El despido post luna de miel que dio lugar a un imperio
José María Aguirre fue el impulsor de la histórica constructora Agromán y también de Acerinox

En mayo del 2020, en medio de la pandemia y abriendo la desescalada del confinamiento, se produjo una noticia histórica en el mundo de la construcción española: la firma Agromán, que tenía casi un siglo de historia a sus espaldas, desapareció para siempre después de que su propietario, la todavía un antiguo lasis decidía la antigua nación Ferrovial. Así pues, Ferrovial Agromán, pasó a llamarse Ferrovial Construcción y, de repente, noventa y tres años de historia quedaron volatilizados. Por cierto, probablemente habrá gente que piense que la denominación de la constructora extinta tenía alguna relación con el mundo agrario, pero nada más lejos de la realidad, como veremos más adelante.
JOSÉ MARÍA AGUIRRE GONZALO Empresario
- 1897-1988
El futuro ingeniero de caminos José María Aguirre nació en San Sebastián en verano de 1897, y en 1921 ya tenía el título universitario que le abriría de par en par las puertas del mundo profesional, en concreto de la Compañía Metropolitano Alfonso XIII, la compañía que construía las primeras líneas del suburbano madrileño. Según explicaba él mismo, en 1925, y tras regresar de una larga luna de miel, vio cómo la empresa le rescindía el contrato por sorpresa. Antes de la boda, los directivos de la compañía le habían asegurado que él, su responsable y un tercer ingeniero serían los únicos que mantendrían el puesto de trabajo después de que las obras de ampliación del Metro hubieran finalizado ese mismo año. Ante la situación, Aguirre optó por saciar sus ganas de ser empresario y, junto a su antiguo responsable en el Metro, Alejandro San Román, montaron desde cero una empresa dedicada a elaborar proyectos de ingeniería. El primer nombre de la firma fue San Román y Aguirre Ingenieros, pero después evolucionó hacia Agromán (de ahí que antes indicábamos que el nombre de la empresa no tenía ninguna relación con el mundo agrario, sino que era la conjunción de los dos apellidos).
Con la creación de Agromán en 1927 se puso la primera piedra de una de las principales constructoras españolas durante muchas décadas. Pronto consiguieron contratos importantes, como el del puerto de Bilbao, el de la ciudad universitaria de Madrid y uno de carácter ferroviario también en la capital del Estado. El 1934 va fundar l'Instituto Técnico de la Construcción y Edificación (ITCE), amb la col·laboració de diversos enginyers, entre ells el cèlebre Eduardo Torroja Miret, fill d'un matemàtic català, autor de l'elogiada visera de formigó del camp de futbol de les Corts i avi de la cantant de pop Ana Torroja Fungairiño (aquest enginyer té una plaça dedicada a la ciutat de Barcelona).
También durante la República, Aguirre tuvo que pasar una temporada fugaz en prisión por un conflicto patronal, pero después de la Guerra todo le fue mejor, porque Agromán, junto con Dragados (una empresa que con el cambio de siglo acabaría en manos del ACS de Florentino Pérez) se repartieron la tarta de la reconstrucción de la post postguerra. Por cierto, en Agromán y en concreto en un departamento que dirigía el hijo de Aguirre, trabajó durante mucho tiempo un personaje extremadamente singular llamado José Luis Jordán Peña, padre de una de las tramas más delirantes elaboradas nunca en España, según la cual durante los años cincuenta, sesenta y setenta corrían por el país unos extraterrestres de aspecto escandinavo.
Hiperactivo y banquero
También la posguerra fue la época en la que Aguirre puso el pie en la banca, primero como consejero del Banco Guipuzcoano (1941) y después entrando en el consejo del Banesto (1942), dos entidades con las que tendría una larga relación. Su hiperactividad empresarial queda patente en su currículum, porque dicen formar parte del consejo de administración de más de cincuenta empresas, entre ellas Renfe, Sevillana de Electricidad, Enher, Acerinox (empresa que fundó él mismo en 1970), Siemens o Nestlé, además de ser accionista de varios medios de prensa. Resulta muy difícil encontrar algún sector en el que no hubiera puesto el pie. En cuanto al sector bancario, en 1956 fue nombrado presidente del Guipuzcoano –un cargo que mantuvo hasta su muerte– y en 1970 llegó también a la cima del Banesto, donde permaneció hasta 1983. De él se dice que fue el ideólogo de la creación del famoso club de los Siete Grandes de la banca estatal. En 1953 fue proclamado presidente –el primero de la historia– del Colegio de Ingenieros de Caminos.