Salud

El embarazo puede llegar a envejecernos dos años

Un estudio muestra hasta qué punto la gestación pasa factura al reloj biológico de las madres, aunque se recupere en el

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Que el embarazo pasa factura está claro. Durante el tiempo de gestación son habituales las náuseas, las lumbalgias y el cansancio, entre otros síntomas, en la mayoría de las futuras madres. A esto se añade el estrés fisiológico al que se somete el organismo de la mujer gestante, que debe dedicar un montón de recursos y energía a fabricar un nuevo bebé. Pues bien, esto, que todo el mundo que haya parido a un hijo ha vivido en primera persona, ahora un equipo de científicos de la Universidad Yale lo ha cuantificado científicamente. Y han visto que sí, que el impacto que puede llegar a tener ese proceso en la edad biológica de la mujer puede envejecerla hasta 2,5 años. Y lo que es peor: en el caso de los embarazos múltiples el efecto es acumulativo por cada bebé gestado.

“El embarazo tiene un coste que parece detectable incluso a partir de los 20 años de la madre”, señalan los investigadores en el estudio, que publicaron en Cell Metabolismo.

El envejecimiento es un proceso complejo que implica cambios en múltiples niveles, incluidas alteraciones celulares y nucleares en las que la epigenética juega un papel determinante. Dentro de las diferentes marcas epigenéticas encontramos los grupos metilo, que se adhieren al ADN mediante la metilación y no permiten la expresión de los genes que las llevan.

Con el tiempo se ha reconocido el papel fundamental de estas marcas epigenéticas en el proceso de envejecimiento, puesto que la metilación del ADN aumenta con la edad. El genetista de la Universidad de California Steve Horvath fue uno de los pioneros en identificar esta correlación y creó un modelo estadístico que permitía relacionar los patrones de metilación con la edad biológica, dando lugar a los llamados relojes epigenéticos.

 

El reloj epigenético echa atrás en el posparto

En este nuevo estudio, para entender cuál era el impacto del embarazo en la edad biológica –la que aparentan las células y órganos según su bioquímica y que es diferente a la cronológica, que son las vueltas que hemos hecho alrededor del Sol–, los investigadores de EE.UU., liderados por Kieran O'Donnell, analizaron los relojes epigenéticos.

Estos relojes marcan si envejecemos más o menos deprisa o más despacio de lo esperable. Les influyen diversos factores, como el estilo de vida, que, por la epigenética, es decir, las condiciones externas que harán que nuestros cuerpos activen y desactiven los genes según las marcas, pueden adelantar las manijas o retrasarlas. En este sentido, el estudio de la epigenética en relación al envejecimiento ofrece una visión sobre cómo las experiencias de la vida pueden dejar huella en nuestro ADN e influir en nuestra salud a largo plazo.

Por tanto, utilizando el análisis de los patrones de metilación del ADN o los relojes epigenéticos es factible estimar la edad biológica de un individuo, lo que permite reflejar las tensiones fisiológicas acumuladas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, durante el embarazo. Los investigadores recogieron muestras de sangre durante 20 semanas en varias fases de la gestación y el posparto para investigar el proceso de envejecimiento biológico.

Descubrieron que la edad biológica –o reloj epigenético– de las madres se incrementó aproximadamente dos años, lo que sugiere que el embarazo realmente acelera el proceso de envejecimiento. Sin embargo, cuando O'Donnell y su equipo examinaron la edad biológica en las mismas mujeres tres meses más tarde, durante el posparto, los resultados fueron asombrosos. Se observó una disminución notable de la edad biológica, lo que indica que, aunque el embarazo puede incrementar la edad biológica, existe una recuperación clara y pronunciada en el postparto.

En algunos casos, los autores también describieron que las mujeres que amamantan a sus hijos pueden acabar siendo biológicamente más jóvenes que durante las primeras etapas del embarazo, pero no se puede asegurar aún si dar el pecho tiene un efecto “ rejuvenecedor” real.

El estilo de vida deja huella en los genes

Curiosamente, los investigadores encontraron también una relación entre el índice de masa corporal (IMC) y la edad biológica durante y después del embarazo. Concretamente, vieron que las mujeres con un IMC de 30 (obeses) tenían una edad biológica entre 0,7 y 1,4 años mayor que las mujeres con un IMC de 23 (peso adecuado). Esto sugiere que un mayor IMC puede contribuir a un proceso de envejecimiento acelerado a escala biológica durante el embarazo. En este sentido, los investigadores postulan que quizá el efecto “rejuvenecedor” de dar el pecho podría deberse a la pérdida de peso producida por la lactancia materna, aunque es necesaria más investigación para determinar su causa subyacente.

Sabemos que el estilo de vida, la dieta y el entorno pueden tener también un impacto considerable en la epigenética. Un estudio anterior, también publicado en Cell Metabolismo y liderado por la Universidad de Harvard, llegó a estas mismas conclusiones. Los investigadores observaron cómo diversas fuentes de estrés podían incrementar la edad biológica de forma temporal en ratones y sugerían que ocurría lo mismo en humanos.

Además, los científicos que trabajan en el ámbito de investigación de la longevidad ya han confirmado la importancia de comer bien, hacer ejercicio regularmente y garantizar una cantidad adecuada de sueño para envejecer lo mejor posible.

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