Una ordenanza municipal prohibe tener prisa

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Prohibido tener prisa

En la ciudad japonesa de Nagoya, el gobierno municipal ha establecido una nueva ordenanza que ha suscitado polémica: ha prohibido a los peatones subir a pie las escaleras mecánicas del metro para facilitar la movilidad de la gente. A partir de ahora les piden que, cuando suban, se mantengan quietos. Se están emitiendo anuncios de televisión y se han colgado rótulos en las estaciones de metro para que todo el mundo cumpla la normativa. De momento no multarán a las personas que no lo respeten, pero piden conciencia a la población como muestra de civismo. En Japón no es la primera vez que lo intentan. En 2021 la experiencia en la ciudad de Saitama fue fallida. En Londres, en el 2016, la estación de Holborn también prohibió que los pasajeros subieran a pie las escaleras mecánicas durante tres semanas de noviembre y demostraron la eficacia de esta medida con datos. Según documenta el diario The Guardian, si hasta entonces 12.745 personas circulaban cada hora por las escaleras mecánicas, con la nueva normativa la cifra subió hasta 16.220. Se redujo la congestión un 30%, pero fue un dolor de cabeza para la empresa. Los pasajeros malhumorados se rebelaban y exigían hacer uso del sistema tradicional: los quietos a la derecha y los que quieran subir deprisa por la mitad izquierda de la escalera. En Japón es al revés: el lado derecho queda reservado como carril para quienes tienen prisa.

La eficacia de este sistema radica en el uso completo de la escalera por parte del máximo de personas. Está calculado que tres cuartos de los pasajeros siempre se quedan quietos en una banda y que la cuarta parte restante prefiere hacer piernas y subir escalones. Por tanto, un 50% de la escala queda reservada a una minoría de usuarios. Con la nueva normativa, el 100% de personas pasarían a utilizar el 100% de la escalera, sin sufrir por el lado donde deben ponerse. Esto destruye uno de los grandes pilares del civismo en el transporte público. En muchas ciudades del mundo, la responsabilidad de dejar libre un lado de la escalera mecánica es casi un deber moral. El derecho de circular con rapidez por el carril rápido es sagrado y no respetarlo merece, como mínimo, un buen abucheo. Hay una veneración implícita de los usuarios que tienen prisa, que nada barrio su paso a su urgencia. Por eso, pedir ahora a los pasajeros que ocupen la superficie entera de los escalones es una transgresión que rompe con esquemas mentales asimilados durante muchos años. Y contener las emergencias de quienes quieren ir deprisa no es fácil. Pero se ha comprobado que la circulación rápida crea accidentes: empujones, desequilibrios, caídas, golpes con bolsas y maletas... Aunque la patente del invento de las escaleras mecánicas es anterior, las primeras escaleras mecánicas tal y como las conocemos ahora se instalaron en la estación de Holloway Road de Londres en 1906. Fue un hito tecnológico en beneficio de la comodidad en el transporte público. La normativa ha tendido a priorizar la circulación rápida de pasajeros por un lado. Pero después de 117 años usándolas, se insinúa la necesidad de un cambio. Ya se entiende que quien tiene prisa quiera circular rápido, pero al final gana unos escasos 15 o 20 segundos. La gran dificultad de este reto es dar a entender a la población que no se trata de priorizar las necesidades individuales sino el bien común. Y a estas alturas esto es una utopía.

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