BFA-Bankia ya era un paciente terminal antes de salir a Bolsa
A dos meses de la salida a Bolsa de Bankia se intentó abrir los ojos de la cúpula del Banco de España de que se iba a lanzar una operación inviable para una entidad inviable
MadridLos cuatro correos electrónicos –más un informe añadido– de los meses de abril y mayo de 2011, entregados a la justicia a requerimiento del juez Fernando Andreu por el que fuera inspector cabecera de BFA-Bankia, José Antonio Casaus, y por el Banco de España, aportan una visión imprescindible: el grupo financiero era un paciente terminal. Casaus informa a su superior, su jefe de grupo, Pedro Comín, de que la salida a Bolsa no podía resolver los problemas de rentabilidad, liquidez y solvencia, por lo cual había de terminar en una nacionalización de pérdidas.
Este diagnóstico es desarrollado a lo largo de los correos electrónicos enviados por Casaus a Comín los días 8 y 14 de abril de 2011, y, un mes más tarde, por los correos del 10 y 16 de mayo de 2011, que van acompañados de un informe anexo, donde se encabeza en negritas así “1.- Diagnóstico: viabilidad cuestionable por sus muy graves y crecientes problemas de rentabilidad, liquidez y solvencia. Gobierno interno mejorable y gestores desalineados entre sí y desacreditados ante el mercado. Fortaleza de la red y de imagen entre sus clientes”.
La importancia de los correos, en los que con Casaus colaboran otros miembros de la inspección en BFA-Bankia, consiste en que a dos meses de la salida a Bolsa del grupo financiero se intenta abrir los ojos de la cúpula del Banco de España o comisión ejecutiva de que se va a lanzar una operación inviable para una entidad, el llamado doble banco BFA-Bankia, inviable.
En su correo del 8 de abril, Casaus, con el apoyo de dos compañeros de equipo, Pedro Bravo y Jorge Pérez- Cerda, hacen un informe que ha solicitado el jefe, Pedro Comín, sobre las cuentas financieras a 31 de marzo de 2011, que acaban de recibir. En unas líneas introductorias ya se intuye lo que viene. Casaus apunta que si piensan leer sus reflexiones recomienda “impresión y la lectura tranquila porque en pantalla es aun más difícil de digerir”.
Escribe Casaus: “Yendo al fondo del asunto tengo claro no es viable a medio plazo una estructura como la de BFA con un pasivo de 21.000 de euros pongamos que al 6% de coste medio al que hacer frente básicamente con unas acciones valoradas a mercado en 9.000 millones de euros (12. 000 millones de euros con descuento del 25% y que pueden generar en el mejor de los casos un 5% real [el banco cotizado no es tan bueno y una gran parte de sus resultados contables de 790 millones de euros vendrán del devengo de promotores dudosos no contabilizados como dudosos].”
En este correo y los demás, Casaus apunta que los préstamos a promotores están clasificados como normales para apuntar los intereses cuando deberían ser considerados dudosos, lo que llevaría a quitar esos ingresos. Son ingresos por intereses de 255 millones de euros.
Precisamente, al desmenuzar la cuenta de resultados de BFA-Bankia al 31 de marzo de 2011, tras deducir todos los ingresos que no son recurrentes, esto es que son eventuales o no volverán a repetirse, Casaus llega a un margen negativo de 205 millones de euros. Estas son, por cierto, las cuentas con las que sale Bankia a Bolsa el 20 de julio de 2011.
El problema es, por tanto, el siguiente: un grupo financiero “con reducido y menguante margen de intereses resultados y elevado costes de estructura y por sus activos ilíquidos y aún sobrevalorados (riesgos con promotores y adjudicados y en particular suelo)”
“¿Y cuál es la solución del problema?”, se pregunta. “Pues la toma de control del grupo por un banco. Esta sería la solución óptima pues no perdería nadie: ni el contribuyente ni los acreedores”. Y añade: “Otra cosa es que los políticos que gestionan Bankia no quieran explorar esta vía para no perder sus poltronas ni su herramienta de financiación.
De lo contrario, señala, y a pesar de salir a Bolsa “habremos socializado las pérdidas y habremos perdido unos meses/años”. Casaus habla en otro de los correos de “nacionalización de pérdidas” tras la salida a Bolsa, que solo mejoraría temporalmente la situación al recoger fondos en los mercados, para acabar en una intervención del Estado.
El vaticinio de Casaus y su equipo se cumplió menos de un año después de la salida a Bolsa. En la última semana de abril de 2012, un año después, Luis de Guindos rogaba al Fondo Monetario Internacional (FMI) que advirtiera en un comunicado del riesgo que suponía una de las grandes entidades de crédito de España.