“¿Cine? Me conformo con hablarles a mis hijos siempre en catalán”

La escasez de oferta ha acostumbrado a las familias a elegir el entretenimiento sin tener en cuenta el idioma

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Anna y sus hijas, prácticamente preadolescentes, han decidido ir al cine a ver Wonder Woman 1984, uno de los pocos blockbusters disponibles en las salas en estos días de cartelera a medio gas debido al coronavirus. La película la verán en castellano porque es el idioma en el que lo ofrecen en el cine Bosque, que es la sala que eligen habitualmente porque les queda cerca de casa. También es cierto que si la quisieran ver en catalán su aventura se convertiría en una misión imposible: en toda Catalunya no se ha estrenado ninguna copia doblada o subtitulada en catalán. “Me conformo con hablarles siempre en catalán, siempre en catalán”, dice Anna.  

Haciendo un repaso a la cartelera, resulta evidente que los padres que quieren que sus hijos consuman películas en catalán tienen que hacer un sobreesfuerzo que incluye un tetris para cuadrar película, horario y sala. “La verdad es que cuesta muchísimo encontrar contenidos en catalán”, asegura Anna, que remarca que ella es del Empordà y en casa se habla en catalán. Reconoce que la oferta en su lengua materna es prácticamente inexistente en cuanto al entretenimiento audiovisual doméstico. “Hay TV3 y poca cosa más. Yo lo doy por perdido, es un poco triste pero es lo que hay”, dice con resignación.

Durante las semanas de vacaciones de Navidad, que es cuando los niños tienen más posibilidades de ir al cine, la cartelera incentivaba especialmente el consumo de películas en catalán. La oferta a la cual tuvieron acceso los más pequeños durante la última semana de diciembre era de dos títulos: Els croods: una nova era y El cavaller del drac. En Barcelona, la primera la hacían en catalán en cuatro cines, algunos de los cuales también la programaban en castellano con más variedad de horarios. Por ejemplo, en las Arenas solo se podía ver en catalán en una sesión, la de las 15.30 h, mientras que en castellano se podía elegir entre las 16.00 h y las 18.00 h. La situación con El cavaller del drac era todavía peor: solo estaba disponible en catalán en un cine, el Girona, que la programó el sábado, el miércoles y el jueves a las 16.00 h. Otras películas infantiles estrenadas durante las fechas de Navidad, como por ejemplo Mi amigo Pony o Trolls 2: Gira mundial, solo estaban disponibles en castellano.

En enero, la oferta en catalán se ha ampliado con el estreno de Els elfkins y Fritzi: un conte revolucionari. De nuevo, en Barcelona, las dos películas forman parte de la programación del cine Girona (Fritzi también se puede ver en el Verdi, en el Maldà y en el Zumzeig). Con estas exiguas posibilidades, los padres que quieren que sus hijos tengan acceso a cultura en catalán tienen que dejar de lado la practicidad y hacer una elección consciente, aunque esto implique un desplazamiento más largo. 

Els croods 2: una nova era, pero en castellano, es la película que precisamente han elegido para ver Melqui Calzado y sus hijas. “Nos era indiferente ir a ver la película en un idioma u otro. No es un tema que nos preocupe porque en casa los hablamos los dos y elegimos más por el título, sobre todo cuando vamos con los niños”, explica Calzado, que remarca que la elección la hacen por comodidad. Es lo mismo que hace que en casa utilicen plataformas de streaming cuando sus hijas quieren ver dibujos animados. “En casa no consumen muchos contenidos en catalán por la poca disponibilidad que hay. Usamos plataformas, como Disney, porque tienen muchos contenidos y mucha variedad, pero es cierto que no hay oferta en catalán”, reconoce.

Y el inglés, ¿qué?

Calzado admite que si unos padres quieren entretenimiento familiar en catalán tienen que hacer un esfuerzo porque tienen muy pocas opciones. “Entiendo que detrás [de la poca oferta] hay una cuestión económica. Seguramente traducir todas las películas al catalán debe de costar dinero y la rentabilidad que tiene se me escapa. A día de hoy, como padre, creo que hay poca disponibilidad de contenidos”, explica. Mientras muchos padres ven con preocupación el desequilibrio entre contenidos en catalán y castellano, Calzado señala que para él sería más importante que sus hijos pudieran acceder a productos en inglés. “Tenemos primos que son de otros países de Europa y ahí todos los contenidos son en inglés, en el cine y en la televisión, y claro, tienen un nivel que no tiene nada que ver con el que tenemos aquí. Creo que esto sería un plus para la educación de nuestros niños”, argumenta. 

La actitud de aceptación resignada también se detecta en Jordi Albert, otro padre que lleva a su hijo a ver Els croods 2: una nova era en castellano. Como en los otros dos casos, la elección se ha hecho por proximidad, no por el idioma, que asegura le es indiferente. “Venimos aquí porque vivimos al lado y si la hicieran en catalán la veríamos. Es muy difícil tener acceso a contenidos en catalán. Si hubiera más opciones iríamos más, ¿por qué no?”, dice. Albert reconoce que, a pesar de que para la familia no es prioritario que su hijo vea dibujos en catalán y que se adaptan a lo que hay, normalmente se encuentran con que las películas son en castellano. “Es una buena opción tener la posibilidad de catalán y castellano, pero aquí cada vez hay menos en catalán”. 

Si su cine habitual ofreciera las películas en catalán, ¿irían? Albert no duda: “Si hoy hubiéramos venido y la película fuera en catalán, la veríamos en catalán”.

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