Ernest Mas: "Somos innovadores, pero también queremos ser transformadores"
Responsable técnico de Verdcamp Fruits
Verdcamp Fruits es una empresa familiar que produce fruta y verdura de la forma más natural posible en su finca de más de 300 hectáreas ubicada en Cambrils. Por su práctica de producción responsable, el 2024 fueron reconocidos por BBVA con un premio especial a los Mejores Productores Sostenibles de España. Estos premios destacan los productores de alimentos con un modelo de negocio basado en criterios mediambientales, sociales y de sostenibilidad económica.
¿Cómo se consigue este reconocimiento?
— Este reconocimiento se basa en un largo recorrido hacia la sostenibilidad. Ya fuimos premiados por BBVA y El Celler de Can Roca en la primera edición, y ahora nos han escogido entre todos los ganadores de todas las ediciones —46 premiados— como los mejores de los mejores. El secreto es trabajar día a día intentando hacerlo mejor teniendo la sostenibilidad como uno de los principales pilares. Estamos ligados al territorio, rodeados de naturaleza y condicionados climáticamente. Por lo tanto, todo lo que sea tener un impacto positivo, cultivar de la mano de la naturaleza e intentar mitigar el cambio climático es una oportunidad y responsabilidad que no podemos dejar escapar.
¿Qué ha supuesto para usted este galardón?
— ¡Una gran alegría! Siempre es muy positivo que valoren el trabajo realizado, también el de un sector que muchas veces está en el olvido de la sociedad. También es una gran responsabilidad, porque te pone en el foco, donde todo el mundo mira y quiere reflejarse, pero es una gran oportunidad de demostrar que ser sostenible y mejorar cada día es posible.
Sois la quinta generación que trabaja la tierra. ¿Cuál es el secreto de esta continuidad?
— El relevo generacional es también parte de la sostenibilidad. No es nada fácil, pero es muy positivo tomar el relevo de un trabajo hecho y hacerlo crecer para adaptarlo a los retos presentes y visualizar los del futuro.
¿Qué innovaciones habéis incorporado a vuestros sistemas de cultivo?
— Son varias: intercalamos flores en nuestros cultivos para controlar plagas que, al mismo tiempo, alimentan la fauna auxiliar —depredadores de plagas—, que podemos controlar de una manera natural, y minimizamos la labrada para favorecer el suelo, para que se pueda regenerar y tener mayor capacidad de retención de agua. También intentamos reducir consumos energéticos y de materiales no compostables o reciclables. Asimismo, colaboramos con entidades como el Banco de Alimentos y Cruz Roja, y hacemos transferencia de todas nuestras mejoras a la sociedad. Somos innovadores, pero también queremos ser transformadores y que las innovaciones que nos funcionan puedan servir de inspiración para otros productores.
¿Qué aporta vuestra forma de cultivo a los productos que llegan a los consumidores?
— Básicamente, aporta mejoras medioambientales. Siempre digo una frase que me gusta mucho: cultivar paisaje y producir alimentos. Debemos poder seguir alimentando a la sociedad creando impactos positivos en lugares donde la tendencia productiva de las últimas décadas ha hecho terrenos menos fértiles, con menos biodiversidad y más frágiles. El gran problema es la desconexión que tenemos con los consumidores.
¿Cómo les mostráis la necesidad de apostar por la sostenibilidad en la alimentación?
— Haciendo pedagogía, mostrando y explicando qué hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos. Si no explicas qué haces, es muy difícil que la gente lo valore, y no sólo desde una visión económica. Queremos que la gente vea el trabajo que hace el campesinado, que se puede producir alimentos de muchas formas, como la que equilibra la necesidad de alimentación con la preservación de la naturaleza. Queremos que las palabras natural, ecológico, sostenibilidad, regenerativo, social, medio ambiente vuelvan a tener valor y sean pilar y motor de futuro.