El mundo ya supera los 40 millones de contagios de coronavirus

La pandemia traspasa un nuevo umbral después de los aumentos exponenciales de los últimos treinta días

Quim Aranda
4 min
A Nairobi, la capital de Kenya, s'han començat aquest diumenge proves massives per combatre la pandèmia

LondresEl mundo ha traspasado este lunes un nuevo umbral en los datos de la pandemia de covid: ya son más de 40 millones de contagios confirmados oficialmente, según, entro en tres marcadores, con el de la Universidad Johns Hopkins. Una cifra que en realidad es mucho más alta, puesto que la falta de tests y las diversas formas de recuento en todo el planeta hacen imposible contabilizar la incidencia real. A media mañana de este lunes 19 de octubre, los datos de la Johns Hopkins registraban ya 40.063.546 casos de coronavirus, con 1.113.909 de muertos. La gravedad de la situación queda demostrada cuando se tiene conciencia de que en solo un mes, desde el 18 de septiembre, el número de contagios ha crecido en diez millones.

Como ya se ha apuntado, a primeros de este mes de octubre la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya calculaba que uno de cada diez habitantes del planeta se habría infectado de covid-19, cosa que hace que toda la población mundial sea todavía muy vulnerable. El director de emergencias sanitarias del organismo, Mike Ryan, informó el 5 de este mes de nuevos brotes que se estaban registrando al Sudeste Asiático, así como de la aceleración de la propagación del virus en Europa y el Mediterráneo oriental.

Mapa de representació dels grans focus de la pandèmia, d'acord amb les dades de la Universitat Johns Hopkins, dels Estats Units

"Nuestra estimación más fiable es que el 10% de la población mundial puede estar infectada por el virus. Varía en función del país, de si se trata de población urbana o rural, y también del colectivo. Pero esto significa que la gran mayoría de la población continúa en peligro. Ahora nos encaminamos a un periodo complicado. La enfermedad continúa propagándose", dijo Ryan, coincidiendo tanto con las advertencias de las autoridades sanitarias estatales como con la gravedad de las medidas que se han tomado y se han anunciado esta semana en países como Francia, Italia, Bélgica, Holanda o la República Checa, entre otros.

El club del millón

A pesar de que el rebrote en este inicio de otoño parece haber concentrado su virulencia en Europa occidental, los países que continúan siendo los más afectados son los Estados Unidos (8,1 millones de casos), India (7,5 millones), Brasil (5,2 millones), y Rusia (1,4 millones). El dramático club del millón de casos muy probablemente se extenderá al acabar la semana en Argentina, Colombia, Francia y España, puesto que los cuatro superan, de lejos, los 900.000 contagios.

Sin embargo, hay grandes historias de éxito en el combate contra la pandemia. Por ejemplo, Vietnam, que con una población de 96 millones de habitantes solo ha contabilizado 1.134 casos y 35 muertos, o Nueva Zelanda (4,9 millones de habitantes), 1.886 contagios y 25 víctimas fatales.

Una de las grandes paradojas de la pandemia es que nueve meses después de que la OMS la declarara Europa continúa siendo una de las regiones más afectadas por el covid-19. De hecho, diez de los veinte países con el número más alto de muertos por millón de personas son europeos. Los otros diez de son del continente americano, incluyendo los Estados Unidos. Por el contrario, la mayor parte de África y Asia todavía parece estar en una situación razonable. De los países con notificaciones de muertos relacionadas con el covid, los diez con el número más bajo de muertos por millón de habitantes se encuentran en estas partes del planeta.

Razones de la paradoja

¿Cuáles pueden ser las razones? La investigadora Maru Mormina, de la Universidad de Oxford, e Ifeanyi M Nsofor, de la Universidad George Washington, publicaban la semana pasada algunas consideraciones bastante interesantes a The Conversation. "Varios factores pueden explicar los niveles más bajos de la enfermedad en el mundo en vías de desarrollo: diferentes enfoques a la hora de registrar el número de defunciones, el perfil demográfico más joven de África, un uso más grande de espacios exteriores o, incluso, niveles más elevados de anticuerpos potencialmente protectores obtenidos a causa de otras infecciones". Aun así, tanto Nsofor como Mormina creen que "la incertidumbre estadística y la biología favorable no muestran la historia completa". El legado del SARS, el MERS y el Ébola y la manera en que combatieron estas pandemias, pese a la poca atención que se le ha dedicado habitualmente desde el mundo occidental, también podrían explicar esta incidencia relativamente baja.

La conclusión de los dos investigadores es muy preocupante. Occidente, con Europa y los Estados Unidos al frente, habrían perdido un tiempo vital para poner remedio a la pandemia o minimizar sus efectos. Han puesto como ejemplo que diez días después de que se anunciara el primer caso en Nigeria el 28 de febrero, el presidente Muhammadu Buhari había creado un grupo de trabajo para dirigir la respuesta de contención del país. El Reino Unido, por el contrario, que identificó el primer caso el 31 de enero, tardó mes y medio en dar a conocer su plan de respuesta. "En el periodo intermedio, se dice que el primer ministro, Boris Johnson, faltó a cinco reuniones de emergencia sobre el virus", rematan los dos académicos, una información que llenó muchas páginas de la prensa británica durante los primeros meses de la pandemia.

Más allá del desastre sin paliativos que está teniendo lugar en el interior de las fronteras españolas, otro ejemplo de desorganización occidental en el corazón de Europa es la situación de Bélgica. Los laboratorios están saturados por la demanda de pruebas PCR, los médicos tardan hasta cinco días para conseguir los resultados y el nivel de contagios supera los 750 por cada 100.000 habitantes, informa Júlia Manresa Nogueras desde Bruselas.

En este sentido, el ministro de Sanidad del país, Frank Vandenbroucke, ha afirmado este mediodía a la emisora RTL que el país está muy cerca de ser desbordado por un "tsunami" de infecciones, y ha descrito la situación en la Valonia francófona al sur y en la capital del país, Bruselas, como "la peor y, por lo tanto, la más peligrosa de toda Europa".

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