Cómo hablar de política en el trabajo sin caer en peleas
La consultora Alexandra Masó nos da pautas para afrontar con los compañeros esta cuestión
El otro día me enganché con un compañero hablando de política y fue muy desagradable. ¿Es un error hablar de ello en el trabajo?
Blanca, Barcelona
La política despierta pasiones, como politóloga soy plenamente consciente de ello. Pero lejos de ser un error, hablar de política es totalmente necesario y más entre compañeros de trabajo. Porque hablar de política significa hablar de nuestros ideales y nuestros miedos, y las empresas prosperan cuando las personas que trabajan en ellas saben identificar los miedos y expresar las ideas. Así, la cuestión es cómo exponer estas ideas políticas entre compañeros, y no tanto hablar o no.
Para hablar de política hay que entender el miedo que suscita este tema. La política utiliza el miedo desde tiempos inmemoriales; miedo al statu quo o de la rotura del statu quo, miedo a la derrota social o al inmovilismo social. Cuando hablamos de política tratamos los miedos sociales, y las ideologías políticas son las propuestas para solucionar estos males sociales. A esta capa de miedo, debemos añadir nuestro propio miedo, que no es poco: miedo a que rechacen nuestras ideas, a quedarnos aislados, a qué futuros funestos que imaginamos puedan darse, etc. Ahora que ya tenemos contexto, imagínate que nuestras ideas políticas crean una burbuja a nuestro alrededor. Cuando hablas de política, la cuestión no es entrar en la burbuja del otro ni tener miedo de que revienten la tuya, sino simplemente ver estas burbujas. ¿Cómo? Haciéndote dos preguntas: ¿qué miedo intenta ocultar detrás de su idea? Y también: ¿qué quiere resolver con ese miedo?
A esto se suma que a menudo queremos que nuestras ideas sean inmediatamente adoptadas por los que escuchan, y eso no será así. Necesitamos tiempo para digerir las ideas. Por tanto, muchos de los problemas que tenemos –y no sólo cuando hablamos de política– es por no pensar en estas burbujas, y por asumir que nuestra idea es la única viable.
No estaría nada mal, en el momento convulso que vivimos, que pudiéramos evitar estas concepciones y conseguir llegar a entendimientos, ¿no crees?
