EDITORIAL

Baño de realidad para Jaume Collboni

Jaume Collboni con parte de su equipo paseando ayer por la Rambla.
18/10/2023
2 min

Desde que fue proclamado alcalde de Barcelona con los votos, contradictorios entre sí, de comunes y PP, Jaume Collboni ha evitado mojarse con el tipo de alianzas con las que pretende gobernar y ha intentado navegar en solitario con sólo 10 concejales. Sin embargo, este plan ha chocado este miércoles con la realidad de una oposición que no está dispuesta a hacer de comparsa y que le reclama que tome decisiones, es decir, que elija con qué socios quieres sacar adelante su proyecto de ciudad. El equipo municipal ha visto cómo la oposición en bloque rechazaba las ordenanzas fiscales en la comisión de Economía; a continuación, ha retirado el debate de presupuestos ante la falta evidente de soportes. Lo que corre más peligro ahora es el acuerdo entre el gobierno municipal y el Gremio de Restauración para rebajar la tasa de las terrazas, que para entrar en vigor el próximo 1 de enero debería aprobarse durante este mes. Por ahora no parece que ningún grupo esté dispuesto a salvar a Collboni.

En el trasfondo está el debate sobre qué línea política y qué alianzas prefiere el PSC. Es evidente que Collboni está esperando el resultado de la negociación de la investidura de Pedro Sánchez en el Estado para tomar una decisión con todas las cartas sobre la mesa. Y también es evidente que hasta ahora la intención del gobierno municipal ha sido pasar página de la era Colau echando atrás algunas de sus decisiones (calle Pelai, Rambla, etc.) y construyendo un nuevo relato político, por ejemplo recuperando las buenas relaciones con los sectores económicos, retomando relaciones con Tel-Aviv o encontrándose con el rey Felipe VI y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Todas estas decisiones están haciendo más profunda la zanja que ahora mismo separa al PSC de los comunes y, por tanto, aleja la posibilidad de un tripartito de izquierdas. La otra opción que hay sobre la mesa es un entendimiento entre el PSC y Junts, que tendría la ventaja de sumar 21 concejales y, por tanto, tener la mayoría absoluta asegurada en cada votación. El principal obstáculo para esta opción es que los de Xavier Trias ganaron las elecciones y tienen un concejal más que los socialistas, por lo que es complicado que quieran supeditarse a un alcalde socialista.

En este contexto, Collboni tiene un panorama complicado por delante. Constatado que con sólo 10 concejales y sin socios estables no se puede gobernar, el alcalde debería asumir que la situación actual no se puede alargar mucho en el tiempo. Barcelona necesita un gobierno fuerte y un proyecto de ciudad definido. El pacto que cerraron Trias y Maragall definía un proyecto de ciudad, pero tampoco sumaba mayoría, aunque al menos en ese caso el alcalde era el más votado por la ciudadanía. Collboni parece querer rehuir la alianza con los comunes, pero tampoco acaba de trazar un camino claro. El alcalde y también la oposición tendrán que tomar decisiones, porque Barcelona difícilmente debería renunciar a unos presupuestos que crecen 700 millones.

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