Temor a la gota (fría) que colme el vaso
Los estragos causados por la DANA ponen en alerta a los municipios con zonas inundables
La DANA del País Valencià ha concienciado de los peligros de las riadas y el incremento de lluvias torrenciales a causa del cambio climático. Algunos municipios gerundenses han puesto manos a la obra para minimizar riesgos y en otros surgen voces que reclaman cambios en la política urbanística.
Girona, bautizada como la ciudad de los cuatro ríos, ha sufrido grandes inundaciones a lo largo de su historia, como la del año 1962, y vive bajo la amenaza latente de nuevos episodios en casos de lluvias torrenciales, que se prevén cada vez más frecuentes, o por crecimientos repentinos de los caudales de los ríos, especialmente el Ter y el Onyar, con un peligro que se haría realidad si los pantanos estuvieran tan llenos que hubiera que abrir compuertas y soltar agua río abajo. El último episodio de aguaceros en la ciudad se vivió con el temporal Gloria, que ocasionó desperfectos considerables en diversas zonas, entre ellas Sant Ponç, y un crecimiento alarmante del río Onyar a su paso por el Barri Vell, donde estuvo a un palmo de desbordar. Los vecinos de las pintorescas casas que dan al Onyar estuvieron días con el alma en el corazón mientras el nivel del agua iba subiendo y se mantuvieron a la espera de recibir orden de desalojo, aunque finalmente no se tuvieron que dar.
Para la catedrática de geografía humana de la Universidad de Girona Anna Ribas, el río Onyar es el que genera mayor riesgo en la ciudad, ya que está "encajonado" y, en caso de una gran crecida muy repentina del caudal , no podría tragar el agua y el desbordamiento sería inevitable. La plataforma que se construyó sobre el Onyar para realizar la actual plaza Catalunya incrementaría el peligro en caso de crecida repentina del río, según Ribas, que recuerda que durante los aguaceros del año 1970 el río sobrepasó el nivel de la plataforma y la plaza se inundó.
Otros puntos "críticos" de la ciudad en caso de inundaciones son la isleta donde confluyen el Ter y el Onyar, en la zona de Pedret; los entornos de la Creueta, donde se encuentra el Parque Tecnológico de la Universidad de Girona, y el barrio del Pont Major.
A pesar del evidente riesgo de inundación por desbordamiento de los ríos, Ribas sostiene que no se pueden menospreciar los aguaceros causados por las lluvias torrenciales. "El cambio climático hará cada vez más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias fuertes que pueden ir acompañadas de piedra y que pueden provocar acumulaciones de agua que las alcantarillas no podrán absorber", indica Ribas.
La catedrática de Geografía Humana sostiene que en el último episodio de aguaceros, en 2020, las administraciones actuaron con celeridad y se pudieron minimizar las consecuencias del temporal para la población, cuando el Ter se desbordó y las aguas acabaron sobresaliendo en la parte final del barrio del Pont Major y en el de Pedret, en las zonas más cercanas al cauces. Tuvo que cortarse la carretera de Palamós, que quedó levemente negada en algunos puntos, y el agua llegó también a algunas casas y bajos, pero sin causar grandes desperfectos y dando tiempo suficiente para savar personas y objetos. La psicosis de una posible subida de aguas hizo que, como es tradicional en Girona, muchos comercios levantaran paredes de ladrillos en las entradas.
El Ayuntamiento reaccionó deprisa y habilitó el Pabellón Municipal de Palau y previó también habilitar el Centro Cívico del Barri Vell, en caso de tener que realojar a nadie, algo que finalmente no fue necesario. Se movilizaron a voluntarios de Protección Civil que estuvieron pendientes toda la noche para ayudar en la acogida de los posibles realojados.
Asumir el riesgo de vivir en una zona inundable
La posibilidad de crecidas del Ter está muy viva entre los vecinos de los barrios de Pedret y el Pont Major, sobre todo entre los vecinos que más recientemente han reformado casas, ya que se ven obligados a firmar una declaración responsable por riesgo de inundación del Agencia Catalana del Agua. Este documento quiere garantizar, según advierte en su redacción, que “los promotores, y consecuentemente los posibles afectados, conocen el riesgo de inundación al que están sometidas las actuaciones y sus posteriores usos y que expresamente asuman ese riesgo, independientemente de las indemnizaciones a las que tengan derecho los titulares de bienes asegurados en los términos establecidos por el Consorcio de Compensación de Seguros por este riesgo extraordinario, y de los ayudas que excepcionalmente las administraciones puedan establecer en situación de emergencia o evento catastrófico”.
