El patinete eléctrico no es un juguete

Tener un Vehículo de Movilidad Personal implica su uso responsable

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La mayoría de los usuarios de los patinetes eléctricos son jóvenes que los usan para ir a los centros educativos o al trabajo

Pocos objetos han hecho un recorrido tan grande para trascender de un entretenimiento a un agente tan importante en el ámbito de la movilidad urbana como el patinete, y esto lo podremos comprobar estas fiestas mismas, puesto que, seguramente, los patinetes eléctricos serán uno de los regalos estrella por Navidad, especialmente entre los adolescentes.

Con la entrada en escena de la electrificación, los patinetes ya no son un juguete infantil, sino un Vehículo de Movilidad Personal (VMP) más, que exige su uso responsable, tanto para la seguridad de quien va encima como del resto de usuarios de la vía pública. Según Albert Batlle, teniente de alcalde de Prevención y Seguridad de Barcelona, “el año 2021 nos ha confirmado que los VMP forman parte del paisaje de la ciudad, pero también que hay un problema en la siniestralidad viaria”.

Los llamados crash test –análisis científicos que evalúan las consecuencias de un accidente– han demostrado que un choque de un coche a 50 km/h podría suponer para los ocupantes del vehículo que fueran sin cinturón el equivalente a caer de una altura de un cuarto piso. Si la velocidad fuera de 70, esto significaría hacerlo desde un séptimo. Y así progresivamente. Estas pruebas también nos demuestran que un peatón tiene un 10% de probabilidades de sobrevivir a un atropello que pase con un impacto de menos de 30 km/h. ¿Y por qué hablamos de estas cifras? Pues porque hoy podemos encontrar en el mercado patinetes que superan con creces esta velocidad, a pesar de que la normativa vigente la limita a 25 kilómetros por hora.

Más usuarios, más siniestros

En el primer semestre de este 2021, en Barcelona ha habido un incremento del 78% en los accidentes en los que estaba implicado algún patinete. Hemos pasado de los 187 accidentes que la Guardia Urbana detectó entre enero y junio de 2019 a los 334 en el mismo plazo de este año. De los ocho muertos que durante este tiempo ha habido en accidentes de tráfico en la capital catalana, dos eran conductores de patinetes. A pesar de que los VMP todavía suponen solo un 1%, y un 0,85% en el caso de los patinetes, de los desplazamientos en Barcelona, ya protagonizan un 5% de los accidentes que pasan en las calles.

Muchos jóvenes se inician en la movilidad rodada encima de un patinete eléctrico.

De la misma manera que para varias generaciones el ciclomotor –que prácticamente ha desaparecido de la circulación, sustituido por los escúteres de cilindrada superior– supuso la puerta de acceso a la movilidad rodada, un tipo de escuela de conducción fundamental para aprender el abecedario de la seguridad viaria, hoy el patinete se ha convertido en el sustituto ideal de aquel práctico vehículo para iniciarse en el mundo de la movilidad a partir de los 16 años, que es la edad mínima legal para conducir estos VMP eléctricos.

Moverse no es un juego

A la vista de la alta siniestralidad, y de los problemas de convivencia ciudadana que suelen provocar, actualmente los patinetes que llenan las ciudades tienen poco que ver con aquellos juguetes que impulsábamos cuando éramos pequeños con el impulso que cogíamos empujando con el pie. Un patinete ya no es un juguete, sino un sistema de transporte más, y por lo tanto susceptible de ayudarnos en nuestros desplazamientos, pero también sometido a los riesgos de circular a una velocidad superior a la de los peatones... e inferior a la del resto de vehículos. La reforma de la nueva ley de tránsito aprobada por el consejo de ministros recientemente hace obligatorio el uso del casco a los conductores de patinetes eléctricos, y confirma la prohibición de circular por las aceras. Todavía hay algunos aspectos de esta normativa que se tienen que definir más, empezando por la fecha de aplicación de las medidas nuevas. Para Jorge Ortega, coordinador de un estudio de choque hecho por la Fundación Mapfre en su centro de experimentación y seguridad viaria de Ávila, “las partes de la cabeza no protegidas por un casco, como la cara, son las que más daños sufren en los accidentes. Por eso un tercio de los afectados en estos siniestros sufren traumatismos craneoencefálicos que requieren ingresos urgentes en las UCI”.

¿Ignorancia o negligencia?

Recientemente el RACC ha hecho un estudio muy exhaustivo (600 encuestas y 3.000 observaciones) que revela que los usuarios de los VMP –sobre todo de los patinetes– desconocen la mayoría de los aspectos básicos de la normativa para poder circular. El 94% superan los 10 km/h de velocidad máxima cuando circulan por los carriles bici situados en las aceras, y un 97%, los 25 km/h marcados en las calzadas. Cuando no tienen un carril habilitado, el 43% circula por la acera, y solo un 41% lo hace por la calzada. Un 24% utiliza el teléfono móvil y un 45% lleva auriculares. E incluso un 29% reconoce que circula en dirección contraria. Ante estos datos, Alba Rey, del área de movilidad del RACC, comenta: “Hay que fomentar el conocimiento de la normativa de uso en la ciudad, y de la general de circulación. Habría que añadir señalización específica para ayudar a los usuarios, y exigir una formación obligatoria para poder usarlos por la ciudad”. Una tarea que tendría que empezar también en casa, antes de plantearnos la compra de un patinete para nuestros hijos e hijas.

Una oportunidad única de formación

La mayoría de los usuarios de los patinetes eléctricos son jóvenes que los usan (en un 52%) para ir a los centros educativos o al trabajo. Un 56% hace menos de un año que los utiliza, según la encuesta del RACC, y un 40% ha accedido como antiguos usuarios del transporte público. Por lo tanto, la mayoría no tienen mucha experiencia en la circulación con vehículos por las ciudades. Un argumento que "refuerza la necesidad de tener una mínima formación previa”, destaca Alba Rey.

A pesar de que la edad mínima para llevar patinete en las ciudades la definen las diferentes normativas municipales, a escala general queda claro que no se puede usar antes de los 16 años. A pesar de esto, una instrucción previa en las escuelas y la creación de parques de educación viaria en los municipios son actividades de puesta en marcha imprescindible y urgente para impartir conocimientos incluso antes de la edad reglamentaria. Acciones que son compatibles con iniciativas privadas, como la de Spin –la compañía de micromobilidad de Ford dedicada al alquiler de patinetes compartidos en Europa y los Estados Unidos–, que ha puesto en marcha en colaboración con el RACC la primera academia de formación de conducción de patinetes –Spin Scooter Academy by RACC– para fomentar una movilidad urbana más segura, sostenible y ágil.

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