Crisis Climática

"Sabemos dónde vivimos... y estamos encantados del pueblo"

Los vecinos de la Pobla de Mafumet tienen las tres industrias que más contaminan de Cataluña

4 min
La puebla de Mafumet, con el sector químico al fondo

La Pobla de MafumetA los vecinos de La Pobla de Mafumet (Tarragonès) nadie debe explicarles nada. Todos han trabajado en la Petroquímica o tienen familia que lo ha hecho. Conocen perfectamente los riesgos de vivir junto a la industria que más produce y más contamina de Cataluña pero también conocen sus ventajas. “Mi padre llegó de un pequeño pueblo de Extremadura y al poco tiempo trabajó en la refinería, donde permaneció hasta que se jubiló”, explica Joan Ignasi Llerena, vecino el pueblo que trabaja en un taller. Al principio vivían en un piso, pero las cosas fueron bien y ahora ya tienen una casa. Desde el fabuloso parque infantil donde están jugando sus hijos, Maria y Thiago, hasta la industria petroquímica hay un kilómetro a lo sumo. "Mi padre siempre dice que si un día peta, no tendremos tiempo ni de coger las cosas... pero hay muchas medidas de seguridad", dice tranquilo. "Sabemos dónde vivimos y estamos encantados del pueblo", concluye.

Su cuñada, Natalia Fernández, también vive en el pueblo “de toda la vida”. Está estudiando un ciclo superior de Educación y la mitad del coste lo asume el ayuntamiento. "La escuela también la pagan toda y los libros...", dice. Y esto no es nada. “Cada año por 120 euros vamos a Andorra a esquiar. Hay una cola para apuntarse... Con ese precio entra el transporte, dos noches en un hotel de cuatro estrellas, media pensión y el forfait”, explica. Con estas condiciones, se llenan cuatro autocares cada año. Entre otras ayudas, el Ayuntamiento también premia económicamente a los alumnos que han sacado mejor nota en primaria, secundaria, bachillerato y universidad o ciclos superiores. A diferencia de la inmensa mayoría de ayuntamientos de todas partes, en La Pobla de Mafumet no hacen mucha promoción de todas las ayudas que dan, para no provocar un cariño llamamiento. “Hay quien piensa que no pagamos ni luz, ni agua”, bromea una vecina.

De los 11 concejales que están en juego en este pueblo de 4.000 habitantes, en las elecciones municipales de 2023 nueve fueron para Unidos con Sardà por la Pobla, que es el partido del alcalde, Joan Maria Sardà. Es el alcalde desde el año 1995. “Hay un acuerdo entre la Pobla y la empresa química: nosotros les apoyamos y ellos avanzan continuamente en seguridad y medidas medioambientales”, explica el alcalde, y concluye que “el balance es positivo”.

Un rincón del pueblo antiguo.
La zona del complejo deportivo del pueblo

Controles del aire

En buena parte, Sardà se refiere al Observatorio de la Calidad del Aire que en 2018 impulsó Repsol y del que forman parte la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT), el Instituto Cerdà y la Universidad Rovira y Virgilio (URV). El objetivo de este observatorio es evaluar las inmisiones (lo que respira una persona) de compuestos orgánicos volátiles (COV) en el Camp de Tarragona. En total se encuentran instalados 22 puntos de muestreo en 11 municipios que analizan la presencia de 75 COV que emite la industria. Uno de los más peligrosos y el único regulado por la ley es el benceno. "Se ha comprobado que el valor medio anual en las diferentes poblaciones durante 2023 no supera el valor de media anual de 1,5 μg/m3, muy por debajo del valor recomendado de 5 μg/m3", describía en el informe anual al director del estudio y catedrático de química analítica de la URV, Francesc Borrull. Según estos datos, las inmisiones de benceno en la Pobla de Mafumet (0,90 μg/m3) son casi idénticas que las de Barcelona (0,89 μg/m3). En cuanto a los COV, los sensores han detectado concentraciones muy elevadas en la Universidad Laboral (82,4 μg/m3) y La Pineda (58,1 μg/m3), entre otros puntos del Camp de Tarragona. En este valor, Barcelona (44,4 μg/m3) supera ampliamente los COV registrados en La Pobla (24,6 μg/m3).

"Es legal, pero tóxico"

El portavoz de la entidad Cel Net, Adrià Pallejà, conoce perfectamente estos datos y no los pone en duda, pero tiene clarísimo que quien debe hacer este trabajo es la administración pública y no las empresas que emiten estos compuestos. "El observatorio no es un actor válido", dice, y critica que algunos valores "son legales, pero tóxicos". Según denuncia, "las muestras son correctas, pero la interpretación de los datos no es científica". Y pone un ejemplo: "Siempre hacen la comparación con Barcelona y el área metropolitana, pero es que allí son más de tres millones de personas y aquí somos 200.000", dice, en alusión a todo el Camp de Tarragona. También denuncia que el observatorio no analiza la presencia de algunos componentes muy tóxicos, como el óxido de etileno.

Uno de los compuestos que más preocupaban es el 1,3 butadieno, que se evaluó de manera continua el pasado 2023. Este compuesto, que se desprende por la combustión de los vehículos y por la actividad industrial, no está regulado por ley y se utiliza el mismo criterio que aplica el ministerio de Medio Ambiente de Ontario (Canadá) y que fija un valor máximo de 2 µg/m3 de media anual. Según los datos del observatorio, el valor medio de las inmisiones de 1,3 butadieno durante el 2023 fue inferior a este tope, aunque en algunos puntos existen valores preocupantes, como en la Universidad Laboral (1,73 µg/m3), el Morell (1,67 µg/m3) o Constantino (1,62 µg/m3). Además, en el 1% de los 17.000 registros detectaron encajes que superaban los valores límites de referencia, que se sitúan en los 20 µg/m3. De hecho, se llegaron a captar algunos episodios superiores a 100 µg/m³, con un pico máximo de casi 200 µg/m³ a finales de marzo del pasado año. En la Pobla de Mafumet, los valores de 1,3 butadieno son más de cuatro veces superiores a los de Barcelona.

stats