ELECCIONES EN LOS ESTADOS UNIDOS

La noche electoral más incierta

Los norteamericanos han empezado a votar, pero el covid puede hacer que el 3 de noviembre no haya resultados

Sònia Sánchez
4 min
El president dels Estats Units, Donald Trump,  en un míting  de campanya per la seva reelecció, dijous passat a Jacksonville, a Florida, un dels estats clau.

Barcelona“He estado esperando este día casi cuatro años y no podía esperar más, pero también quería asegurarme de que el día de las elecciones mi presencia en una cola no hiciera desdecirse a otra gente de añadirse por la aglomeración”, explica Jane Stanga, con mascarilla blanca, al salir de depositar su voto para Joe Biden en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. El estado de Virginia, donde ella vive, abrió los colegios electorales el 18 de septiembre, de forma que la gente que no quiere arriesgarse a sufrir las aglomeraciones de una jornada electoral en plena pandemia de coronavirus puede ir a votar antes. Y no es el único lugar. Alabama fue el primero, el 9 de septiembre, y hasta hoy son ya nueve los estados que han puesto las urnas. Pero no lo harán casi todos hasta pocos días antes del 3 de noviembre.

Este tipo de voto por avanzado es habitual en muchos estados, pero el covid-19 está haciendo que se amplíe y que lo use mucha más gente. El covid también hará crecer las opciones de voto por correo y voto en ausencia (absentee vote). Este último se puede ejercer por correo o bien en persona por avanzado, pero acostumbraba a requerir una justificación sobre los motivos que impedían votar el día de las elecciones, como por ejemplo estar fuera del país. Este año muchos estados han eliminado la necesidad de alguna “excusa” o permiten poner el covid-19 como excusa genérica para votar en ausencia. Además, estados como California, Nevada, Nueva Jersey y Vermont permitirán el voto por correo a todos los electores, una fórmula que ya usaban antes del covid en Washington, Oregón, Utah, Colorado y Hawai.

“Me preocupa el voto por correo”

“No he recibido ninguna papeleta por correo, cosa que me habría molestado mucho porque yo ya he votado, pero me da miedo que la gente que vive en casa de mis padres, que murieron hace poco, reciban la papeleta de mis padres” y la usen, decía Brett Holbrook, que se declaraba votante de Trump, porque “la actitud de los demócratas de pintar a los republicanos como los que quieren matar a la abuela o envenenan nuestra agua” ya hace años que le “provoca náuseas”. Otro votante de Trump, Bobby Stevens, este sí con mascarilla aunque la lleva por debajo de la nariz y con una gran bandera de los EE.UU. pintada en el medio, también ampliaba la sombra de sospecha sobre el voto por correo: “Si votas en ausencia vale, pero lo de estos estados que están enviando papeletas a todo el mundo es un sistema que no está probado, y en algunos casos se han visto ejemplos de fraude, y esto me preocupa”.

Unas opiniones que se hacen eco de la alerta que el presidente Trump está anunciando desde hace ya semanas, denunciando el voto por correo como fraudulento para justificar una posible batalla legal contra los resultados electorales del 3 de noviembre.

Son muchas las voces que ponen en entredicho este supuesto fraude. Pero en lo que sí que todo el mundo está de acuerdo es que el aumento del voto por correo es muy probable que haga que este 2020 los norteamericanos se levanten el día después de las elecciones sin saber todavía quién ha ganado. “Contar todos los votos por correo puede llevar varios días, no lo sabemos porque no ha pasado nunca, pero es muy posible que no sepamos el resultado de las elecciones la misma noche electoral”, admite Mark J. Rozell, decano de la Schar School of Policy and Government en la Universidad George Mason.

Y teniendo en cuenta que los votantes que más usarán el correo serán los demócratas, “que tienden más a llevar mascarilla y buscar la seguridad ante el covid”, dice el decano, el escenario que se abre es uno que muy probablemente trae de cabeza al proprio Trump: “Es posible que a medida que se vayan escrutando los votos la noche electoral, los resultados muestren a Donald Trump ganando en todas partes, pero que esto sea porque sus seguidores son los que más han votado el mismo día de las elecciones, y después, a medida que se vaya recontando el voto por correo, su margen se vaya estrechando más y más y quizás acabe siendo derrotado por Joe Biden unos días después”, apunta Rozell en un programa virtual ofrecido por el Foreign Press Center (FPC) de los EE.UU..

Es en este probable escenario donde el equipo legal de Trump entraría en acción, y es por eso que Biden tiene preparado también desde hace días su propio grupo de abogados especializados. “Sería muy desestabilitzador para nuestro sistema que uno de los candidatos no reconozca los resultados, y sería especialmente problemático si es el presidente en el cargo quien lo hace”, admite el decano, que recuerda que el demócrata Al Gore, en 2000, aceptó inmediatamente la “controvertida decisión del Tribunal Supremo”, que por una mayoría justa de 5 a 4 ordenó en el estado de Florida que parara el segundo recuento y proclamó ganador a George W. Bush por solo 500 votos.

Ninguna duda

Al contrario que Holbrook y Stevens, los votantes que admitían haber apoyado a Biden a la salida de los colegios electorales de Arlington, Virgínia, aseguraban no tener ninguna duda de la fiabilidad del sistema de voto por correo. En las entrevistas de calle facilitadas por el programa virtual de la FPC, Jane Stanga apuntaba incluso que las facilidades de voto ofrecidas por el covid se tendrían que instaurar, puesto que “las elecciones siempre se hacen en martes, cuando mucha gente no puede participar”. De hecho, se espera que estas facilidades hagan crecer la participación, sobre todo entre minorías como latinos y afroamericanos, que acostumbran a votar menos y lo hacen mayoritariamente por los demócratas.

Aún así, Alexy Bustillo, que decía también haber votado por Biden, admitía que había evitado conscientemente la opción del voto por correo. “Quería estar seguro de que mi voto se cuenta”, alegaba, y añadía: “Para mí solo se trata de sacar al presidente del cargo. Siempre me pregunté cómo había llegado Hitler al poder, como los alemanes buenos apoyaron a una persona así, y ahora estamos viendo lo mismo en nuestro país, donde tenemos a supremacistes blancos y neonazis que se sienten cómodos expresándose abiertamente, y no creo que esto esté bien”.

Las posiciones están claramente polarizadas y solo las urnas resolverán la disputa -con permiso de los tribunales- el 3 de noviembre. O quizás unos días más tarde.

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