Cuerpo y mente

"No tenemos que evitar emociones ingratas o difíciles. Tenemos que conseguir que sean tolerables"

Descubrimos qué herramientas tenemos a nuestro alcance a la hora de gestionar las emociones y cuidar nuestra salud emocional

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Como construir una caja de herramientas emocionales

BarcelonaDe alguna manera u otra todos sabemos que si nos hacemos un corte, nos podemos poner una tirita, o que si nos duele la cabeza, siempre podemos tomar una aspirina. En la mayoría de casas hay un botiquín de primeros auxilios donde guardemos todo aquello que podemos necesitar en caso de dolor físico. Ahora bien, ¿dónde tenemos una caja de herramientas para curar nuestras emociones? ¿Y cuáles son estas herramientas?

Con esta premisa, la maestra, pedagoga y terapeuta Eva Bach acaba de publicar el libro Com cuidar la salut emocional. 100 eines per calmar les emocions difícils (Plataforma Actual), donde da pautas a seguir dependiendo del momento, la situación y el estado de ánimo de la persona, así como consejos para comprender cómo nos sentimos y qué podemos hacer para solucionarlo.

“Las emociones expresan necesidades vitales satisfechas o insatisfechas, nos muestran una cosa esencial de nuestro ser que se tiene que atender, reconocer, entender, cuidar, calmar, curar o integrar. Nos hablan de cómo es la relación conmigo, con las otras personas, la vida y el mundo”, dice la terapeuta, que empezó a escribir el libro a raíz del confinamiento, cuando muchas personas y medios de comunicación le pedían herramientas para superar aquellos momentos de incertidumbre. “Lo que pasa es que no todas las herramientas valen para todo el mundo, como también pasa con las medicinas, o las hay que son poderosas, pero que no se usan adecuadamente”, matiza Bach.

Por eso, la experta recomienda ir descubriendo qué herramientas van mejor según tus necesidades y tu manera de ser. Para conseguirlo, ofrece una caja de herramientas muy diversa y versátil que proporciona recursos, pistas y diferentes pautas de conocimiento. Siempre sin perder de vista lo más importante: “El objetivo del crecimiento emocional no es evitar las emociones ingratas, difíciles o perturbadoras. Es conseguir que sean pasajeras, tolerables y que no causen estragos. Es tener paciencia con estas emociones y con nosotros mientras duran. Disponer de herramientas para sostenerlas, calmarlas y remontarlas, también para acogerlas, consolarlas y acompañarlas en personas próximas a nosotros”.

Aprender a escucharnos

En otras palabras, estas herramientas no son para acabar con la emoción del momento, porque esto sería lo contrario de la salud emocional. En cambio, según la autora, las herramientas están pensadas para conseguir cuatro cosas: primero, para conectar con las emociones, escucharlas y entenderlas. Segundo, para expresarlas, identificarlas y reconocerlas. Tercero, para ayudarnos a calmarlas, contenerlas y modularlas. Y cuarto, para comprender qué nos indican estas emociones, qué nos quieren manifestar y, a partir de aquí, transformar, integrar estos conocimientos. “Necesitamos calmar estas emociones para poder hacer todo este proceso”, explica Bach, que incide en cómo la mala gestión emocional puede llegar a afectar nuestra vida social e incluso la salud física.

Aunque en el libro se pueden contar hasta 14 tipologías de herramientas, Bach asegura que hay muchas más y que se pueden clasificar de otras muchas maneras. Entre las que se encuentran, están las herramientas verbales, las que tienen que ver con la música y el arte o las relacionadas con el movimiento y la expresión corporal, los rituales para transitar las emociones en los cambios de etapa vitales, las catarsis, la risoterapia, la meditación o las técnicas orientales, para mencionar algunas.

Herramientas comunicativas

En cuanto a las herramientas verbales, la terapeuta asegura que hay muchas para escoger, como por ejemplo hablar con otra persona o escribir una carta, que después no se enviará. “Es un ejercicio para descargar la tensión que va muy bien. Es escribir o expresar en voz alta, como si la persona destinataria estuviera presente, y le dijeras todo lo que querrías decir”, aconseja Bach.

Hay personas que tienen dificultades para gestionar la rabia. En este caso, Bach aconseja autorregularse las emociones en la intimidad, golpeando algún objeto blando y en un espacio autoprotegido. “Con la conciencia de que estás haciendo esta descarga así porque en público no es muy adecuado, y todavía menos si va acompañada de descargas verbales agresivas, que a menudo pasa –matiza la experta–. Todo esto sirve para poder hablar después y tomar decisiones desde la calma, la empatía, la asertividad y la placidez sin tirar nuestras emociones sobre los otros, que es una cosa que hacemos muy a menudo”.

Catarsis emocional

Otra herramienta que se puede descubrir en el libro es el poder de la catarsis. “Se habla de cómo nos cuesta aceptar el llanto y cómo es de catártico darte un hartón de llorar, sabiendo que solo lo haces por esta descarga emocional”, explica Bach. Eso sí, la terapeuta destaca que, si después de haber llorado durante mucho rato no te sientes liberado y descansado, y, en cambio, quieres llorar mucho más, quizás es que esta técnica no te está sirviendo. En realidad, esto vale para todas las herramientas en general: “Si coges una herramienta, la usas y resulta que no te descarga, sino que te acentúa la emoción, seguramente significa que te has equivocado de herramienta y quizás necesitas ayuda profesional, porque en el trasfondo hay algo más profundo”, explica Bach, que insiste en que, del mismo modo que vamos al médico a hacernos revisiones físicas, también es importante hacernos revisiones emocionales de vez en cuando. Igual que estaría bien tener un botiquín emocional en nuestro hogar.

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