Literatura

Laura Ferrero: “Cuando estás enamorado es mejor que no escribas nada”

La autora barcelonesa escribe sobre el desamor en ‘La gente no existe’

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La escritora Laura Ferrero publica 'La gente no existe'

Barcelona"Todas las familias son un fracaso. Unas son un gran fracaso y otras uno más pequeño, más asumible”, dice el protagonista de Nota de voz, un padre que todavía no sabe cómo hablarle a su único hijo. La afirmación, lúcida y dolorosa, atraviesa los cuentos de Laura Ferrero (Barcelona, 1984), que en La gente no existe (Alfaguara) disecciona las vidas de personas marcadas silenciosamente por un secreto o por una herida. La escritora, autora también de Piscinas vacías (2016) y Qué vas a hacer con el resto de tu vida (2017), da vida a personajes con los que podríamos compartir un trayecto de autobús o cruzarnos cuando vamos a comprar el pan. “Siempre escribo sobre la cotidianidad. No necesito irme muy lejos para encontrar algo que me fascine”, explica.

Precisamente, a quien la autora tiene más cerca es a la familia, que se convierte en uno de los grandes temas de sus historias. Una chica que viaja a la India en busca de sus orígenes, una mujer que se hace cargo del hijo que su compañero comparte con una pareja anterior y una escritora que se refleja en la protagonista del film Verano 1993 son algunos de los conductores de las historias de Ferrero, que se zambulle en las existencias de los personajes para sacar lo que los preocupa o los persigue. De estas turbulencias familiares la autora vivió una en primera persona que todavía tiene muy presente: “De pequeña era la única con los padres separados. Recuerdo tenerlo que explicar porque entonces era un tabú, no nos habían enseñado a separarnos. Ahora tenemos más cuidado, la gente ha aprendido”.

“Somos el relato que construimos”

En algunos relatos la escritora observa las realidades a través de la inocencia que envuelve la mirada infantil. En poco más de tres páginas, por ejemplo, captura la ilusión y el chasco de dos criaturas por un ratón que aparece casualmente en la familia. En otro cuento, titulado Muchas posibilidades, acompaña a una niña y su madre a visitar pisos que no podrán adquirir. “En la vida y en la literatura tendríamos que hablar más de dinero”, señala la autora, que dispara contra las apariencias: “Me gusta recordar que somos el relato que construimos de nosotros mismos. En el caso de esta madre, vive en una ficción permanente. Visita casas donde cree que será más feliz, pero esto es una gran mentira”.

Con su debut literario, Piscinas vacías, Ferrero apuntaba hacia el amor, un tema que en los nuevos relatos reaparece desde la otra cara de la moneda, el desamor. “Mi gran reto es poder escribir una historia de amor sin que sea cursi. Pero he comprobado que cuando estás enamorado es mejor que no escribas nada, porque lo que salga puede generar vergüenza ajena. Quizás por eso escribo sobre el desamor, que me sale de manera más natural”, explica. 

En La gente no existe hay unos cuantos corazones rotos: en Candy Crush, una mujer descubre una parte oscura de su marido, y en Gangrena –uno de los cuentos más poderosos de la compilación– la protagonista vive un proceso de toma de conciencia como víctima de abusos de su pareja. “Cuando te hacen daño físicamente tienes una marca. Puedes decidir no verlo, pero te ha pasado. El abuso psicológico es mucho más difícil de detectar, pero te acaba dejando en el mismo lugar o peor que el otro abuso. Es un camino muy perverso”, reflexiona. “Pienso a los otros a través de mis historias”, dice la protagonista de Candy Crush, que se dedica a escribir historias personalizadas a los clientes que se lo piden. A Ferrero le pasa un poco lo mismo, y por eso dos de los relatos están dedicados a sus abuelos. En Aquellos ojos verdes reflexiona sobre “el momento en el que una persona deja de ser ella misma”, y en Una trenza rinde homenaje a su abuela, que murió de coronavirus y de la cual no se pudo despedir. “Cuando vas mucho a una residencia de gente mayor te das cuenta de lo descuidados que están. Me causa una pena infinita”.

Los cuentos de Ferrero son luminosos, pero todos acaban dejando un toque agridulce al lector. Es, probablemente, el reflejo de la idea que tiene sobre la literatura: "Hay que tener cuidado, porque cuando ves la vida a través de la literatura te decepcionas continuamente –señala–. En la ficción todo tiene un porqué, y entonces necesitas buscar un sentido a la realidad. Vivir esperando que todo cuadre es abocarte una y otra vez a la decepción”.

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