Elecciones europeas

Meloni tiene un plan para replicar su Italia en Europa

La primera ministra convierte las elecciones europeas en un plebiscito sobre su gobierno

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La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el miércoles en Lampedusa.

RomaLa primera ministra italiana, Giorgia Meloni, es la única cabeza de gobierno que se presenta como cabeza de lista por su partido en las elecciones europeas. "Escriba Giorgia y cambiaremos Europa" es el eslogan con el que la líder de Hermanos de Italia aspira a reforzar el mandato que le otorgaron los italianos hace casi dos años, y acelerar así un ambicioso programa de reformas, que incluye introducir el elección directa del primer ministro en la Constitución y limitar los poderes del jefe del estado.

La apuesta es arriesgada: transformar unas elecciones al Parlamento Europeo en un plebiscito sobre la gestión al frente del gobierno y legitimar así un amplio paquete de reformas ultraconservadoras, cuestionadas por la oposición, los sindicatos e incluso la magistratura. Pero las últimas encuestas demuestran que Meloni mantiene todavía parte del consenso que la convirtió en la primera mujer al frente de un ejecutivo en el país transalpino.

Hermanos de Italia se mantiene a la cabeza en intención de voto con el 27%, superando a sus principales rivales, el Partido Democrático (PD) y el Movimiento Cinco Estrellas. La líder socialdemócrata, Elly Schlein, también se presenta como cabeza de lista por su partido, lo que convierte a estos comicios en el primer cara a cara entre las dos mujeres más influyentes de la política italiana, ya que Schlein fue elegida secretaria del PD después de las elecciones generales.

De hecho, la hipótesis de un debate televisivo entre ambas antes de los comicios animó la campaña electoral hasta que la televisión pública italiana le canceló cuando el organismo que regula las comunicaciones en el país transalpino criticó al ausencia del resto de partidos.

Pero Meloni no solo se enfrentará a las urnas con la oposición, también se enfrentará a sus socios a la coalición gubernamental: la Liga de Matteo Salvini y la Forza Italia del desaparecido Silvio Berlusconi, ahora en manos de Antonio Tajani. Ambos son ministros y vicepresidentes del ejecutivo, pero sólo Tajani se presentará como candidato de su partido para intentar completar el sorpasso en la Liga, convencido de que las candidaturas ficticias los líderes políticos impulsan la afluencia de los electores en unos comicios que históricamente tienen una elevada abstención.

"Ocupamos el espacio que va de Meloni a Schlein", defendió recientemente Tajani, que a diferencia de Meloni y Salvini nunca ha renegado de Europa ni de la moneda única. "Nosotros somos cristianos, liberales, reformistas, europeístas y atlantistas", subrayó. Sin embargo, el actual canciller italiano es probablemente consciente de su limitada capacidad de movilización, lo que explicaría que, tanto en los carteles electorales como en los mítines, la sombra del difunto Cavaliere siga más que presente. "Berlusconi consigue más votos muerto que Tajani vive", dicen las malas lenguas en Roma.

Un general machista

Y, mientras, el líder de la Liga, que vive sus horas más bajas, ha logrado esparcir el mal humor entre sus correligionarios, pese a no ser cabeza de lista. En su lugar, Salvini ha colocado a Roberto Vannaci, un general machista, homófobo y racista, que el pasado verano se convirtió en líder de ventas con un libro autopublicado en el que cargaba contra inmigrantes y homosexuales. Su debut en la campaña electoral no defraudó: definió a Mussolini como “un estadista” y propuso clases separadas para los niños con discapacidad.

El objetivo nada disimulado de Salvini es intentar evitar una hemorragia de votos hacia Hermanos de Italia, pero la estrategia podría acabar acelerando la batalla interna por el liderazgo de su partido. De hecho, los presidentes leguistas del norte del país ya anunciaron que no votarán por Vannaci, que ha sido además suspendido del ejército.

Los comicios pueden tensionar la coalición gubernamental, "aunque en las europeas, en las que cada partido se presenta por separado, las diferencias pueden modificar el poder negociador de las formaciones, pero no ponen en peligro los acuerdos políticos", sostiene el politólogo Alberto Vannucci. La alianza política en Italia, donde derecha y ultraderecha gobiernan unidas, no solo no está en peligro, coinciden en señalar a los analistas, sino que podría servir de inspiración para el próximo Parlamento Europeo.

Cuando falta una semana para que se pongan las urnas, Meloni no descarta abrir sus puertas a los Conservadores y Reformistas (ECR), el grupo al que también pertenece Vox, a los ultras de Identidad y Democracia (ID) de Salvini y la francesa Marine Le Pen. "Quiero intentar una tarea cargada de desafíos pero fascinante: repetir en Europa lo que se ha hecho en Italia, uniendo partidos compatibles en su visión pese a tener matices completamente distintos, y enviando a la izquierda a la oposición", dijo la primera ministra en una reciente entrevista. Sobre la líder de la ultraderecha gala, aseguró que "está haciendo un camino interesante".

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