Cómo estimarse a 16.000 kilómetros de distancia
La historia de amor de la campeona de waterpolo Anni Espar
Cuando alguien se enamora seguramente no tiene previsto hacerlo de una persona que vive a 16.000 kilómetros de distancia, literalmente en la otra punta del mundo. Pero eso es lo que le ocurrió el año de la pandemia a Anni Espar, campeona de waterpolo, con el también jugador de waterpolo Billy Miller.
Ésta es su historia. “Billy es australiano. El mundo del waterpolo es pequeño y coincidimos por primera vez en 2011 en el campeonato mundial de Shanghái. La primera vez que hablamos fue en los Juegos Olímpicos de Londres, en el 2012, pero no nos enamoramos hasta casi diez años más tarde”, explica Espar. El año de Covid empezaron a hablar por Instagram y conectaron muy rápido. "Pasamos a llamarnos y después a hacer videollamadas, teníamos una conexión especial", dice la jugadora. Sin embargo, con las fronteras cerradas veían muy complicado poder tener una relación. “Él me decía: «Si pudiera cogería un avión y así podríamos saber si lo nuestro puede funcionar»”. Pero no podían volar, así que decidieron llamarse adiós. "Dejamos la puerta abierta y nos dijimos que si teníamos que estar juntos, lo estaríamos". Durante nueve meses no hablaron y la relación se enfrió.
Cuando reanudaron el contacto fue como si no hubiera pasado el tiempo. “Diez días después de que abrieran las fronteras, Billy vino aquí a pasar un mes. Queríamos saber si la cosa podía funcionar”, recuerda Espar. "Fue uno más increíble; yo ya estaba enamorada de él, pero no sabía cómo sería cuando estuviéramos juntos. Para los dos fue muy mágico que todo saliera tan bien, y decidimos que le daríamos una oportunidad a la relación a distancia ".
Teniendo en cuenta que les separan 16.000 kilómetros, Espar dice tener la sensación de que se ven bastante. “Nunca han pasado más de tres meses sin vernos”, dice, y asegura que nunca hubiera imaginado que podría mantener una relación a distancia. “Lo llevamos muy bien. No podemos escapar un fin de semana cualquiera, pero cuando pasamos tiempo juntos es tiempo de mucha calidad”, explica. Juntos han estado en Bali, en Sri Lanka… También se han hecho visitas sorpresa casa. “Hablamos cada día, un rato por mi mañana y por su noche o viceversa, así que siempre que nos hemos hecho alguna sorpresa nos hemos tenido que inventar algo para que la otra persona no sospechara de la desconexión durante tantas horas de vuelo” . Él, por ejemplo, hizo ver que se le había caído el móvil en la piscina donde entrenaba, y ella pagó el wifi del avión y le envió fotos tomadas en otro lugar para despistar.
16.000 kilómetros de distancia, dice Espar, no son tantos cuando “amas, respetos y admiras” más que a nadie la otra persona. "Billy es la mejor persona que he conocido", explica.