"Hemos venido al mundo con un propósito, hemos venido a amar"

La historia de amor de Josep Quitet, presidente de la Cruz Roja

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Después de tantos años casados, Quitet tiene claros sus ingredientes para un matrimonio feliz.

Hace casi 50 años el presidente de Cruz Roja, Josep Quitet, puso los pies por primera vez en el pueblo de Sant Celoni. Aquel primer día vio a Fina Vinardell, la que sería su mujer, y ya nunca más se marchó. “Yo vivía en Berga y entré a trabajar en una entidad bancaria. El día antes me dijeron que la oficina estaba en Sant Celoni, así que cogí el mapa para ver dónde estaba y me presenté un 10 de agosto de 1976”, rememora Quitet. En esa época, explica, cuando entrabas a trabajar en una entidad bancaria hacías una ronda por todos los bancos del pueblo para presentarte y conocer a todo el mundo. Así fue como, en una entidad de la competencia, vio por primera vez a Fina. "La vista se me fue hacia ella", recuerda el presidente de la Cruz Roja.

A partir de entonces se fueron viendo en el banco de uno y otro, siempre por cuestiones de trabajo. Hasta que un buen día un compañero le dijo a Quitet que Fina quería ir al día siguiente a ver los Pastorets en Cardedeu, y que tomaría el tren de las 5. “Yo a las 5 estaba con el coche en la estación. Le dije que iba a Cardedeu y que si quería venir conmigo. La amiga que le acompañaba nunca creyó que no hubiera estado todo preparado”, señala Quitet, divertido. Comenzó, por tanto, el noviazgo. “Ya no era como con mis hermanas, que si querían ir con alguien al cine debían ir acompañadas. Como vivía en un hostal, pasaba mucho tiempo en casa de la familia de ella. En 1981 nos casamos”, detalla.

Después de tantos años casados, Quitet tiene claros sus ingredientes para un matrimonio feliz. "Tienes que tener espacios y momentos compartidos y espacios y momentos individuales". A ellos, por ejemplo, les gusta compartir cada mañana el desayuno en la terraza por la que sale el sol, con un café y unas tostadas. “Esto procuramos compartirlo siempre. Después tenemos nuestros espacios, en los que no nos molestamos y cada uno hace lo que le apetece”, explica. Como nunca han tenido hijos –“esto a veces lo ha hecho más fácil ya veces más difícil”–, han podido “dedicar todo lo que hemos querido a la persona que tenemos a nuestro lado”.

Para Quitet, que se define como “un idealista”, el amor es lo que da sentido a su vida y el porqué estamos en este mundo. “Hemos venido al mundo con un propósito, hemos venido a amar”, defiende, y añade: “Hemos venido a compartir, respetarnos y entendernos. Al mundo no hemos venido a competir ni a hacer guerras. Hemos venido a querer”.

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