Elena García i Pol Ishanda: "Hacemos una especie de pop de autora con vertientes independientes y giros flamencos"
Miembros del grupo de música Elena García
Elena García es de Barberà del Vallès y Pol Ishanda de Lleida. Ambos llegaron por amor a Tarragona y se quedaron allí. Hace algo más de un año se conocieron y conectaron musicalmente. Han sumado otro leridano, Òscar Chic, al proyecto que toma el nombre de la cantante. El 16 de mayo publicaron con el sello vasco Oso Polita su primer EP, Wabi Sabi, cuatro canciones en forma de alegado a la sencillez ya su belleza. Hablamos con Elena y Pol.
¿Cómo nace el proyecto musical Elena García?
— ELENA GARCÍA: Con Pol nos conocimos hace poco más de un año en el restaurante La Clotxa, en Tarragona. Acababa de dejar un proyecto y tenía muchas ganas de continuar en el mundo de la música. Tenía canciones bastante trabajadas y las enviaba a concursos. Al cabo de un mes me cogieron en un concurso y le dije a Pol si quería sacar esto adelante. Necesitábamos un tercer integrante, que es Òscar Chic.
¿Con Óscar Chic ya se conocía?
— POL ISHANDA: Sí. Es colega mío. Elena me explicó su situación cuando nos conocimos. La escuché y me gustó muchísimo cómo cantaba y sus letras. Quedamos para empezar a ensayar los dos y cuando salió el concurso buscamos a un tercer integrante.
— EG: Lo gracioso del caso es que nos obligaban a tener un tercer integrante. Pero después funcionó y Óscar se quedó.
— PI: Con Òscar habíamos girado con diferentes grupos, habíamos tenido una formación propia de psicodelia con otro chico de Tarragona.
¿Cómo va ese mundo de los concursos musicales?
— EG: Creo que en un principio ayudan mucho. Nosotros tuvimos suerte, pero también curramos mucho. Ganamos dos concursos, el Stellart de Lleida y el de Badalona, y en el de Tarragona conseguimos el premio al mejor artista de Tarragona. En este sentido, los concursos nos han ayudado, pero también nos empezaron a quemar un poquito por competir y que la gente juzgue tu música. Nos ayudó en un inicio, pero hasta ahí.
¿Y cómo enfoca esta nueva etapa?
— PI: Los concursos los veo como una especie de escaparate, ponerte a prueba y tocar. Encadenamos concursos con conciertos propios y Elena ya tenía pensado grabar un EP. Lo grabamos el pasado verano, además de los bolos que íbamos haciendo.
— EG: A partir de ahora tenemos en mente hacer un disco.
¿Se marca una fecha para tenerlo?
— EG: Por el momento sí, pero es bastante orientativa: un año.
— PI: Intentamos hacerlo todo lo más orientativo que podemos, porque siempre ocurren cosas, que no son necesariamente malas. Hemos tenido un inicio vertiginoso. No pensaba, cuando conocí a Elena, que nos salieran tantos conciertos y que la grabación del EP fuera tan rápida.
¿Por qué cree que ha ido tan rápidamente?
— PI: Ha salido bastante natural, pero también íbamos al máximo.
— EG: Pol y Òscar hacía tiempo que no tocaban, pero yo había dejado un proyecto unos meses antes y ya teníamos la inercia.
¿El reencuentro con Óscar como ha sido?
— PI: Un pim-pam. Es como un hermano. Hemos tocado tanto juntos...
¿Qué conciertos tiene previstos en breve?
— EG: Actuaremos el 3 de agosto en el Festival Bajo la Palmera de Tarragona, pero antes, el 8 de junio, seremos teloneros de Guillem Gisbert, también en Tarragona. Tenemos otros que no podemos decir porque no se han anunciado todavía.
¿Cómo trae ser teloneros de Guillem Gisbert?
— EG: A mí me impone mucho.
— PI: Es un reto importante. Nos puede dar un altavoz bastante importante. Esperamos estar a la altura.
— EG: Las entradas cuestan 30 euros y están casi todas vendidas. Es un público fiel.
¿Qué referentes tiene?
— EG: Ahora estoy escuchando mucho a una chica de Inglaterra que se llama Olivia Dean. Me encanta. También escucho a Sílvia Pérez Cruz. Otro estilo que ahora estoy escuchando es Royel Otis. Son australianos y vendrán en el Primavera Sound. La banda es una mezcla de cosas. Lo que te dirá Pol no tiene nada que ver.
— PI:Ahora estoy haciendo un estilo de música que nunca había hecho. Echo bastante de intuición. Escucho muchísima música, de estilos muy diferentes. La mayoría de canciones que hacemos con una guitarra y la voz funcionan. Y esto en gran parte es trabajo de ella. Es cosecha suya. Cuando me pasa una canción yo soy otra capa de la cebolla. Me lleva hacia ese rollo. Cojo la guitarra y toco algo diferente, con un estilo en el que me siento más cómodo. Y así vamos construyendo.
¿Cómo definiría su estilo?
— PI: Se está creando.
— EG: Sí, todavía lo estamos creando. Lo ideal es crear algo que no esté en el panorama actual y que encaje.
— PI: Es una especie de pop de autora con vertientes independientes y giros flamencos. El sonido de la guitarra tira hacia otros estilos y los sintetizadores que utilizamos recuerdan más a un sonido ambiental, no muy agresivo. Lo estamos construyendo.
— EG: Pol viene del rock psicodélico, y Óscar, del rock. Yo antes hacía música más de raíz. Es una confluencia, un punto de encuentro.
Ha grabado en catalán y en castellano. ¿Cómo combina el tema de la lengua?
— EG: Hablo catalán y castellano. Pienso en catalán y, a veces, en castellano. Depende con quién hablo, en mi día a día, en qué contexto estoy.
— PI: Las canciones las escribe Elena ya mí me gusta mucho cómo escribe. Lo acepto y me parece estupendo.
¿La estética japonesa cómo entra en el grupo?
— EG: Ahora está muy de moda, pero yo no lo hago por esa moda, sino por una experiencia personal. Yo hacía cerámica en el Club de Barros de Tarragona. Cuando hacíamos una pieza, previamente nos la imaginábamos. De la mente a la realidad no es lo mismo. Hay una diferencia. El color no ha salido como queríamos, hay una grieta, la forma es imperfecta... Siempre decíamos "wabi sabi". En la vida es igual. Te imaginas las cosas de una manera y acaban siendo de otra."
¿Cómo ve el panorama musical de Tarragona?
— EG: Hay festivales, cara al verano, pero de salas no muy bien.
— PI El panorama de Tarragona es ciertamente curioso. Lo he ido descubriendo muy despacio. A mí personalmente me gusta, porque tira hacia estilos como punk, punk-rock; también un estilo más urbano como Alba Morena. Se distancia más de todo el catalán festivo, que está muy masticado. En cuanto a las salas, no se libra de la miseria general: pocas salas y muy pocos conciertos. Tenía predilección por el Mojo Club, pero ha cerrado. Actualmente, queda la Sala Cero, que programa grupos más estatales, que vienen de gira, y El Cau ya hace años que no programa nada. Está pelado.