Las buenas noticias del ensayo de la vacuna contra el cáncer

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Una enfermera preparando una dosis de la vacuna Moderna.

En 34 centros de investigación de todo el mundo se han iniciado los ensayos en humanos de la vacuna BNT116 de BioNTech, ideada para combatir el cáncer de pulmón más habitual, el de células no pequeñas. De entrada, evalúan su eficacia contra los tumores y la toxicidad –los posibles afectos adversos–. Entre estos centros se encuentran los hospitales Vall d'Hebron y Germans Trias i Pujol. El cáncer de pulmón es el tumor más frecuente y el que más mata. El pasado año se diagnosticaron 4.984 casos en Catalunya y 3.471 afectados murieron.

Más de un centenar de pacientes en diferentes fases de la enfermedad han aceptado participar en las pruebas. Si la vacuna funciona, se beneficiarán, pero sobre todo, funcione o no, ayudarán a los futuros afectados por cáncer de pulmón. Sin su valentía y la de otra gente como ellos la investigación médica no podría avanzar de la forma que lo hace. Además de la vacuna, recibirán inmunoterapia, porque se estudia el efecto combinado de ambos tratamientos. El investigador que lidera la investigación en Catalunya, Enric Carcereny, del Institut Català d'Oncologia, asegura que la inmunoterapia ha sido una "revolución", porque ha permitido que mejore mucho la supervivencia de los afectados.

El estudio de la vacuna contra el cáncer de pulmón apenas comienza y todavía faltan entre cinco y diez años para que este fármaco esté a disposición de toda la ciudadanía. La BNT116 prepara el sistema inmunitario del afectado para que detecte las células cancerosas y las combata. Así, se aprovecha la capacidad inmunitaria de los enfermos y se respetan más las células sanas que con tratamientos como quimioterapia. Y todo ello, a partir de la misma tecnología que se utilizó en las vacunas contra la cóvid-19, la del ARN mensajero.

Es una buena noticia para el Hospital Vall d'Hebron y el Hospital Germans Trias i Pujol. Porque estos centros ayudan en la lucha contra el cáncer más común, pero también porque demuestra la capacidad de los centros de investigación médica catalanes. En Cataluña hay investigadores que hacen un trabajo excelente, y debe ponerse en valor y potenciarlo.

También es una buena noticia que, pese a la tragedia que comportó la lucha contra el SARS-CoV-2, la investigación médica que desarrolló las vacunas que nos ayudaron a superar la pandemia sirva ahora para combatir más enfermedades y para seguir avanzando. Pese a los negacionistas y antivacunas que no confiaron en los científicos, la realidad es tozuda: la tecnología del ARN mensajero no sólo fue una herramienta imprescindible contra la cóvida, sino que ahora nos está ayudando a luchar contra el cáncer y otros enfermedades.

Las vacunas de ARN mensajero empezaron a ensayarse contra el cáncer hace una década, pero el coronavirus aceleró su desarrollo y aplicación. Este esperanzador ensayo es una derrota más de la desinformación conspiranoica. Otro esfuerzo científico que demuestra la potencia de la investigación médica y la colaboración por delante del miedo y el negacionismo.

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