Una obra "imprudente" en Sant Feliu de Guíxols
En Sant Feliu de Guíxols, que figura entre los casi 300 municipios de Catalunya que no tienen vigente el obligatorio plan de protección frente a posibles inundaciones, se están realizando desde hace meses obras de cubrimiento de la riera de Sant Amanç, una actuación que ha hecho levantar voces en contra de vecinos de la zona y de ecologistas como Santiago Vilanova, con residencia en la población bajo ampurdanesa. Vilanova vive más arriba de la zona donde se cubre la riera, pero transita a menudo y considera del todo "imprudente" esta obra, que atribuye a intereses urbanísticos. Sant Amanç es una de las rieras que bajan hasta Sant Feliu desde el macizo de Cadiretes y, según los naturalistas, podría provocar inundaciones en el municipio en caso de una gota fría. Vilanova sostiene que los efectos de una riada podrían evitarse o se podrían minimizar si en lugar de cubrir las rieras con hormigón o entubarlas, se optase por respetar su curso al aire libre y sus condiciones geomorfológicas y , en las partes más altas, se impulsara su restauración ecológica y paisajística, que permitiría una mejor absorción del agua en caso de riadas y una minimización de los riesgos aguas abajo.
"Como Sant Feliu de Guíxols, muchos municipios, en lugar de aplicar planes estratégicos de renaturalización y adaptación al cambio climático, sacan adelante planes urbanísticos que no prevén o dan la mínima importancia a los riesgos que amenazan las zonas inundables de sus municipios ", lamenta Santiago Vilanova, que es consultor ambiental y autor del libro Emergencia climática en Cataluña. Revolución o colapso (Ediciones 62), en el que dedica un capítulo a esta cuestión. Vilanova lamenta que la ACA siga dando permiso para obras de cubrimiento de rieras y pide una moratoria de este tipo de obras en zonas inundables. También reclama que a la hora de tomar decisiones sobre urbanismo o de lucha contra el cambio climático, las administraciones "escuchen más a los ecólogos y la ciudadanía".
Cadaqués: una riera que hace de parking
En Cadaqués, los vecinos y propietarios de establecimientos que viven en la zona baja de la riera, que desemboca en la playa Gran por debajo de un puente y que habitualmente se utiliza como calle por la que se puede transitar y aparcar vehículos, todavía tienen viva la imagen dantesca de coches hacinados bajo el puente y actuando como un tapón que impidió desaguar el agua que bajaba con furia y que acabó inundando las casas y los establecimientos comerciales más cercanos a la playa Aunque son pocos los vecinos que quieren hablar de ello, algunos recuerdan que no es la primera vez que se produce una situación similar. establecimiento Es Fornet, lo han vivido por primera vez y lo atribuyen a que en Cadaqués "no hay suficientes plazas de aparcamiento y muchos vehículos acaban estacionando en la calle de la Riera". avenida de la riera, que se produjo al descargar una intensa lluvia de hasta 120 l/m2, no causó daños personales, pero sí importantes desperfectos en casas y comercios. En Es Fornet, según David, los daños materiales se calculan en unos 15.000 euros. El Ayuntamiento sostiene que los vecinos ya saben que es zona inundable y asegura que, dadas las previsiones meteorológicas para esa noche, el consistorio encendió los semáforos para avisar de la prohibición de estacionar en la riera, además de poner conos por impedir el paso de los vehículos. Sin embargo, se estacionaron igualmente. Cadaqués es uno de los municipios considerados por Protección Civil con un riesgo "alto" de inundaciones, pero, según la última actualización del 24 de octubre, todavía no tiene el plan de emergencia actualizado para hacerle frente.
Los riesgos del nuevo Hospital Trueta
Las inundaciones causadas por la DANA han puesto también sobre la mesa el posible riesgo de crecidas en la zona donde está previsto construir el nuevo hub de salud, con el Hospital Josep Trueta y las Facultades de Enfermería y Medicina de la Universidad de Girona, entre otros equipamientos. Es uno de los grandes proyectos tractor de las comarcas gerundenses y ya sólo elegir su ubicación ha costado años e innumerables batallas políticas. Los terrenos se encuentran entre los municipios de Salt y Gerona. La documentación inicial de este proyecto ya recoge ese peligro latente de inundaciones, pero en un lapso de 500 años. El terreno con mayor riesgo, que toca tangencialmente el proyecto por el lado sureste, es el más cercano a la riera de Masrocs, que en caso de una crecida se podría desbordar y verter sus aguas en los terrenos de los alrededores. Este riesgo potencial se concentra en la parte del proyecto que corresponde al término municipal de Gerona. Pero en Gerona, la ciudad de los cuatro ríos, no es excepcional la amenaza de las aguas. De hecho, Protecció Civil estima que Girona es uno de los municipios con más habitantes que viven en zonas inundables, aproximadamente unas 20.000 personas. Mientras en Cataluña la media de población en zonas inundables sería de un 9%, en Girona llegaría hasta el 20%. Su consistorio ya ha advertido que las modificaciones urbanísticas aprobadas para acoger el complejo de salud tienen en cuenta todas las características del terreno, por lo que se optará por dos soluciones para minimizar posibles riesgos: una balsa de laminación que en caso de avenida ayude a contener y almacenar el agua y una construcción en cota elevada que supere el nivel al que podrían llegar las aguas. Así pues, el riesgo de inundaciones en una parte de los terrenos no será un obstáculo para que el proyecto salga adelante. La Generalitat ha sacado a concurso hace pocas semanas la redacción del proyecto arquitectónico y de ingeniería y la dirección de obra de arquitectura e ingeniería por importe de 25,37 millones de euros. Los más optimistas no creen que pueda ser una realidad antes de 2032.