Oriol Canudas nació en Lleida en 1978, aunque creció entre Tàrrega y Guardiola de Berguedà. "Yo siempre digo que la gente de comarcas de interior es muy genuina, viven sin caretas", destaca. Tal y como explica Canudas, su infancia estuvo estrechamente ligada al deporte: “De pequeño practicaba muchos deportes distintos, fútbol, tenis, atletismo… Y acabé haciendo esquí nórdico de competición. Llegué a estar en la selección catalana y en la española. Esto me permitió viajar mucho desde pequeño y tomar un buen bagaje internacional”. Pero cuando acabó el instituto, Canudas optó por estudiar ingeniería de caminos, canales y puertos en la UPC entre los años 1996 y 2001. “Yo me considero producto de la escuela catalana, ya que mis dos padres son maestros y me he criado siempre con la escuela pública”, señala. Sin embargo, Canudas también admite que la universidad no fue una época fácil, debido a que tuvo que centrarse en los estudios y dejar el deporte en un segundo plano.
Los inicios en la obra pública
Al terminar la universidad, Canudas entró a trabajar enseguida en el mundo de la obra pública: “Era un sector que estaba en auge, había mucha inversión en ese momento. Fue un boom”. A principios de los 2000, Canudas se inició en la obra pública, donde estuvo hasta doce años. Según explica Canudas, empezó en la ampliación del puerto de Barcelona y, entre 2003 y 2008, participó en la construcción de la línea 9 del metro de la capital catalana. Posteriormente también trabajó en otros proyectos, como por ejemplo con FGC o el canal Segarra-Garrigues, pero en 2013 decidió abandonar este mundo. Canudas aclara que, en su opinión, “el mundo de la obra está muy infravalorado” porque uno tiene mucha responsabilidad sobre los resultados y hay que invertir una gran cantidad de tiempo: “Admiro mucho a las personas que se dedican a este sector que yo he vivido desde dentro durante tantos años”.
La irrupción de los videojuegos
Sin embargo, en el 2013, Canudas recibió una llamada que le hizo tomar un nuevo rumbo profesional: “Me llamó Manel Sort, un antiguo compañero de instituto con el que había perdido el contacto, para ofrecerme entrar en una nueva empresa de videojuegos”. Canudas narra que, en ese momento, la industria de los videojuegos no estaba tan arraigada y desarrollada en Cataluña y que para él fue un gran cambio laboral. “Era un sector en el que yo no tenía experiencia, renuncié a una larga carrera en la obra pública y pasé a cobrar la mitad de lo que cobraba entonces, pero al final debía escucharme a mí mismo. Pienso que, a veces, los catalanes tendemos a ser algo conservadores frente a estas situaciones”, reconoce. Canudas, que había cursado un máster en Iese entre 2010 y 2012, entró en la compañía sueca King, dedicada a los videojuegos y conocida por su famoso Candy Crush. Actualmente, después de diez años, Canudas es general manager y vicepresidente de la división de nuevos juegos de la empresa desde su sede en Barcelona.
Lecciones de vida
“La industria de los videojuegos ha arraigado fuerte en Cataluña en los últimos diez años y se ha convertido en un hub , también porque se ha democratizado el uso de esta tecnología con los teléfonos móviles. Mucha gente no es consciente de ello, pero muchas veces decimos que es un mundo que fusiona tanto ciencia como arte y para el que se necesitan muchos perfiles profesionales diferentes, desde analistas de datos hasta diseñadores”.
“La gestión de personas es una de las cosas más complicadas para las empresas porque no hay un solo camino hacia el éxito, por tanto, muchas opciones son válidas. A la hora de gestionar proyectos, es necesario poner de acuerdo tantas personalidades diferentes que es mágico cuando finalmente sale adelante. Hay que escuchar a todos, pero manteniendo la visión y sin que se pierdan los detalles”.