Croacia no puede frenar el sueño de Messi (3-0)
El '10' desencalla la semifinal con un gol y una asistencia, y lidera la clasificación de la selección 'albiceleste ' para la final del domingo
BarcelonaLeo Messi se ponía las manos en la cintura y soltaba un leve suspiro. Miraba fijamente a la pelota. Nada más. Cogía impulso y chutaba con la pierna izquierda. El impacto era brutal, como si descargara toda la rabia acumulada en Argentina, la angustia de un país que se ha aferrado al Mundial como la panacea para superar una crisis económica, social y política de dimensiones inimaginables. La pelota salía disparada y entraba por la escuadra. Era el primer gol del partido. El primer paso hacia la gran final.
Argentina superó a Croacia en la semifinal (3-0) en un partido que fue de menos a más. De no ser nada brillante, sobre todo en los primeros compases, aburridos y dispersos, a ser plácido y vistoso. Porque al principio había miedo, mucho miedo. Pánico escénico por todo lo que había en juego y miedo a cometer errores. El duelo fue un saco de nervios hasta que Messi inauguró el marcador. Era como si aquel gol descargara de tensión del combinado sudamericano, que a partir de entonces, con el viento a favor, hizo una de las mejores actuaciones de todo el torneo.
Atrás quedaban las imágenes dantescas del partido contra los Países Bajos. El duelo con Croacia fue más noble, sin incidentes destacados en el césped, más allá de los típicos reproches en una semifinal de un Mundial. Nada de insultos, de gestos provocativos o de rifirrafes. Los tiempos también ayudaron, porque el marcador, en un abrir y cerrar de ojos, pasó de estar empatado a estar decantado para el equipo de Messi. Argentina llegó a la final y Croacia, con deportividad, reconocía la derrota. Habían caído con honor, más del que el resultado podía indicar.
El penalti que decanta la semifinal
No había pasado nada destacable, ningún chut entre los tres palos, hasta que llegó un desajuste defensivo croata. Julián Álvarez recibió en el espacio. La Araña intentó driblar al portero. Pero Livakovic le hizo caer y el árbitro señaló penalti. A diferencia de otros, este era incuestionable. Los fantasmas no nublaron a Messi, que adelantó a Argentina. Croacia mordió el anzuelo, quiso empatar enseguida y el equipo sudamericano se encontró con un contraataque que Julián, solo contra el mundo y con una pequeña dosis de fortuna, culminó con el segundo gol. La clasificación estaba en el bolsillo y solo había que atarla muy atada. De eso se encargó Messi, que hizo una jugada marca de la casa, librándose del marcaje de Josko Gvardiol y sirviendo en bandeja el tercero a la Araña.
Croacia se había quedado sin opciones. La selección balcánica, la sorpresa del Mundial de Rusia 2018, donde llegó a la final, estaba a punto de volver a hacer historia después de dejar fuera de combate a Brasil. Pero esta vez la resistencia fue infinitamente inferior. Luka Modric, que con 37 años disputaba su última Copa del Mundo, abandonaba el terreno de juego cabizbajo, consciente de que se había esfumado la última bala para ganar el título más grande de todos. Croacia también fue víctima de los nervios y, curiosamente, no se relajó hasta que iba por detrás en el marcador. Pero Argentina resultó ser un gigante en defensa que solo concedió un par de ocasiones claras al rival. Y, en ataque, con espacios y un Messi desbocado, incluso sorprendió que el resultado no fuera más amplio.
Argentina sorprendió por la buena gestión del partido. Esa selección bajo sospecha fue prudente y aburrida al principio, pero solvente, valiente y eficaz con el marcador a favor. Había aprendido de los errores, y regaló a una afición de naturaleza sufridora un final dulce y festivo. Ahora solo le queda un último paso, contra Francia o Marruecos. Leo Messi está a 90 minutos de la gloria.