Denuncia sonada

Tres bailarinas de Lizzo denuncian acoso sexual, racial y religioso

La abanderada de la libertad sexual y defensora de los cuerpos no normativos protagoniza un incidente en un local erótico de Ámsterdam

Lizzo, cantante, compositora, actriz y ganadora de varios premios Grammy.
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BarcelonaLa cantante Lizzo se enfrenta a la acusación de tres bailarinas de su equipo por haberlas incitado a participar en un espectáculo de sexo en vivo. Los hechos ocurrieron en el Distrito Rojo de Ámsterdam, donde Arianna Davis, Crystal Williams y Noelle Rodriguez fueron víctimas de acoso sexual. Las denunciantes narran además una amplia gama de irregularidades legales del artista y de la empresa musical Big Grrrl Big Touring Inc., que incluyen discriminación racial y religiosa.

Davis, Williams y Rodriguez han explicado que la cantante las llevó a un show erótico y que, momentos después, las presionó para que ellas también formaran parte. "Lizzo empezó a invitar a miembros del público a tomar turnos para tocar a las artistas desnudas", afirma la demanda interpuesta en los juzgados de Los Ángeles. La rapera expresó distintas fantasías que tenía, con el ánimo de que sus bailarinas las satisfaran, con la participación de las trabajadoras sexuales del local. Davis fue quien se llevó la peor parte. Según el relato de la demanda, Lizzo alentó al público para que reclamaran a la bailarina que tocara los senos de una de las mujeres desnudas que actuaban en el club. Davis acabó cediendo a la coerción para "poner fin a toda la expectación".

El incidente ha hecho emerger que Davis ya había recibido otros tipos de acoso público. Concretamente, y aunque "nunca lo declaró explícitamente", Lizzo insinuaba a menudo que Davis "tendría que explicar su aumento de peso y revelar los detalles íntimos sobre su vida si quería mantener el trabajo". Las acusaciones han sorprendido especialmente por el hecho de que la cantante de Truth hurts es una de las referentes en la lucha contra el body shaming y es una de las pocas estrellas musicales con obesidad. De hecho, algunas de sus canciones abogan por el rechazo a los cánones de belleza impuestos y a favor de la lucha por la libertad sexual y personal.

La jefa de bailarinas, también bajo la lupa

A la capitana del equipo de baile, Shirlene Quigley, también se le acusa de imponer sus creencias religiosas y de indagar en la intimidad de las profesionales del equipo con preguntas sobre su virginidad. Así, señaló a una de las bailarinas como "no creyente" y la obligó a "predicar" y a participar en las oraciones de grupo. Por otra parte, Big Grrrl Big Touring "trató a las integrantes negras del cuerpo de baile de manera diferente a las demás integrantes", acusándolas de ser "flojas, poco profesionales y de malas actitudes", quejas que no dirigieron nunca "contra las bailarinas que no son negras".

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