Merluza con pasta de dientes: el plato que has comido sin saberlo
¿Qué son los microplásticos y por qué han sido prohibidos en Estados Unidos, Canadá y Australia?
Barcelona¿Has usado hoy pasta de dientes? ¿Crema exfoliante para la cara o para el cuerpo? ¿Espuma de afeitar? ¿Desodorante? ¿Gel de ducha? ¿Sombra de ojos? ¿Esmalte de uñas? Si has contestado afirmativamente a alguna o todas estas preguntas es posible que, sin saberlo, hayas consumido enormes cantidades de plástico. O, para ser más exactos, de microplásticos. Tu organismo asimilarà unos cuantos. El resto irán al mar y, una vez allí, los ingerirán los peces... que serán pescados y acabarán en tu plato, con lo cual se cerrará un círculo vicioso que contamina el planeta y pone en riesgo la salud.
El 32% de todo el plástico que utilizamos acaba en un espacio natural. Se calcula que cada año 8 millones de toneladas de plástico llegan a los mares i océanos del planeta, por lo que un informe del World Economic Forum apunta que en 2050 en el mar habrá más plásticos que peces. Ahora bien, cuando pensamos en plástico pensamos en las bolsas que se continúan consumiendo de manera masiva, en tapones de botella... pero probablemente no somos conscientes de que una parte importante de estos plásticos son pequeñas partículas que desaparecen por el fregadero, al ducharnos o al cepillarnos los dientes. Aplicarse según qué productos en la cara puede hacer que vertamos a la alcantarilla hasta 100.000 de estos microplásticos.
Los microplásticos son realmente minúsculos, alrededor de un milímetro. Algunos, de un micrómetro, no se pueden distinguir a simple vista. No los vemos, pero están ahí, y justamente porque son tan pequeños no los pueden detener los filtros de las depuradoras y terminan en el mar. Los de tu pasta de dientes, y los de la del vecino, y los de la del otro vecino... así hasta sumar millones y millones de partículas, una lluvia tóxica que envenena lentamente el mar hasta que vuelve a casa, en el interior del pescado o, incluso, de la sal de mesa.
La lista de ingredientes
La industria de la cosmética añadió hace años los microplásticos a muchos de sus productos porque ayudan a limpiar en profundidad. Actúan como si fueran una lima o cepillo, por eso son habituales en los productos exfoliantes, que hasta hace poco utilizaban ingredientes naturales, como las almendras o la avena. Algunos productos sólo contienen un 1% de estos plásticos, otros hasta un 90%. Como no siempre se ven, la única manera de localizarlos es leer con atención la lista de ingredientes: polietileno, poliestireno i polipropileno, polimetilmetacrilato, ácido poliláctico y nylon son los microplásticos más habituales.
Los microplásticos suponen un doble problema: sanitario y medioambiental. Sanitario porque todo lo que nos aplicamos en la piel -o que nos metemos en la boca, como ocurre con un dentifricio- es absorbido y termina en el riego sanguíneo. Aunque se trata de productos seguros, que se comercializan tras haber pasado pruebas rigurosas que demuestran que no son perjudiciales para la salud, no hay estudios que puedan demostrar que no hay consecuencias negativas después de usar estos productos a lo largo de toda una vida. En cuanto al medio ambiente, no sólo los peces son víctimas de ellos: hay estudios que apuntan que un 90% de las aves del planeta tienen plásticos en el estómago. Un problema añadido es que cuando consumimos pescado con microplásticos ingerimos también las toxinas que los impregnan. Muchos peces mueren con el estómago lleno de plástico.
Los peces, adictos
Ya hace años que se sabe que los peces se tragan enormes cantidades de microplásticos, pero lo que no se sabía es que los peces los devoran con placer, como si fueran adolescentes enganchados a la comida basura. Un estudio reciente ha llegado a la conclusión de que los pequeños plásticos son la comida preferida de las larvas: entre una bolita de plástico y un trozo de plancton o cualquier alimento natural, las larvas optan por el plástico. Y del mismo modo que la comida basura pasa factura a los humanos, también las larvas pagan las consecuencias de optar por los plásticos. Según el estudio, comer microplásticos hace que crezcan más lentamente y se muevan más despacio, cosa que las hace más vulnerables a los depredadores.
Los países anglosajones hace años que se movilizaron para prohibir los microplásticos, y la campaña empieza a dar frutos. Han sido prohibidos en Canadá, en Australia y en Estados Unidos, y el Reino Unido se plantea también excluirlos de la lista de ingredientes permitidos. En la Unión Europea son perfectamente legales, aunque hay en marcha un estudio que busca reducir su uso en la industria cosmética. La paradoja es que, más allá de lo que decidan los gobiernos, es posible que desaparezcan como consecuencia de la presión de grupos y organizaciones ecologistas.
En la actualidad utilizan microplásticos desde las marcas habituales que encontramos en cualquier supermercado -como Nivea, Garnier, Clearasil, Dove, Gillette o L’Oréal- hasta otras que sólo se pueden encontrar en perfumerías o parafarmacias -Lancôme, Biotherm- o tiendas especializadas -Kiehl’s-. Varios fabricantes, como L'Oréal o The Body Shop, han anunciado que dejarán de usar microplásticos en un futuro más o menos inmediato. Algunas marcas, como todas las de cosmética ecológica, usan un sello de color verde para indicar que se trata de un producto sin plásticos.