Barça

Caos organizativo en la asamblea del Barça más importante de los últimos años

El club justifica el cambio de fechas deprisa y corriendo para evitar incumplir el contrato con la Superliga

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Votación de los socios compromisaris durante una asamblea del F. C Barcelona

BarcelonaLa primera asamblea de compromisarios de la era Laporta va camino de ser una de las más controvertidas de los últimos años. Si ya se prevé caliente de por si, porque se tendrán que aprobar las cuentas –en negativo– que dejó la directiva de Bartomeu en su último año, el baile de fechas ha mareado a los socios y ha generado un debate muy tenso en las oficinas del Camp Nou. Inicialmente se tenía que celebrar el 20 de junio. Después la directiva apostó por el 4 de julio. Y el viernes por la noche, deprisa y corriendo, volvían a la fecha inicial. La interpretación del decreto de la Generalitat que regulaba la celebración de las asambleas durante la pandemia y, sobre todo, evitar malentendidos con la Superliga son los principales motivos que explican el caos de los últimos días para decidirse. Unas prisas que, de paso, han impedido –por una cuestión de plazos– que se pueda votar el punto referente a la modificación de los estatutos.

Todo estaba embarrado por el estado de alarma y pendiente de la evolución de la pandemia. Bartomeu y la junta dimitieron sin haber celebrado la asamblea. Tampoco la pudo hacer el presidente de la junta gestora, Carles Tusquets. Quedaba en manos de la nueva directiva, que no tenía prisa para celebrarla y estaba dispuesta a alargar los plazos al máximo, básicamente para tener tiempo de meter propuestas como la del punto 4, la aprobación de operaciones de refinanciación por un máximo de 525 millones.

La directiva de Joan Laporta

Cuanto más tarde, mejor

Cogiendo como referencia el decreto ley 31/2020 de la Generalitat, tenían tiempo hasta el 30 de junio. Querían hacerla en el Camp Nou, el mejor espacio para garantizar distancias de seguridad. Y buscaban un domingo, para favorecer al máximo la participación. Descartaron el 27, porque ese fin de semana coincide con el puente de San Juan y buena parte de la directiva no podía asistir. Así que cogieron el domingo anterior, el 20.

Pero cuando ya estaba todo previsto, releyeron el decreto del Govern y vieron que, en la letra pequeña, tenían un margen de hasta 60 días desde que se acabaran las restricciones excepcionales por la pandemia vinculadas al estado de alarma. Así que ganaban una bala extra: el 4 de julio. La directiva escogió esta fecha, que tenía como ventaja que el nuevo CEO, Ferran Reverter, ya habrá entrado en plantilla –lo hace el día 1 de julio– y podría participar en la asamblea sin cometer ninguna incompatibilidad con su trabajo actual, en MediaMarkt. Así lo anunciaba la portavoz, Elena Fort, el pasado jueves, el día que la directiva también ratificaba la continuidad de Ronald Koeman.

Pendientes de la Superliga

El día siguiente, viernes 4, era un día de lo más tranquilo hasta que Laporta recibió el aviso de que haciendo la asamblea en julio podía incumplir el contrato con la Superliga. A partir de ese momento todo fueron carreras, llamadas y reuniones entre el núcleo duro de la directiva y los servicios jurídicos. El caso es que, en el documento de la Superliga, el Barça había condicionado su participación en la ratificación o no de la asamblea. Y se había comprometido, también, a dar una respuesta antes del 30 de junio. En los despachos se imponía la tesis de que, puesto que la asamblea se hacía más tarde por motivos legales, estas mismas razones servían para la Superliga, pero no estaban del todo seguros. "Se optó por la fórmula conservadora, la de volver al día 20. Al fin y al cabo, ya se había hablado inicialmente de hacer la asamblea en esta fecha. Así se evitaban malas interpretaciones que dieran paso a posibles querellas", justifica una voz próxima al presidente Laporta.

La decisión final llegaba el viernes por la noche y el club informaba de ello a través de un comunicado enviado a las 23.35 h. Veinticinco minutos antes de medianoche, justo a tiempo para cumplir con lo que marcan los estatutos, que indican un mínimo de 15 días para informar a los socios –por ejemplo, a través de los medios electrónicos– de que se ha convocado una asamblea.

Un error de cálculo

Ahora bien, la historia no se acabó aquí. "Corrimos tanto que no caímos en que, para el punto 7, el de modificar los estatutos, necesitábamos 20 días de margen", apuntan desde el entorno a la directiva. Laporta pretendía enmendarlos para incluir la posibilidad de que los socios pudieran darse de alta con la firma digital, y no solo presencialmente, como hasta ahora. "Claramente, fue un error", añaden. En cualquier caso, desde la junta califican este hecho como "una cosa menor" que "no corre prisa" y que propondrán en la próxima asamblea. Incluso, explican, no descartan revisar los estatutos de arriba abajo y proponer alguna otra modificación.

Así pues, la asamblea, de las más importantes de los últimos años, servirá para aprobar las cuentas que dejó cerradas la directiva de Bartomeu –tanto las de la temporada 19/20 como el presupuesto 20/21–, aprobar la refinanciación por un valor máximo de 525 millones de euros, ratificar a los miembros de la directiva –como el vicepresidente Eduard Romeu– que se incorporaron después de las elecciones, ratificar a los miembros de la comisión económica y aprobar o no la participación en la Superliga.

Ha ido de muy poco para que la primera asamblea de la era Laporta acabase en tragedia. Ha ido de 25 minutos.

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