Finanzas personales

Gastos hormiga: ¿se puede ahorrar cambiando pequeñas decisiones?

Revisar las compras recurrentes y no planificadas puede ser una técnica útil para gastar menos en el actual contexto de inflación

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Una mano con varias monedas ante un paro del mercado de Sant Antoni  de Barcelona

BarcelonaHablar de técnicas para gastar menos con el fin de mejorar la capacidad de ahorro tiene sentido si no se saca el foco de las causas estructurales que agujerean el bolsillo de las familias, como el precio de los alquileres, el aumento de la cesta de la compra y una inflación generalizada que contrasta con el estancamiento de los salarios. Sabiendo esto, el control de los gastos hormiga a menudo es útil para que la cuenta corriente no pierda musculatura.

El año 2022 cerró con una inflación de un 8,4%, mientras que los salarios aumentaron de media un 2,8%, según datos del ministerio de Trabajo sobre los convenios del 2022, que afectan a unos 9 millones de trabajadores. El incremento de los salarios fue superior al del 2021, situado en el 1,5%, pero todavía se sitúa muy por debajo de la inflación. La inflación, es decir, el incremento generalizado y persistente de los precios de los bienes y los servicios, tiene un impacto concreto para los bolsillos de todas las familias: el dinero que tienen ahorrado vale menos. Esto significa que cualquier gasto requiere un esfuerzo más grande, por pequeño que sea, y aquí es cuando decimos que la sociedad pierde poder adquisitivo.

Pero, ¿qué son los gastos hormiga? Este concepto abraza un amplio abanico de compras recurrentes y no planificadas, como el café de media mañana, los alimentos o snacks para picar algo entre horas, ir a comer fuera o pedir la cena a domicilio. También incluye todos aquellos gastos no previstos que hacemos cuando estamos haciendo tiempo o solo entrábamos a mirar en alguna tienda. También lo son el transporte, sobre todo en las ocasiones en las que hay una alternativa más económica, el tabaco y las cervezas de más.

Por ejemplo, si cada día bajamos a desayunar y tomar el café de media mañana, a un precio hipotético de 3 euros, a final de mes la cifra sube hasta los 60 euros. Si aquí sumamos los días que comemos fuera –dos días a la semana por 8 euros cada uno–, más algún gasto por la tarde, como puede ser la merienda, a 2 euros, al cabo de 30 días la factura supera los 150 euros.

Más impacto en la renta

"Es importante controlar estos pequeños gastos porque en el actual contexto de inflación las rentas no suben a la misma proporción que los precios. Lo que hace un año o dos eran solo pequeños gastos hormiga ahora quizás suponen un gasto un 10% o un 15% más alto que antes, mientras que tu renta solo ha aumentado un 3%", explica en declaraciones al ARA el secretario técnico del Col·legi d'Economistes de Catalunya, Àngel Hermosilla. Teniendo en cuenta esto, todos estos gastos antes quizás suponían un 10% de tu renta, y ahora pueden haber aumentado hasta el 15% o 20%, añade este experto.

La tasa de ahorro de los hogares españoles cayó hasta el 7,2% de la renta disponible bruta el año pasado, 6,6 puntos por debajo de la registrada en 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados a finales de marzo. Es la cifra más baja de los últimos cinco años. En el primer trimestre de este año, esta tasa se situó en el 0,9%.

Trucos para hacerlo fácil

Un primer paso para controlar estos gastos es identificarlos y enumerarlos para calcular el impacto real que tienen a la larga, como puede ser al cabo del mes o en todo un año. Una vez dado este paso, se puede hacer una planificación para tratar de reducir o eliminar los más prescindibles o los que contribuirían en un grado más alto a un ahorro a corto plazo.

Una posibilidad también es vincular el ahorro de un gasto hormiga concreto a otro mayor y planificado. El centenar de euros que te puedes ahorrar evitando los snacks de cada día, que se pueden suplir por una pieza de fruta de casa, puede destinarse a la compra de un bien o servicio de más valor del que no puedes prescindir.

Como toda práctica habitual tiende a convertirse en un hábito, una vez identificado el gasto hormiga, la idea es cambiar algunas conductas para desincentivarlo. Si reducimos la exposición a las condiciones que desencadenan ese gasto, podremos evitarlo con más facilidad. Aquí es cuando entra la previsión: en el caso de todos los consumos relacionados con la jornada laboral, estos se pueden evitar haciendo una planificación antes de salir de casa: como buscar tiempo para hacerse la comida o llevarse al trabajo alimentos más sanos y baratos.

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