Jordi Bosch: «Todas las empresas deberían tener contratado a un 'happiness manager'»

Director de BDF Ingredientes, empresa de ingredientes y aditivos alimentarios

Marc Amat
2 min
Jordi Bosch: «Todas las empresas deberían tener contratado a un 'happiness manager'»

Estudió marketing pero ahora dirige una empresa de aditivos alimenticios. ¿Cómo lo hizo?

En casa teníamos un negocio familiar dedicado a la producción de maquinaria para la industria cárnica. Yo, en cambio, tiré a otra rama y cuando terminé los estudios de marketing decidí que no me interesaba entrar a formar parte de la empresa de la familia. Fue entonces cuando, en 1999, mi padre me propuso crear BDF Ingredients, una empresa -al margen del negocio familiar- que se dedicara a producir ingredientes alimenticios. Aunque desconocía del todo el sector, lo sacamos adelante. Fue un paso arriesgado pero que no di solo: al proyecto se unió un tecnólogo alimentario. Ambos teníamos sólo 23 años.

Irrumpieron en un sector bastante maduro con muy poca experiencia. ¿Les costó hacerse un sitio?

Arrancar la empresa desde cero fue muy duro: consolidar la cartera de clientes fue un proceso lento. Empezamos el negocio fabricando mezclas para la fabricación de embutidos, dándonos a conocer entre los clientes del negocio familiar. Esto nos permitió subsistir hasta que en 2003 encontramos un producto que nos hizo empezar a crecer: una enzima capaz de mejorar la textura de productos como la carne y la leche. La patente la tenía una multinacional japonesa, pero había vencido recientemente. Vimos potencial en el producto, empezamos a investigar cómo lo podíamos vender y, finalmente, nos lanzamos. No fue fácil. Hasta 2009 no logramos consolidar las ventas.

Pero entonces llegó la crisis económica. ¿Cómo les afectó?

Nos cogió en un momento de impasse. Por un lado, todavía veníamos productos alimenticios para fabricar embutidos; por otro, al mismo tiempo crecíamos con la nueva enzima pero no lo suficiente para sostenernos. Nos vimos obligados a realizar un expediente de regulación, pero no reduciendo personal sino recortando horas de trabajo. Por suerte, el elevado porcentaje de exportaciones que teníamos y la tirada del nuevo producto nos permitió seguir adelante.

De hecho, su cifra de ventas en el exterior es muy elevada.

Exportamos un 95% de la producción a cerca de 50 países, en buena medida gracias a internet. A pesar de tener un departamento de marketing de tan sólo cuatro personas -mucho menor que las multinacionales asiáticas con las que competimos, por ejemplo-, hemos logrado dar a conocer el producto lejos de aquí. En España, el sector todavía es reacio a incorporar novedades en el campo de los aditivos e ingredientes alimentarios. En los países de Europa del Este y Rusia es donde tienen mayor tirada: se consumen un gran número de productos emulsionados.

¿Cuánto facturan?

Si hace cuatro años estábamos facturando alrededor de 3 millones de euros, el año pasado cerramos el ejercicio situándonos cerca de los 7,8 millones. El objetivo es seguir creciendo pero intentando mantener las ventajas que tiene de ser una empresa pequeña como la nuestra, con buena sintonía entre los trabajadores. De hecho, uno de nuestros empleados tiene el rol de happiness manager. Todas las empresas deberían tener uno. Se ocupa de organizar cenas, encuentros, jornadas y decorar los escritorios de sus compañeros el día de su cumpleaños. Nos ayuda a retener el talento en nuestra empresa ya evitar la rotación de personal que existe en el sector.

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