La percepción de inseguridad en Barcelona se enquista

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La encuesta de servicios municipales de Barcelona del 2024 demuestra que la percepción de inseguridad se ha disparado en los últimos años, hasta consolidarse como la principal preocupación de los barceloneses, con un 27,7%, por encima de el acceso a la vivienda, con un 12,3%; y la limpieza, con un 9,3%. Estas cifras coinciden precisamente con datos recientes de los Mossos que demuestran que los delitos han descendido un 7% de media en los últimos meses en la capital catalana, y en casos como los delitos contra el patrimonio la bajada ha sido del 10%. Esto significa que el crecimiento de la sensación de inseguridad no tiene como causa un aumento paralelo de la delincuencia, ya que al hablar de percepciones influyen otros factores como el tratamiento de los medios de este fenómeno y la difusión noticias virales, que a veces son falsas y se utilizan con fines políticos (por ejemplo para exacerbar el discurso antiinmigración).

Sin embargo, es una evidencia de que Barcelona tiene un problema con la inseguridad si sus habitantes la identifican como el principal problema desde 2019, cuando llegó al 17,1%, y más teniendo en cuenta que hace 10 años , en 2014, esta cuestión ocupaba el segundo puesto con un 9,7%, a mucha distancia del paro, que en ese momento postcrisis preocupaba a un 22% de la población. La delincuencia tiene, además, un efecto directo sobre la imagen de la ciudad, que aparece dibujada como foco de inseguridad aunque las cifras oficiales no abonen esta tesis. Es evidente que las dificultades para combatir un fenómeno como la multirreincidencia en los pequeños hurtos ha ido escalando en la percepción ciudadana en los últimos años hasta enquistarse.

Ante esto, las autoridades deben realizar un diagnóstico esmerado sobre la realidad delincuencial y actuar allí donde pueden ser más efectivos. Ciutat Vella es el distrito que concentra tanto los problemas derivados de la turistificación como de la pequeña delincuencia que ve en los visitantes a unas víctimas especialmente fáciles. Hasta un 42,8% de los habitantes de este distrito sitúan la inseguridad como su principal problema. En cambio, en Gràcia este porcentaje desciende hasta el 8%. A pesar de ser una ciudad en general segura (la ratio de homicidios, por ejemplo, es baja), demasiados barceloneses han sido víctimas de robos en lugares públicos como la calle o el metro, o conocen a alguien que ha sido víctima o n han presenciado alguno. La imagen de la policía persiguiendo a ladrones en el centro de la ciudad es bastante habitual, y seguramente tiene que ver con la bajada que se ha registrado en los últimos meses.

Todo ello representa un panorama complicado de gestionar para los poderes públicos, que deben luchar no sólo contra la delincuencia sino contra aquellos que están interesados ​​en difundir una imagen de Barcelona como ciudad insegura, donde no se puede pasear por la calle. Y en ocasiones es más difícil luchar contra sensaciones, que son especialmente manipulables, que contra realidades. Sin embargo, la principal prioridad debe ser luchar contra la realidad delincuencial (sin olvidar su vertiente social) y en segundo lugar contra los relatos interesados.

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