Comer sano y salvar el planeta. ¿Se pueden matar a dos pájaros de un disparo? No es fácil, existen contradicciones. Pero éste debe ser el objetivo. Europa hace tiempo que le persigue. En Cataluña somos líderes en el mercado de productos ecológicos en España y el sur de Europa (nos acercamos al 25% del total de producción agrícola y ganadera con sello ecológico), pero en términos de consumo todavía nos falta mucho. En Suiza, el país que encabeza el ranking de consumo ecológico, el gasto por persona en alimentos ecológicos es de 437 euros por habitante y año, más de cinco veces que en Catalunya, donde ronda los 80 euros. Estados Unidos, Canadá y Europa acumulan el 84% de la cuota de mercado mundial. En Cataluña, pues, nos falla más la demanda que la producción; por eso, más de un 30% de lo que sale de nuestras explotaciones verdes se exporta. Nos falta concienciación ciudadana, pero es probable que haya un factor extra decisivo: las dificultades económicas de muchas familias para llegar a fin de mes hacen que no puedan ni plantearse acceder a productos ecológicos, que son más caros. Lo que sí puede hacer todo el mundo es no desperdiciar comida, práctica que supone un ahorro y reduce la huella ecológica.
La cuestión es que, sea por las dificultades en la demanda o por los costes añadidos en la producción, por ahora sin el apoyo de la política agrícola comunitaria (subvenciones), la agricultura y ganadería ecológicas no podrían subsistir ni habrían experimentado en la última década su avance. Por tanto, es necesario que desde Bruselas se mantenga el apoyo, pero no sólo con subvenciones, sino también legislando para que cada vez sea más preceptivo para todo el sector agroalimentario ir hacia la producción ecológica que limite el uso de fertilizantes y pesticidas, que gaste menos agua y que no utilice plástico en los embalajes. Ir hacia aquí permitiría homogeneizar costes y precios en el sector. Si, además, los grandes productores ven que el mercado responde cada vez más al sello ecológico, sin duda alguna la transición verde en la producción de alimentos se acelerará.
El mayor impacto ambiental se da en la carne –en Catalunya hay ocho millones de cerdos–, el pescado, los huevos y los lácteos. Esto no significa que no se pueda comer de todo, aunque la tendencia es reducir ciertos consumos, en especial el de carne. Sin embargo, en todos los casos hay producción ecológica de estos alimentos. El lema del congreso mundial LCA Food (Life Cycle Assessment of Foods), que se celebra esta semana en Barcelona, es "Sistemas alimenticios sanos para un planeta sano". Es el camino. Aparte de realizar un seguimiento informativo de este reto, en el ARA hemos querido dar un paso más con la puesta en marcha de un festival de comida sostenible destinado al público general, el Festí Fest, que se celebrará el fin de semana que viene a la Antigua Fábrica Estrella Damm y que hemos organizado conjuntamente con Fira Àpat.