El independentismo llega en estado de choque a las urnas

Junts y ERC cierran una campaña de críticas mutuas previendo una amplia victoria socialista en Catalunya

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Antoni Comin y Diana Riba

BarcelonaNo ha pasado ni un mes desde el fiasco electoral del independentismo en las elecciones catalanas y, aún en un estado de choque evidente, Junts y ERC afrontan el regreso de las urnas con el pie cambiado y lejos del foco de debate. A diferencia de las del 2019, la independencia y el referéndum han sido actores secundarios de una campaña europea en la que sí se ha sentido nítidamente la reivindicación del uso del catalán en las instituciones comunitarias –de momento se pudo oír en el debate estatal organizado por RTVE–. La mala noticia es que no ha habido ningún avance desde hace meses y la perspectiva es que la derecha y la extrema derecha –en su mayoría contrarias a la incorporación de lenguas subestatales– crezcan significativamente en la Eurocámara.

Las encuestas no son benévolas con los dos partidos, que considerarían todo un éxito repetir los resultados de hace cinco años, aunque con el Brexit y el crecimiento de la población ahora correspondan otros siete eurodiputados en España. ERC podría camuflar la mala dinámica gracias al buen momento de sus socios en la candidatura Ara Repúbliques, especialmente Bildu y el BNG. A Junts, sin compañía fuera del Principado, le será más complicado. Aunque fue el partido soberanista que mejor salió del 12-M, hay sondeos que le otorgan un solo escaño en el Parlamento Europeo. Pero, más allá de la representatividad que logren en Bruselas, se espera que el resultado en Cataluña de estas elecciones siga el mismo patrón que hace un año se inició coincidiendo con las elecciones municipales y, después, las españolas: no parece el mejor escenario para dejar atrás la desmovilización independentista, aunque este domingo la abstención también podría afectar al unionismo si, como apuntan las previsiones –las peticiones de voto por correo se han reducido un 27%–, la participación se sitúa sólo en torno al 40%. "Hace 80 años miles de jóvenes de todo el mundo no se abstuvieron, sacrificaron sus vidas para derrotar al fascismo. Jóvenes de hoy, mira los ojos de aquellos jóvenes que están en los cementerios y dígales que se abstendrá ", exclamó ayer el líder de Junts, Carles Puigdemont, desde Collioure.

La victoria del PSC parece asegurada y el PP podría escalar hasta la segunda posición a la espera de saber si la extrema derecha de Vox también hace un gran agujero en Catalunya. Un gran resultado de los de Salvador Illa reforzaría su candidatura a la investidura ante la inminente aceleración de las negociaciones, una vez que se resuelva este lunes cómo queda configurada la mesa del Parlament, en el que el independentismo todavía tiene opciones de conseguir una mayoría que controle los tempos de la legislatura, al menos durante los primeros meses.

Centrados en las negociaciones

Han sido, de hecho, las negociaciones por la mesa las que han monopolizado el interés de los partidos catalanes en las dos últimas semanas. Contactos en secreto que nadie quiso comentar para evitar perjudicar sus expectativas electorales. ERC tiene abierta la puerta de Junts y también la del PSC y podría acabar quedando una presidencia del Parlament que las urnas le habían puesto muy difícil y que, a estas alturas, nadie confirma que les hayan ofrecido. Aún hay tiempo para que ambos partidos suban la oferta y Laura Vilagrà, Marta Vilalta o una tercera opción, ocupe un puesto destacado en el órgano rector de la cámara. Antes, sin embargo, habrá que superar el trámite de las europeas, que llegan en un momento de crisis profunda en un partido que verá cómo también el lunes dimite su presidente, Oriol Junqueras, pero en su caso para intentar volver contra la voluntad de su número 2, Marta Rovira, y la mayoría de la ejecutiva que provisionalmente pilotará la formación hasta un congreso en noviembre.

Junqueras ha sido el encargado de cerrar los mítines del 9-J, acompañando a la cabeza de lista, Diana Riba, y al número 4, Tomàs Molina. El popular meteorólogo ha aportado el componente más exótico de la campaña y, más que propuestas, habrán quedado momentos como su idea de llevar a Catalunya a Eurovisión, la bajada en rafting por el Noguera Pallaresa o, ayer en la última jornada, el salto en paracaídas, teóricamente para reivindicar la calidad del aire, a pesar de necesitar una avioneta para hacerlo. "Nosotros no vamos a Europa a pedir Eurovisiones, ni a hacer rafting ni a lanzarnos en paracaídas", les criticó este viernes Aleix Sarri, número 3 de Junts. Y es que esta campaña no se ha ahorrado un nuevo rifirrafe constante entre junteros y republicanos.

División perenne

Como ya hicieron en las catalanas, desde ERC han señalado las coincidencias entre Junts y el PSC, de los que dicen que comparten un mismo modelo de país. Esquerra también ha mantenido su apuesta por la ley de claridad para ejercer la autodeterminación, que el todavía presidente del Govern, Pere Aragonès, planteó durante su mandato.

Por su parte, los junteros han reivindicado las "victorias" del exilio volviendo a contraponerlas a la estrategia de diálogo de ERC, pese a que la aprobación de la amnistía en el Congreso en medio de la campaña generó imágenes de unidad que hacía años que no se veían.

El candidato de Junts, Toni Comín, se ha dedicado a dar vueltas por Europa visitando ciudades diversas como Ginebra, Liubliana, Venecia, Roma, Bruselas y también la Cataluña Norte, lugares donde reivindica haber "internacionalizado el conflicto" desde del exilio. Él, como también Carles Puigdemont, deberían ser algunos de los principales beneficiados por la amnistía, y este viernes ya dicen haber realizado el último acto electoral fuera de Catalunya. Si los jueces lo permiten.

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