Balance del cuarto de siglo

El siglo XXI ha cambiado nuestro mundo

La inteligencia artificial, espolón de la inteligencia humana
01/01/2025
3 min

En 1976, el cineasta suizo Alain Tanner tituló una de sus películas más icónicas Jonás, que cumplirá 25 años en el 2000. Jonás del título ahora haría 50 y habría pasado buena parte de su vida en un siglo, el XXI, que entonces parecía muy lejano y lleno de posibilidades. Como Jonás, casi tres cuartas parte de la población catalana nació el siglo pasado y la media de edad, los 43,5 años según IDESCAT, muestra que la inmensa mayoría crecieron con el imaginario del siglo XX. Esto, quizás, puede hacer pensar que el XXI es una continuación del siglo anterior y que no han ocurrido cosas tan significativas como las que nos parece que marcaron el XX. El ejercicio realizado hoy en la redacción con el dossier sobre los hechos más relevantes de este primer cuarto de siglo demuestra hasta qué punto está equivocada esta percepción.

El siglo XXI nos ha transformado por completo. Nada ya es como era, aunque hay muchas cosas del presente que, como es lógico, tienen su origen en el siglo pasado. Es el caso, por ejemplo, del conflicto entre Israel y Palestina, que está ahora más vivo que nunca pero que tiene su origen a mediados del siglo pasado y ha sido también uno de los elementos que configuran el sustrato del terrorismo yihadista que ha caracterizado este inicio de siglo XXI. Los atentados islamistas que ha habido en Nueva York, París o Barcelona, ​​entre otras muchas ciudades europeas, africanas o asiáticas, han provocado una percepción de inseguridad y de miedo generalizado que ha tenido como reacción un mayor control de la población y también intervenciones militares occidentales en países como Irak o Afganistán con finales no deseados que han dado alas a las fuerzas que se pretendía neutralizar. No tenemos un balance de mucha más democracia en el mundo, más bien lo contrario, pese a los distintos intentos de revuelta popular que se han ido sucediendo. También hemos tenido más desastres naturales que nunca, desde el terremoto de Fukushima a la DANA de Valencia, y algunos, especialmente los grandes incendios e inundaciones, relacionados con un cambio climático que es ya una realidad que resulta difícil de negar incluso por los muchos negacionistas que están cerca del poder.

Sin embargo, lo que seguramente ha marcado este primer cuarto de siglo no tiene que ver directamente con guerras, desastres o eventos políticos o históricos. Lo que marca la gran diferencia con el pasado siglo han sido dos hechos de raíz científica.

Por un lado, la digitalización masiva del mundo. Hoy ya es normal ir siempre con un ordenador superpotente en el bolsillo –lo llamamos móvil, y el primer iPhone es del 2007–, y algunas redes sociales que nos han marcado incluso ya se han quedado obsoletas en relación a las más nuevas . Las redes sociales, la inteligencia artificial, la robótica... la expansión del mundo virtual en todos los ámbitos, en definitiva, ha cambiado por completo la forma que nos relacionamos entre nosotros y con el mundo. Por otro, la revolución de los estudios genéticos. Desde que en 2003 se completó el genoma humano no han dejado de salir nuevos estudios y aplicaciones que han permitido conocer mejor al ser humano y también aplicar este conocimiento al cuidado de enfermedades. También, a través de la edición genética se han podido manipular y mejorar alimentos e incluso se ha llegado a atravesar la línea roja de la edición de genes humanos. El futuro próximo, pues, dependerá seguramente más de estos dos hechos, los avances genéticos y la IA, que de lo que puedan decidir los políticos de turno.

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