La sanaügina con voz en la Sagrada Família

La sanaügina con raíces urgelenses Maria Garganté vive y trabaja en la ciudad sin desarraigar de la Segarra, donde intenta regresar semanalmente. Experta del Barroco catalán, cuanto más pasan los años más claro tiene el peso de los orígenes en la construcción de la persona. De pequeña, observaba las piedras viejas de su paisaje, subía al castillo que encarama el techo del pueblo, visitaba pequeñas iglesias, jugaba con las amigas en algún yacimiento arqueológico, escenario de su cotidianidad.

Doctora en historia del arte, antropóloga y profesora titular en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Facultad Antoni Gaudí, hoy es la única leridana con voz en el proceso constructivo de la Sagrada Familia como miembro de la Comisión Artística Asesora de la basílica. Una de las responsabilidades de este órgano es proponer a los artistas adecuados para imprimir su sello en este símbolo del país. Es consciente de que la Sagrada Família "siempre despertará debate en Catalunya", pero la aureola del proyecto magno de Gaudí va más allá. De cara a la futura fachada de la Gloria, debe ser al menos estimulante participar en el adicionamiento del "edificio más icónico hoy en día en construcción en el mundo". No obvia que "el arte religioso y el arte contemporáneo a menudo cuestan de encajar". "Puede ser una oportunidad ganada o perdida y, por tanto, es un reto apasionante", dice.

Formada también en estudios de género, estos días Maria Garganté aparece en páginas y pantallas bajo el título Mujeres de palabra. Es el nombre que escogió para la exposición que comisaría hasta el 25 de mayo en el Museu Frederic Marès de Barcelona. En ella aborda el uso de la palabra desde un universo femenino y desde la época moderna hasta la contemporaneidad. Los tres ejes de la exposición son la necesidad de elaborar una genealogía de autoras que reivindican su labor intelectual, la recuperación de la figura de santa Ana enseñando a leer a la Virgen María para subrayar la transmisión materna de un orden simbólico y la visibilización del descrédito y la ocultación que históricamente ha sufrido la palabra femenina.

Con la lupa de la perspectiva de género cuestionando los relatos de los museos, ella es del parecer que en la historia del arte no todo se acaba con la figura de la mujer artista. "También hemos tenido otras formas de estar: hemos sido promotoras, mecenas, catalizadoras para que algunas obras se hayan podido hacer", dice la profesora. Asimismo, reivindica la presencia de las mujeres en otros ámbitos, como la crítica de arte, donde todavía son minoría.

Si le pregunta por los mejores museos de las comarcas de Lleida, no espere una respuesta inequívoca. De la mayoría exalta la "tarea inmensa que desarrollan en condiciones precarias". Es una gran defensora de los museos en clave comarcal y de especialización: el Ecomuseo de los Valles de Àneu, el Museo de Guissona, la Fortaleza de los Vilares de Arbeca, el Museo de Solsona, la Casa-Museo Duran y Sanpere de Cervera, el Morera de Lleida... son algunos de los espacios impregnados del entusiasmo de esta sabia segarrenca.