Homenotes y danzas

El ideólogo del reino de Mitsubishi

El embrión de la marca japonesa fue una naviera que impulsó a finales del siglo XIX al emprendedor Yataro Iwasaki

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Yataro Iwasaki (1835-1885)

Una de las marcas japonesas más conocidas en todo el mundo es el conglomerado Mitsubishi, también llamado "la marca de los tres diamantes" por su logotipo y por el significado de su nombre en la lengua nipona. No se trata de un holding como los habituales que conocemos en el mundo empresarial de Occidente, sino que se construye como una constelación de compañías que operan con la misma marca y que mantienen relaciones entre ellas pero que no necesariamente tienen los mismos accionistas ni forman parte de una estructura piramidal de control. En este consorcio hay todo: desde el conocido fabricante de coches hasta actividades mineras y químicas, pasando por las finanzas y bebidas. Para hacernos una idea de su volumen colosal, hay que tener en cuenta que el banco del grupo, el MUFG Bank, es el mayor de Japón (su creación fue producto de la fusión de cuatro grandes bancos, entre ellos el Mitsubishi); que la firma Mitsubishi Corporation, dedicada a una gran panoplia de actividades, factura 130.000 millones de dólares, y que Mitsubishi Electric Corporation (el fabricante que aquí conocemos por los aparatos electrónicos) tiene cerca de 140.000 trabajadores. Todo en el universo Mitsubishi es gigantesco.

Si buscamos las raíces de todo este monstruo empresarial llegaremos al año 1870 ya un único emprendedor, el japonés Yataro Iwasaki. Nació en una familia que antaño había tenido el carácter nobiliario correspondiente a los samuráis, pero que se habían visto obligados a venderlo para poder hacer frente a las deudas y que se dedicaba a las tareas del campo. El primer trabajo de Iwasaki fue como asalariado de uno de los principales clanes de la provincia en la que vivía. La relación directa con una familia con poder no sólo local sino que abarcaba otras zonas de Japón le sirvió para empezar a tejer una amplia red de contactos que en un futuro debería resultarle muy útiles. Uno de esos contactos fue Toyo Yoshida, el samurái responsable de la modernización de la provincia de Tosa.

El cisne negro que cambió la vida de Iwasaki apareció en 1868, cuando cayó el shogunato Tokugawa, vigente en los dos siglos y medio anteriores, en el proceso que fue nombrado como Restauración Meiji. Este cambio de era propició un giro radical en la concepción de los negocios en Japón, que dejó atrás a las instituciones feudales para entrar de lleno en la modernidad. Sólo dos años después, Iwasaki fue capaz de montar su propio negocio, que a la larga sería el embrión del Mitsubishi actual. Se trataba de una compañía naviera que hacía transporte de pasajeros, pero que acabó sirviendo al gobierno japonés haciendo transporte de tropas del ejército mientras duró la rebelión de Satsuma, en 1877. Durante la primera década de 'Era Meiji, toda la flota que el gobierno japonés había comprado en previsión de un conflicto bélico con China, que no llegó a estallar, fue traspasada a la compañía Mitsubishi, que hizo un crecimiento exponencial. Eran trece vapores y 13.000 toneladas. Más tarde se incorporarían, también por decisión del gobierno, los vapores de las compañías que iban quebrando. También cayeron las navieras inglesas que intentaban hacerle la competencia.

La compañía ganó rápidamente solidez y pudo invertir los cuantiosos beneficios en otras actividades distintas a la marítima. Así nacieron las divisiones de minería y finanzas. Cuando mejor le iban los negocios se produjo algo que estuvo a punto de llevar a la quiebra a la compañía. La competencia sin piedad de la naviera de Iwasaki con su principal rival, la Kyodo Unyu Kaisha (financiada por importantes banqueros), dejó a ambas firmas exhaustas y en una situación financiera muy precaria. La solución que se encontró después de tres años de guerra a muerte fue la fusión, que se produjo en 1885 y de la que surgió la Nippon Yusen Kaisha. Pero en ese momento la salud del fundador ya se había deteriorado mucho y no tardaría en morir, víctima de un cáncer de estómago. Su sucesor al frente de los negocios fue su hermano Yanosuke, barón de Iwasaki y conocido en Cataluña como "el Rothschild japonés".

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