¡Eureka!

Un campesino, una taberna y una mujer visionaria: la receta secreta de la Salsa Espinaler

La empresa de Vilassar de Mar apuesta ahora por el sector de comida gourmet

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Espinalero.

BarcelonaEl chasquido de las olas contra las rocas, el temblor intermitente de los convoyes de Cercanías y el zumbido de los coches que suben la N-II. En medio de este paisaje sonoro, de repente aparecen conversaciones, tintines de vasos llenos de vermut y carcajadas. Salen del número 1 de la calle Camí Ral de Vilassar de Mar, en el Maresme, donde se encuentra la Taverna Espinaler. El interior está lleno de mesas redondas de mármol blanco, una barra de bar cargada de historia y estantes de madera que suben hasta el techo, bien apretadas de latas de conserva y de botellas. Es el establecimiento que Miquel Riera, un labrador de cerca de Argentona, fundó en 1896 y que hoy todavía resiste en plena forma. El local se ha convertido en un espacio de culto para los amantes de los aperitivos. Hace más de 70 años, se elaboró ​​por primera vez uno de los complementos más idóneos para hacer el vermut: la Salsa Espinaler.

La creadora fue Ventureta Roldós, la esposa de Joan Tapias, el nieto de Riera que en 1946 había cogido las riendas del negocio. Roldós tuvo el pensamiento de combinar vinagre, pimiento rojo, pimiento negro y una pizca de especias secretas. El resultado fue una salsa con un punto adictivo que casaba a la perfección con una buena lata de navajas o de berberechos. Hoy, y con este producto por bandera, Espinaler se ha convertido en una marca presente en una treintena de países y que tiene un catálogo formado por cerca de 300 referencias: desde la salsa, vermuts, aceitunas y patatas chips hasta artículos gourmet como ventresca de bonito, navajas o embutidos ibéricos. ¿Pero cómo lo hizo Espinaler para pasar de ser una taberna marinera en el imperio catalán del aperitivo?

Pescadores, fusiles y puros

Para entender el éxito de los productos de Espinaler, es necesario retroceder hasta finales del siglo XIX. En 1896 Miquel Riera cambió la tranquilidad de su masía de Argentona por el dinamismo pesquero que inundaba el pueblo costero de Vilassar de Mar. Cuando abrió la taberna, el establecimiento enseguida se convirtió en uno de los puntos de encuentro preferidos para los pescadores del municipio. Con una gran habilidad para la caza y su conocimiento de la gastronomía de interior, los guisos que Riera servía en la taberna se hicieron de lo más popular entre el gremio marinero. Cuando, en 1907, logró la licencia para poder vender tabaco, el negocio acabó de redondearse.

Con su muerte, en 1930 el negocio pasó a manos de Francisca Riera, su esposa. Bajo su dirección, el negocio logró sobrevivir a los estragos de la Guerra Civil, pero no fue hasta 1946 cuando la empresa empezó a crecer como la espuma. Ese año, uno de sus cuatro hijos cogió las riendas del establecimiento y dio un giro de timón. Joan Tapias y Ventureta Roldós, su esposa, hicieron un tándem perfecto para conducir el negocio hacia otro nivel. Tapias tuvo el pensamiento de distribuir vermut y Roldós aportó la receta de la salsa de aperitivo. Causaron furor. Hoy, tanto el vermut como la salsa siguen siendo dos de los productos insignia de la marca catalana.

"Durante la guerra, el negocio se había mantenido gracias a la venta de tabaco, pero la nueva generación vio claro que había que realizar un cambio –analiza Neus Soler, profesora experta en marketing de la UOC–. A la posguerra la gente se iba recuperando económicamente y decidieron orientarse al público que, al salir de misa los domingos, podía permitirse el lujo de ir a hacer el vermut", explica. Triunfaron. Cuando Miquel Tapias, hijo del matrimonio, se puso a la cabeza, fue todavía un paso más allá. "Envasó la salsa y la comercializó, con gran demanda", apunta Soler. Con el producto arraigado en el mercado, el siguiente paso de la marca fue diversificarse y viajar a otros países.

En el abordaje del mundo gourmet

En 2000 la empresa ya tenía un catálogo lleno de referencias plenamente consolidado en el mercado catalán. Sin embargo, para seguir creciendo la compañía inauguró un almacén de 1.300 metros cuadrados en el mismo municipio y decidió asaltar un jugoso segmento de mercado: el gourmet. "En los últimos años el mercado ha aceptado muy bien este tipo de productos", analiza la experta. Espinaler supo hacerlo bien. "Industrializaron la producción manteniendo la esencia, la calidad y el sabor de la salsa casera, pero también los valores y la identidad de la taberna", celebra Soler. Hoy, dirigiendo el barco están David y Miki Tapias, tataranietos del fundador.

La historia de Espinaler

1896

Miquel Riera inaugura una taberna marinera en Vilassar de Mar

1946

Joan Tapias, hijo de Riera, comienza a distribuir vermut

1952

Ventureta Roldós inventa la receta de la salsa Espinaler

2023

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