«Aun siendo una cadena de cafeterías, tenemos la misma ambición de crecimiento que una start-up»

Formación

“Durante mi infancia pasé por dos escuelas francesas en Barcelona: primero estudié en la Escuela Francesa Ferdinand de Lesseps y después terminé los estudios en el Liceo Francés antes de ir a la universidad. Entonces me fui a hacer arquitectura en Francia, en la École Nationale Supérieure de Architecture Paris-Malaquais. Soy de la promoción de 2011 y allí hice la licenciatura y el máster. Poder estudiar la carrera fue muy interesante porque estaba concebida como bellas artes, con talleres y mentorías de arquitectos reales. Tenía claro que quería enfocarlo así, fue una educación muy autodidacta y basada en proyectos. Además, marcharse a vivir esos años a París fue toda una experiencia. París es una ciudad que parece un museo y tiene una gran escena artística, siempre hay cosas nuevas que aprender. Sin embargo, ahora valoro mucho la calidad de vida de Barcelona”.

Vida personal

“Mis padres son originarios de Casablanca, en Marruecos, pero emigraron a Burdeos porque son doctores en bioquímica. Así, yo nací en Francia, pero de pequeño vine a vivir a Barcelona. Yo me considero de aquí a pesar de haber nacido técnicamente en Burdeos y pese a que la cultura francesa me ha acompañado toda la vida. Puede parecer muy cliché, pero es una historia de inmigrantes de segunda generación y con mucha cultura del esfuerzo. Pese a sus estudios superiores, mis padres han tenido que trabajar de todo y veo con distancia la típica historia de un estudiante de escuela francesa.

Mi padre montó su propio laboratorio y tanto él como mi madre siempre han sido mis referentes. Por mi parte, tuve claro que quería montar mi propio proyecto y ganar más libertad. Siempre había sido muy autodidacta y todavía hoy me gusta estar implicado en todo el proceso creativo y de diseño detrás de Syra Coffee”.

Vida profesional

“Descubrí el mundo del café de especialidad en París, cuando todavía era estudiante de arquitectura. Un verano volví a Barcelona y tuve la idea de abrir la primera cafetería de Syra Coffee en Gràcia en el 2015. Lo hice en diez días gracias a la ayuda de un amigo, ya que nosotros mismos hicimos toda la concepción del proyecto, la marca y el espacio. Mientras estudiaba había realizado algunos trabajos de diseño gráfico como freelance y, por suerte, gracias a esto había generado algunos ahorros. Al principio gestionaba el negocio a distancia, mientras terminaba sus estudios en París, y fuimos abriendo algunos locales más en varios barrios de la ciudad, por pura intuición. Con los años la empresa ha ido creciendo, nos gusta jugar con el público local, pero a la hora de acercarle un producto de calidad a buen precio. Actualmente tenemos 27 locales y queremos terminar el año con 40, también exportando el modelo a otras ciudades del Estado”.

Lecciones de vida

“Aunque pueda parecer que tenemos un negocio tangible y muy común como una cadena de cafeterías, la realidad es que tenemos mucho que ver con una start-up y su ambición de crecimiento. Conocimos a los fundadores de Factorial, Bernat Farrero y Jordi Romero, y después de montar una cafetería juntos en Poblenou se convirtieron en nuestros inversores y nos han aportado mucho como mentores”.

"Yo creo que el ser humano está hecho para querer crecer siempre, y si tuviera que dar un consejo a alguien le diría que piense a lo grande y de acuerdo con sus ambiciones. Uno debe entender hacia dónde quiere ir y, después, plantearse realmente aspectos más pragmáticos, como la capacidad de financiación. Al principio la deuda bancaria no era una opción para nosotros, por ejemplo".