. Y las siguen vistiendo de acuerdo a los cánones estéticos que potencian estas condiciones. Hace muchos años, en los informativos, el estilismo de los presentadores se esforzaba por conseguir una neutralidad visual que priorizase la palabra. La irrupción de las privadas empezaron a transformar los platós de noticias en una especie de desfile de cuerpos y estilismos que sirvieran de reclamo para el espectador. La aparición de La Sexta en 2006, copiando el modelo de la Fox, pero con presentadoras morenas en vez de rubias, supuso el clímax de esta tendencia. Un elenco de mujeres periodistas que parecían clonadas respondiendo a un modelo de belleza muy concreto. Actualmente, Antena 3 Deportes tiene tres presentadoras que se turnan semanalmente para informar de los deportes. Todas ellas parecen trabajar envasadas al vacío, con trajes que marcan las formas de su cuerpo. Y no es la única cadena. Y, por supuesto, la tiranía de los zapatos de tacón de aguja pervive en las televisiones públicas, vendiéndolo como una elección voluntaria de las trabajadoras, sin tener en cuenta que este calzado es una manera de transmitir y perpetuar valores sexistas que perjudican la salud ergonómica. Buscando un supuesto empoderamiento femenino se acaban refugiando en los patrones que cosifican a las mujeres y limitan su movimiento.

Por eso es importante que todas las televisiones, sobre todo las públicas, puedan demostrar diversidad de cuerpos y estilismos que rehuyan los estereotipos. Porque, si no, nos encontramos con ejemplos como el de Global Calgary. Que se educa a la audiencia en un panorama mediático de cuerpos irreales que, después, se ofende ante el más mínimo desvío del estereotipo normativo e intenta combatirlo. “La televisión es imagen”, nos dijeron durante muchos años para que entendiéramos que este mundo tenía algo de inabarcable y perfecto. Pero la televisión es también responsabilidad social. Y esto implica también los valores vinculados a la imagen.

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