Los Mossos descartan que la muerte de un padre y sus dos hijos en Horta fuera un crimen
La jueza cerró la causa en julio porque no encontró ningún atisbo de delito
BarcelonaCaso cerrado. En enero del 2024 los Mossos d'Esquadra descubrieron en un domicilio del barrio de Horta, en Barcelona, los cuerpos sin vida de un padre y sus dos hijos, Xavi y Noa, de 10 y 7 años. Era el 9 de enero y la madre (estaban divorciados con el padre) avisó a la policía porque el hombre no había devuelto a los hijos después de Reyes. Dentro del piso había un brasero encendido y todas las ventanas y puertas estaban selladas con toallas y prendas. Con este escenario, la principal hipótesis de los Mossos fue clara: el padre se habría suicidado, y también se habría llevado la vida de sus hijos intoxicándolos con monóxido de carbono proveniente del brasero. Esto también llevó al ARA a informar de esta hipótesis. Pero la investigación policial no pudo comprobar este extremo y se concluyó que podría haber sido un accidente.
El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha informado este viernes de que la juez que investigaba las muertes archivó la causa en julio porque la instrucción no encontró ningún indicio de delito. Antes de cerrar el caso, se había realizado una inspección durante el levantamiento del cadáver y se practicaron las autopsias. Ni las autopsias ni el resto de pruebas complementarias efectuadas por los Mossos d'Esquadra aportaron ningún indicio de que se tratara de un crimen. Pese a las puertas selladas y el brasero, los Mossos también consideraron probable que el hombre hubiera hecho todo esto porque aquélla era una de las noches más frías del año en Barcelona. Luego el desenlace fue fatal.
El ministerio de Igualdad ya ha excluido de la estadística de víctimas de asesinatos vicarios a Xavi y Noa. El caso se ha incluido en las estadísticas oficiales durante meses, hasta que se ha descartado que se tratara de una muerte intencionada. Sin embargo, los Mossos siempre han sido muy prudentes a la hora de hablar de violencia vicaria. Desde un inicio se trató como un parricidio (el padre mata a sus hijos), pero no como un caso de violencia vicaria. Para que lo sea, es necesario que el progenitor cometa el asesinato con la voluntad de dañar a la madre, y la policía tampoco encontró ninguna prueba en esta dirección: ni una carta, ni una llamada previa, ni un mensaje. Además, el TSJC emitió un comunicado en ese momento explicando que tampoco había antecedentes de violencia entre el hombre y la madre de los niños.