El largo camino que debe recorrer Von der Leyen para revalidar el trono

La conservadora alemana busca apoyos en un Macron y un Scholz debilitados, y entre la mayoría conservadora, socialdemócrata y liberal de la Eurocámara

BruselasEl Partido Popular Europeo (PPE) ha ganado las elecciones europeas de forma holgada y la gran coalición que dominó la Eurocámara la pasada legislatura ha logrado mantener la mayoría parlamentaria pese al crecimiento sustancial de la extrema derecha. Entre conservadores (186), socialdemócratas (135) y liberales (79) suman más de 400 eurodiputados y, por tanto, la candidata del PPE y actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a priori debería tenerlo bastante encaminado para revalidarse al frente de Bruselas.

Ahora bien, el camino de Von der Leyen para mantenerse en el trono del ejecutivo comunitario acaba de empezar y el tramo más empinado no depende estrictamente de la aritmética parlamentaria, sino de las negociaciones entre jefes de estado y de gobierno que empezarán oficialmente el próximo lunes con un encuentro en Bruselas. Son los líderes estatales quienes negocian y apuntalan -teniendo más o menos en cuenta la aritmética europarlamentaria- los próximos altos cargos de la Unión Europea, como es el presidente de la Comisión Europea, el Consejo Europeo o, entre otros, el Parlamento Europeo. Y, después, la Eurocámara sólo puede ratificar al candidato propuesto por los Veintisiete o tumbarlo.

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Por tanto, el futuro de Von der Leyen no está tanto en sus manos como en las de los líderes de los estados miembros y de la correlación de fuerzas de los gobiernos de la Unión Europea. Es en este punto que, como siempre, el eje franco-germánico juega un papel determinante. Sin embargo, las elecciones europeas han dejado en una posición muy debilitada a los dirigentes de Francia y Alemania, que pueden ver mermada su gran influencia en estas tablas de negociación.

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Por un lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, que en el 2019 propulsó a Von der Leyen por sorpresa a la Comisión Europea, no sacó ni la mitad de votos que el partido de Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional), que ganó las elecciones con el 31% de los soportes. Hay que recordar que Macron incluso se había atrevido a jugar con la idea de derribar a Von der Leyen y impulsar al expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi como presidente de la Comisión Europea. Ahora habrá que ver si, tras el batacazo electoral, se ve lo suficientemente valiente para seguir jugando tan fuerte.

En cuanto a Scholz, nunca ha tenido la ascendencia de su predecesora, Angela Merkel, ni el ánimo de comandar la Unión Europea de Macron. Su gobierno ha encadenado una crisis interna tras otra y su influencia en el bloque europeo nunca ha sido la propia de un canciller germánico. Y los resultados de las elecciones europeas -se quedó con sólo el 13%, por debajo de la AfD (15,9%) y muy lejos del 30% de la CDU— aún le pueden restar más fuerza al Consejo Europeo, si bien no deja de ser Alemania y, por tanto, el país más grande y poderoso dentro del club comunitario.

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En este sentido, Scholz está interesado en mantener la también alemana Von der Leyen, aunque sea de la oposición democristiana. Eso sí, los socialdemócratas, que este domingo lograron salvar los muebles y sacar mejores resultados de lo previsto en las encuestas, piden a cambio otros altos cargos para nombres socialistas y una Comisión Europea que priorice, por ejemplo, la agenda verde.

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De hecho, este lunes los socialdemócratas han anunciado que los dos dirigentes que negociarán en su nombre los próximos altos cargos de la Unión Europea son Scholz y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que ha aguantado la estocada popular mejor de lo que se esperaba. Y, el Partido Socialista de Portugal, que ha ganado las europeas, ya ha reclamado su parte del pastel y ha vuelto a proponer al ex primer ministro portugués António Costa como presidente del Consejo Europeo, sobre todo en vistas a que la presidencia de la Comisión Europea vuelva a caer en manos conservadoras.

Las cuentas de la lechera

En caso de que Von der Leyen sea el nombre escogido por los jefes de estado y de gobierno para presidir la Comisión Europea, empezarán sus cuentas en la Eurocámara, de la que necesita también el visto bueno. La mayoría que ella misma llama de "centro" supera los 400 votos, pero la disciplina de voto en el Parlamento Europeo es poco estricta y muchos eurodiputados no suelen votar a lo que les mandan sus grupos europarlamentarios. Y menos si, como es el caso, el voto es secreto.

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En el 2019, aunque la mayoría de conservadores, socialdemócratas y liberales era aún más amplia que la actual, solo obtuvo la luz verde de la cámara comunitaria por nueve votos a favor. De hecho, los conservadores franceses ya han avisado de que no piensan votar a favor de Von der Leyen, pese a que son de la misma familia europarlamentaria, y los socialdemócratas italianos tampoco, aunque su grupo se lo pida.

Por este motivo, Von der Leyen teme no conseguir los apoyos suficientes y este lunes se ha mostrado "abierta" a pactar con más partidos, sean de la extrema derecha, como el de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) o de Els Verds. Sin embargo, hasta ahora Von der Leyen se ha mostrado más abiertamente partidaria de romper por primera vez el cordón sanitario y aceptar los votos de la ultraderechista italiana, que ha ganado claramente los comicios europeos en su país. Sin embargo, este movimiento ha enfadado, y mucho, a una parte de sus socios liberales y al grupo socialdemócrata, que de momento se niega en redondo a dejar entrar en la ecuación a la extrema derecha de Meloni.

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Por eso, aunque Von der Leyen hasta ahora ha hecho como si sintiera llover, Los Verdes le han tendido la mano y se han ofrecido a apoyarle a cambio de mayor compromiso con la agenda verde. Y, el candidato ecologista, Bas Eickhout, le ha prometido que, al contrario que con la ultraderecha, en Els Verds puede encontrar "la estabilidad" que tanto anhela.

La conservadora alemana, sin embargo, de momento no niega ni confirma nada sobre las propuestas de Els Verds o la extrema derecha, no vaya a estropear el apoyo de ningún dirigente de los Veintisiete. Quiere evitar caer en el error del cuento de la lechera y empezar a contar los apoyos de la Eurocámara antes que los de los estados miembros.

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