Memoria histórica

La incursión de los maquis en el Ripollès y la historia de dos desertores

La penetración de los guerrilleros que pretendían reconquistar España cumple 70 años

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En las afueras de Campdevànol se produjeron algunos encontronazos entre los maquis y el ejército de Franco.

GeronaA mediados de octubre de 1944 tuvo lugar la conocida entrada de los maquis o guerrilleros antifranquistas en el Vall d'Aran, que ocuparon durante diez días. Un mes antes, la penetración de combatientes avanzó por el Pirineo central y oriental. La presencia de los maquis fue notable en la comarca del Ripollès. Entraron por el Pas dels Lladres y el Pla de les Salines, entre la comuna de Vallcebollera y el término municipal de Toses. Llegaron a las puertas de Ripoll y prosiguieron Ter abajo.

Todos estaban animados a proseguir la lucha que había servido para derrotar a los nazis en el norte de la cordillera pirenaica, donde –tras el desembarco de los aliados en Provenza– el 19 y el 20 de agosto fueron días de gloria en las poblaciones de la Cataluña del Norte, que se liberaron de la ocupación alemana.

De hecho, la infiltración ya se observó el 14 de septiembre, fecha en la que un pastor de Campelles vio una pandilla tan numerosa de individuos armados que exageró su cómputo: habló de 200 o 300 cuando podían ser una veintena. Ese mismo día se presentaron en la casa Grat, de Gombrèn, donde pidieron cenar y estuvieron hasta la mañana siguiente.

Los días siguientes se vio al grupo en dirección a Torelló, pero en el 20 la marcha retrocedió hacia la frontera. El 21 otros individuos se presentaron en la Viula, en Campdevànol, y continuaron hacia Alpens y Palmerola. Al día siguiente, en Viladonja, fuerzas del ejército detuvieron a Lluís Boris Oriol, que había entrado el día 13 por las Salinas. Manifestó que actuaban a las órdenes del comunista Josep Mas Tió.

Una brigada poca antes de cruzar la frontera en dirección al Valle de Aran, en 1944.

 Un camión militar con 27 soldados

El 23 de septiembre otro grupo –formado por sesenta hombres– se infiltró por el mismo plan de las Salinas. El 24 entre Fornells de la Muntanya y Nevà se grabó el encontronazo con la Guardia Civil. En el reconocimiento del terreno se encontró hallado el cadáver de un maqui. La Policía Armada, por su parte, capturó a otro que formaba parte del grupo dirigido por el comandante Martillo.

A primera hora de la noche del 25 de septiembre, un grupo de cuarenta guerrilleros atravesó la carretera de Campdevànol a Gombrèn e intercambió disparos con una patrulla del ejército. Resultaron heridos un brigada y un soldado. Poco después, de noche, los maquis sorprendieron exitosamente a un camión militar con veintisiete soldados del batallón de cazadores de montaña Barcelona 5, de guarnición en Manresa pero destacado en Ripoll y Campdevànol, que fueron desarmados y tuvieron que entregar las municiones y los correajes.

Dos desertores con los guerrilleros

Si bien el oficial que les dirigía, Zósimo Zarzuela Sastre (1921-2015), pudo escapar, los soldados fueron retenidos por los guerrilleros durante unas horas. Les dijeron que no les harían ninguna y les explicaron las intenciones políticas de la penetración: la liberación de España. Ante la invitación de añadirse a la guerrilla, dos soldados decidieron unirse a las fuerzas del citado comandante Martillo. Eran Manuel Rodríguez Cuenca, parracaire, originario de Murcia, y Manuel Rius Ramos, corneta, natural de Ginestar (Ribera d'Ebre). El resto del grupo regresó al punto de partida, donde no se ahorraron el abucheo del comandante y las amenazas de enviarlos a un puesto de castigo. En sucesivas jornadas contribuyeron a recuperar el armamento perdido.

Los dos soldados desertores permanecieron unos días emboscados, fuera del control franquista, pero a principios de octubre volvieron. Rius Ramos se presentó, voluntariamente, a Ripoll y entregó el fusil y el correaje con el que se había incorporado al enemigo. Explicó que había seguido con los maquis hacia la colonia de Santa Maria y el sector de Llaés. Rodríguez Cuenca, por su parte, fue capturado por agentes de la Guardia Civil en el cuello de Vidrà, que le incautaron un zurrón, tres granadas, un fusil checo y dos mantas. Confesó que su intención no era pasar a Francia, sino de desertar del ejército e ir a Barcelona, ​​porque no se encontraba cómodo en la servidumbre. El castigo a los dos desertores fue el de reclusión en el castillo barcelonés de Montjuïc.

Durante el resto de septiembre y los meses finales de 1944, las poblaciones del Alt Ripollès observaron el paso de otros maquis, así como la presencia obligada de numerosas fuerzas del ejército y de orden público, las que actuaron a fondo para neutralizar a los infiltrados antifranquistas, vinculados sobre todo al partido comunista. Las detenciones y la represión por colaborar con aquellos hombres armados también estuvieron a la orden del día. Hubo bajas en la lucha por cada lado.

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